El movimiento de los 'Indignados'
En aquellos días leí la declaración ¡Indignez vous! del filósofo y antiguo diplomático francés Stephane Hessel que invitando a la indignación tuvo eco entre los jóvenes. Al ver lo que hoy está ocurriendo en la política española, me preguntaba en qué quedó el 15 M, cuando cayó en mis manos el sugerente libro de Manuel Castells, “Redes de Indignación y esperanza. Los movimientos sociales en la era de internet”.
De este interesante libro transcribo las frases que van entre comillas. Su obertura se refiere a estos movimientos sociales:
“Ocurrió cuando nadie lo esperaba. En un mundo presa de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurrió. De pronto la gente derrocaba dictaduras con sus manos, aunque estuvieran cubiertas con la sangre derramada por los caídos. Los magos de las finanzas pasaron de ser objeto de envidia pública a objetivo de desprecio universal. Los políticos quedaron en evidencia como corruptos y mentirosos. Se denunció a los gobiernos. Los medios de comunicación se hicieron sospechosas.
En los márgenes de un mundo que había llegado al límite de su capacidad para que los seres humanos convivieran y compartieran la vida con la naturaleza, los individuos volvieron a unirse para encontrar nuevas formas de ser nosotros, el pueblo. Al principio fueron unos cuantos a los que se unieron cientos que se conectaron en red con miles, apoyados por millones con su voz y su búsqueda de esperanza ,bastante caótica, que atravesaba ideologías y modas, para conectar con las preocupaciones reales de la gente real en la experiencia humana real que reivindicaban”.
El slogan para ekl 15 M rezaba: “Democracia real ya” , toma la calle; no somos mercancía en manos de políticos y banqueros. Y un Manifiesto decía:
“Somos personas normales y corrientes. Somos como tu, gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar y para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean…Sin embargo en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberías ser las de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan solo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partiticrática…Somos personas, no productos del mercado. No soy solo lo que compro, por qué lo compro y a quien se lo compro. Por todo lo anterior estoy indignado. Creo que puedo cambiarlo. Creo que puedo ayudar. Sé que unidos podemos. Sal con nosotros. Es tu derecho”.
Y Manuel Castells comenta: “Lo que ha demostrado el 15 M es que la gente puede superar el bloqueo de los medios de comunicación. La capacidad de la autocomunicación de masas y la autoorganización en línea ha permitido que la gente supere el bloqueo de los medios de comunicación”. En el movimiento del 15 M hubo todo tipo de demanda, crítica y propuesta . Pro “sin duda alguna era un movimiento contra los banqueros y especuladores, y contrario a que la gente pagara las consecuencias de una crisis financiera de la que no era responsable. Un profundo sentimiento de injusticia bullía entre la población y el movimiento lo expresó”…Creían que había que juzgar a los banqueros defraudadores. Se oponían unánimemente a los recortes presupuestarios del gobierno, pidiendo en su lugar mayores impuestos para los ricos y las grandes empresas. Se denunció ampliamente el paro de millones de jóvenes que no tenían perspectiva de encontrar un trabajo digno…Era un movimiento para la transformación de la pseudodemocracia en democracia real”.
El movimiento de los indignados posee un discurso variado y abundante… "Aunque no se puedo hablar de único discurso, hay una serie de términos, con connotaciones y formas de pensar que aparecían regularmente en los eslóganes y debates que celebraron tanto en los campamentos como en Internet”. Como denominador común expresan el sueño de libertad y democracia real: “otra política es posible”, “el pueblo unid funciona sin partido”, “la revolución estaba en nuestros corazones y ahora vuela libre por las calles”, “llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, “yo no soy anti-sistema el sistema es anti-yo”.
Por lo que estamos viendo el proceso político sigue sordo a este justo clamor todavía sin articular de “los indignados”. Pero aún extraña más el escaso eco de ha encontrado en medios eclesiales. El Vaticano II invitó a toda la Iglesia, también a obispos y teólogos, a leer los signos de los tiempos. El papa Juan Pablo II afirmó en su primera encíclica que el profundo estupor respecto a la dignidad del ser humano se llama evangelio, y el papa Francisco recientemente en Bolivia insistió en la necesidad de que los cristianos escuchen y colaboren en los movimientos sociales del pueblo.
Dentro de su pluralidad y ambigüedades ¿el movimiento del 15 M no busca la dignidad y libertad de todos los ciudadanos? En sus reclamos ¿no están denunciando la ideología perversa antihumana de un sistema calificado por el papa Francisco de “injusto en si raíz”? Por eso resulta chocante que, según mi impresión –me alegraría estar equivocado- este movimiento apenas ha merecido atención en el ámbito teológico, en los congresos organizados con inspiración cristiana sobre derechos humanos, e incluso en las orientaciones de los obispos para las reiteradas y ya cansinas elecciones generales. Leyendo a fondo los anhelos que respira el movimiento de los Indignados, nuestros discursos, pronunciamientos y prédicas no se quedarían “en teorizaciones abstractas e indignación elegante” (papa Francisco).