Me cuenta un lector una peculiarísima misa en Santander. Me da incluso el nombre del sacerdote que la celebró que de momento omito. No voy a decir que sería bueno que el obispo se enterara de que esas cosas ocurren en su diócesis porque seguro que lo sabe. Y si no se entera, ¿qué hace de obispo?
Por cosas así el anterior obispo está en Huelva. Bueno sería que el actual tomara nota. No de esas misas, que no me cabe duda conoce, sino del traslado.
Así ha sido la misa:
Primeramente el sacerdote indicó a los fieles que se sentaran y que en "su" Misa permenecieran así todo el rato, sentados para estar más cómodos y porque Jesús en la última cena estaba sentado... No hubo lecturas; se pasó directamente al Evangelio, la predicación fue totalmente chabacana y populista. Ni prefacio, ni canon de la Misa, ni plegaria..., las palabras de la consagración, inventadas, la paz un recreo de la Misa de abrazos y excesos... Finalmente en el momento de la Sagrada Comunión indicó que todos pasaran a comulgar pues la "Eucaristía nos perdona todos los pecados".
Y ya sé que el malo soy yo por protestar de estos hechos y no el cura por cometerlos ni el obispo por consentirlos. El daño al pueblo de Dios y la profanación de la Eucaristía al parecer les trae al fresco. A mí no.