¡Indignaos! Invitación en la Semana Santa
La ética no parte de un orden establecido, sino más bien de la indignación ante un desorden social. Cuando las personas reaccionan contra el deterioro de lo humano nunca definido aunque sí barruntado y no aceptan la complicidad con la ideología del sistema intolerable por antihumano. Ante la pasividad e inercia que nos paraliza ¿No será tarea prioritaria ir creando conciencia de qué sí es posible organizar de otra forma la economía tratando de vivir según la jerarquía de valores que cure nuestra fiebre posesiva?
La invitación de Stephane Hessel en el título de su libro es bien significativa: “¡Indignaos!” Un alegato contra la indiferencia y a favor de las insurrección pacífica: “en este mundo hay cosas insoportables; para verlo, debemos observar bien y buscar”; “el conjunto de la sociedad no puede claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia”, “si una minoría activa se rebela, será suficiente, tendremos la levadura que levante la masa”.
A sus 94 años este pensador profundo y humano se dirige a las generaciones jóvenes: “chicos, cuidado, hemos luchado para conseguir lo que tenéis, ahiora os toca a vosotros defenderlo, mantenerlo y mejorarlo; no permitáis que os lo arrebaten”; “la pero actitud es la indiferencia, decir paso de todo, ya me las apaño”. Si os comportáis así, perdéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre. Uno de los componentes indispensables: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue”
Es la hora de la resistencia contra un sistema cuya jerarquía de valores cada vez resulta más inhumana. Los grandes capitales financieros causantes de la crisis siguen a sus anchas mientras aumenta el número de personas que no pueden satisfacer sus derechos fundamentales. Los grandes siguen comiéndose a débiles, y la dignidad de todos cae por los suelos. Nos han metido en la cabeza que ya estamos en el mejor de los mundos posibles y que no hay nada que hacer. Pero es evidente que dejándonos atrapar por la diferencia no se arregla nada. Somos responsables cada uno y debemos reaccionar organizando nuestra existencia no guiados por la fiebre posesiva sino por el deseo de justicia y de vida para todos.
Hessel invita sobre todo a las generaciones jóvenes a la indignación y el compromiso personal para no aceptar esta ideología y emprender un camino de solidaridad. Trae como ejemplos a Mandela y Luther King. Podríamos añadir a otros como Gandhi, Oscar A. Romero…Pero ya en la Semana Santa quiero evocar sobre todo a Jesús de Nazaret que se conmovió y se indignó al ver la discriminación de los leprosos, el abandono de pobres de los pobres, la insoportable arrogancia de los poderosos. Su indignación pacífica le llevó hasta el compromiso total que selló en la muerte de cruz. En la Semana Santa los cristianos confesamos y celebramos que la entrega de la propia vida buscando la vida y la felicidad de todos es el único camino para vencer a la muerte.