Se me dice que en Almería se ha desatado una caza de brujas para tratar de identificar a un sacerdote amigo. Pues ojo al parche pelotas, poceros y demás congéneres. Puedo tener todavía mucha peor milk.
Luego alguien se extrañará que haya sacerdotes que tengan que recurrir al anonimato. Si hay tropecientos, en teoría hermanos, animados en ocasiones por el en teoría padre de todos, no ya dispuestos sino deseando echárseles a la yugular. Unos por puro pelotillerismo y otros ante el temor de que se cuente lo suyo. Soy discretísimo, no cuento de la misa no ya la media sino ni siquiera el introito. Pero si queréis nos vemos todos. Hasta con fotografías.
No es que mis amigos sean mis amigos, que no es poco, es que además dicen la verdad. Esa que tanto os aterra. Por algo será. Pues que vuestra conducta sea ejemplar y así no tendréis que temer a nadie. Os repito una vez más esos versos clásicos que tantas veces han aparecido en el Blog. Arrojar la cara importa, que el espejo no hay por que. Pues ya lo sabéis. Tal vez consigáis romper algún espejo que refleje vuestro rostro. Pero no os servirá de nada. Os encontraréis con otro y seguiréis viendoos feísimos. El problema no es el espejo. El problema es vuestra cara.