Por fin aparece el cardenal Martínez Sistach. Ya era hora.
Sr. Francisco José Fernández de la Cigoña
Blog Periodista Digital
Muy señor mío:
Con fecha 13/06/09 usted ha calificado de hipócrita en su blog a nuestro Cardenal Arzobispo porque ?para decirlo con las palabras de usted- "mantiene en su cargo a uno de sus sacerdotes que, según manifestó públicamente, dedicaba sus dineros a pagar abortos". Y concluye usted que "mientras mantenga a ese cura o, por lo menos, no le desautorice públicamente, reparando el escándalo que causó, no puede hablar del aborto".
A este respecto, puedo informarle que el sacerdote en cuestión compareció en el despacho del Sr. Cardenal y manifestó lo siguiente: "Las ayudas que la Fundación por mi constituida distribuye son para solventar las necesidades de personas y familias que se encuentran en situaciones de miseria y pobreza, para que puedan comer, pagar alquileres de la vivienda, vestirse, aliviar la vida de algunos presos, etc, pero no para pagar abortos".
Le agradeceríamos mucho que quiera actuar en consecuencias con estas declaraciones hechas bajo juramento de decir la verdad, respetando así el derecho a la buena fama y a no ser acusados injustamente tanto el Sr. Cardenal como el sacerdote en cuestión.
Con respetuoso saludo,
Jordi Piquer Quintana
Delegado de Medios de Comunicación Social.
Arzobispado de Barcelona
Nunca es tarde si la dicha es buena. Voy a hacer una lectura del comunicado del arzobispado. Ante las increíbles declaraciones del sacerdote Manel Pousa el cardenal le hizo llamar a su despacho. Y allí, bajo juramento, declaró que no había pagado abortos.
De donde podemos deducir que el cura dijo verdad o mintió al cardenal. Si dijo verdad mintió ante la prensa queriéndose apuntar como un mérito, increíble, el haber pagado abortos.
El cardenal, convencido bajo juramento, que no tenía un cura que había pagado abortos, le mantuvo en su puesto. Pero, hasta hoy, no hizo nada para desvanecer el enorme escándalo que se había producido. Fue un inmenso error. Del que no calculó las consecuencias. Y que, al parecer, se le han hecho insoportables. Hasta el extremo de salir hoy con esta explicación. Que era imprescindible para salvar su dignidad episcopal y cardenalicia. La hubiera hecho cuando debía y él y la Iglesia se habrían ahorrado lo indecible.
Yo personalmente creo que el cura, que públicamente se inventó esa monstruosidad, caso de que no mintiera al señor cardenal y sí al periódico, debía haber tenido una amonestación pública. Ahora por fin la tiene de algún modo. Privada evidentemente la tuvo y bastante es ya que tuviera que jurar que había mentido.
Internet ha conseguido lo que parecía imposible. Y ha obligado al cardenal a manifestarse. Cosa que evidentemente le repateaba. Hasta que ya no pudo más. Ya nadie podrá decir que el cardenal Martínez Sistach mantiene en su presbiterio a un cura que pagaba abortos haciéndose encubridor de ello. Sobre haber mantenido tanto tiempo el escándalo cada uno tendrá su opinión. Yo hoy sólo voy a alegrarme de que, por fin, las cosas hayan quedado claras. Que pena, señor cardenal, que haya tardado tanto.