'La internacional del odio' y 'Pedro Casaldáliga', nuevos libros de Tamayo Antonio Aradillas: "¡Felicidades, Juanjo! Yo lo siento por tus censores de siempre"

Tengo la seguridad de que, si los tiempos eclesiásticos no hubieran cambiado cómo y cuando comenzaron a hacerlo en la España del Nacional Catolicismo “et amplius”, la presentación y reseña de este par de libros no hubiera sido posible. Esto no obstante y solo por la gracia de Dios y la intercesión de san Antolín de Amiens, obispo que fuera y es de la ciudad de Palencia, y su celestial patrono, -además de serlo de reyes y de cazadores-, Juanjo hubiera engrosado el listado de los herejes mártires y sanseacabó.

Hay que reconocer que desde su ermita, la Virgen de las Fuentes, patrona de Amusco, en plena Tierra de Campos, irrigara las mentes y los sentimientos de algunos -pocos- aspirantes a teólogos y muchos a inquisidores por vocación y siempre en beneficio de sus intereses, aunque estos se llamaran “espirituales”? ¡Ah, ¿pero no borraron ya, de verdad y del todo, cuanto en la historia y disciplina eclesiástica se relacionara con aquello de los “Libros Prohibidos”?

Odio más odio

Y hoy me corresponde poco más que citar los dos últimos títulos que llevan su firma. Uno de ellos es “La internacional del odio: ¿Cómo se construye y cómo se deconstruye”. Está editado por “Icaria-Antrazyit (Análisis contemporáneo), tiene 234 páginas y su amplio y documentado texto pudiera resumirse de esta amanera:

“Este libro ofrece un riguroso análisis de la nueva relación entre religión y política en América Latina, Estados Unidos y Europa. La alianza entre la extrema derecha política y los movimientos cristianos fundamentalistas, ha dado lugar al nacimiento de una nueva religión, la Internacional cristoneofascista, que se alimenta del odio y disfruta con él, lo fomenta entre sus seguidores y lo inocula en la ciudadanía. Una correlación de fuerzas que está cambiando el mapa político y religioso. El odio se dirige contra la llamada “ideología de género” y el feminismo, los colectivos inmigrantes, las personas, el movimiento LGTBI, el matrimonio igualitario, la interrupción voluntaria del embarazo, el laicismo, el ecologismo…”

Acerca del odio “eclesiástico” y de sus consecuencias dentro y fuera de la Iglesia, Juanjo es uno de sus mayores pacientes. Lo ha experimentado en multitud de ocasiones. Por diversidad de razones, entre otras por sus esfuerzos y sus convicciones religiosas, el autor de estos libros ha sido y es uno de los pocos -poquísimos- teólogos españoles conocidos y apreciados en el extranjero y de los que el tan “progresista” epíteto de “conciliar” del Vaticano II le encaja a la perfección.

Larga caminada

Mención reverencial, histórica y religiosa reclama y merece el libro de Tamayo con el título de “Pedro Casaldáliga-larga caminada con los pobres de la tierra”. Editado por “Herder”, entre los destinatarios de su ancha dedicatoria, cita la Asociación de Nuestra Señora de la Asunción de Sao Félix de Araguaia, fundada por Pedro Casaldáliga y su tía Irene “. Cita también a Joan Guerrero ,”fotógrafo de los ojos de los pobres”.

“Juan José Tamayo nos invita a un fascinante paseo por la vida de Pedro Casaldáliga, una “caminada” que, como decía nuestro protagonista, es “el caminar del pueblo hacia la liberación”, todo el proceso de las comunidades eclesiales de base de las luchas políticas. “Caminar con”, no liderar, ni protagonizar, ni sustituir. El protagonismo en su liberación le corresponde al pueblo. Pedro lo tenía muy claro. Por eso se presentó siempre como compañero, acompañante”. Y, para completarlo la cita del poeta cubano, José Martí, “con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar”.

De alguna y misteriosa manera, se nos hace presente nuestro Federico, el de Granada :”Ronda la muerte rondera/, la muerte rondera ronda/. Lo dijo Cristo antes que Lorca/. Que me rondarás, morena ,/vestida de miedo y sombra/.Que te rondaré, morena/ vestida de espera y gloria/ Frente a la Vida,/¿Qué es tu victoria./ Él con su Muerte/ fue su derrota”

¡Felicidades, Juanjo!. Yo lo siento por tus censores de siempre.