'Firmes y creíbles. Ejercicios de fidelidad cotidiana' de Luigi Maria Epicoco ¡Se nos ha dormido Dios!
"¿De verdad que se nos ha dormido Dios, pese a que las apariencias así parecen proclamarlo de modo prevalentemente coronavírico, al que es obligado añadir otras razones cargadas de tanta gravedad y desesperanza"
"No será cuestión de 'despertar' a Dios. Será cuestión de despertarnos a nosotros mismos"
“Firmes y creíbles” (ejercicios de fidelidad cotidiana), de Luigi María Epicopoco, editado por “Paulinas
"Don Luigi Maria Epicocoejerce de acompañante de forma sencilla y eficaz, conduciéndonos de la mano y ayudándonos, a la luz de la Palabra de Dios, a descubrir los lugares y los momentos en los que Aquel que es fiel por excelencia, se revela y nos hace capaces de fidelidad, a través de las seis etapas del camino que nos propone en este libro"
“Firmes y creíbles” (ejercicios de fidelidad cotidiana), de Luigi María Epicopoco, editado por “Paulinas
"Don Luigi Maria Epicocoejerce de acompañante de forma sencilla y eficaz, conduciéndonos de la mano y ayudándonos, a la luz de la Palabra de Dios, a descubrir los lugares y los momentos en los que Aquel que es fiel por excelencia, se revela y nos hace capaces de fidelidad, a través de las seis etapas del camino que nos propone en este libro"
Y a tan triste y tan dramática conclusión da la impresión de haber llegado ya, o de estar a punto de hacerlo misteriosamente, una buena parte de bautizados o no, al comprobar la situación en la que, hoy por hoy, nos encontramos los terrícolas, que temporalmente poblamos o repoblamos el mundo…
Pero, ¿de verdad que se nos ha dormido Dios, pese a que las apariencias así parecen proclamarlo de modo prevalentemente coronavírico, al que es obligado añadir otras razones cargadas de tanta gravedad y desesperanza? ¿Es que Dios puede “dormirse”, como no sea exactamente en la cruz del Calvario, aunque con la certidumbre y seguridad de un advenimiento y estado posterior de Resurrección y de Vida, para Él y su Cuerpo Místico, constituido por el resto de la humanidad?
El hecho de la “dormición” de Dios y de sus consecuencias es dolorosa noticia personal, familiar, social, nacional, internacional, política y religiosa que, al coincidir gran parte de su intensidad con los días no solo religiosos de la Semana Santa, eleva al máximo y generaliza la preocupación de quienes creen en la Resurrección como eje, fundamento y razón de ser de la fe cristiana.
Recurrir a la excusa de que se trate de una simple apariencia por parte de cecucientes que, cargados de achaques y años, no se resignan a no poder ejercer de ser pastoreados en los prados de la “eterna juventud”, equivaldría a haber sido mal educados en la fe, o simplemente haber dedicado el tiempo de la misma a menesteres informativos tan poco o nada fiables como los políticos, económicos, sentimentaloides y sociales, y a otros tantos a los que los medios de comunicación les prestan pormenorizada atención en la pluralidad indefinible de formas, fórmulas, asiduidad, tesón y sin escapatorias fiables.
Dios es Dios, por lo que la vigilancia, la atención y la preocupación por su obra, de la que predilectamente forma parte el colectivo de los seres humanos, es inherente a la propia existencia divina. Por tanto, no será cuestión de “despertar” a Dios. Será cuestión de despertarnos a nosotros mismos, así como también la de exigirles a los educadores en la fe -“episcopus” entraña la idea de “vigilante”- , que ejerciten el ministerio de la evangelización con criterios de pedagogía más constructiva y enconsonancia con lo que demandan los tiempos y los ritmos nuevos, y no los suyos, confusos, difusos, enrarecidos e ininteligibles, en la mayoría de los casos.
Tal y como testifican los evangelios, ni los mismos Apóstoles encontraron dormido a Jesús, ni siquiera en la tempestad “celebrada” en el enfático mar de Galilea y entre los miedos de los “profesionales” de la pesquería. Esto no obstante, y más de una vez, Jesús sí que encontró dormidos a los Apóstoles, aún en los momentos graves, importantes y difíciles para la vida de unos y otros, como en los inicios de la Pasión y de su estancia en elHuerto, dejando de lado cuanto se relacionara con la oración y la tentación…
“Que la misma muerte nos encuentre vivos”, es signo, gracia de Dios, petición y anticipo de Resurrección y de Vida, que en definitiva y evangelizadoramente es el definitivo y definitorio camino cristiano. Y humano.
Estas y otras sugerencias les salen al paso a cualquiera de los lectores en cuyas manos repose el nuevo libro “Firmes y creíbles” (ejercicios de fidelidad cotidiana), de Luigi María Epicopoco, editado por “Paulinas”, en su colección “Caminos Nuevos”, número 53, con sus 160 páginas de texto y a través de seis etapas de su itinerario.