¿Reconocéis a los religiosos de hoy en estas palabras de León XIII.
"Hay gran multitud de indigentes, de infelices, de criaturas desamparadas, en cuyo auxilio promovéis vosotros, con inteligencia y caridad admirable, instituciones bienhechoras. Hay padres de familia que antes vivían tranquilos sobre la educación religiosa y moral de sus hijos, confiados a vuestra solicitud, precisamente en unos tiempos en que es acaso más necesario que nunca una educación sana y vigorosa, fecunda en virtudes sólidas. Hay sacerdotes que tienen en vosotros óptimos auxiliares en sus graves y laboriosos ministerios. Hay hombres de todas clases y condiciones que en tiempos de tanta corrupción como los nuestros, buscan dirección y estímulo para obrar bien en vuestros consejos, confirmados con la autoridad de vuestro ejemplo. Hay, principalmente, sagrados pastores que os honran con su confianza, que os reputan expertos maestros del clero adolescente y reconocen en vosotros los amigos verdaderos de los hermanos y del pueblo, por quienes ofrecéis a la clemencia divina plegarias y expiaciones incesantes".
Y concluye el Papa: "ahora bástenos encomiar el singular ardor que los hace tan prontos y obsequiosos, no ya sólo a las órdenes, sino a los deseos del Vicario de Jesucristo, cualquiera que sea la obra de cristiana y civil utilidad que haya de emprenderse, aun en los lugares más inhospitalarios y aun a costa de infinitos trabajos y de la misma vida".
León XIII proclamaba una realidad evidente para el pueblo católico. Así eran, en su inmensa mayoría, los religiosos del siglo XX que nacía. ¿Y hoy?
Puede ser que yo esté muy ciego pero a muchos de los que hoy pululan por la contestación no les encuentro el menor parecido con los que el Papa retrataba. Por supuesto que gracias a Dios todavía quedan algunos como aquellos pero de no pocos no se advierte el menor parecido.