Liturgia del DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
¿Podemos pedir algo más y mejor que la felicidad? Hemos visto tantos gestos de Jesús en estos días. Hemos compartido tantos sentimientos en su camino hacia la Pasión y Muerte que, este día de Resurrección, se convierte para nosotros en un momento apoteósico y de triunfo: ¡Ha resucitado!
Este es el objetivo de la cuaresma. La verdad que latía en lo más hondo de estos días que hemos celebrado. Detrás de todo, el amor de Dios se manifiesta en la vida que quiere para sus hijos. ¿Qué puede esperar un Padre, como Dios, sino vida para sus hijos?
¡Por nosotros resucitó! ¡Para vosotros lo resucité! ¡Con Él resucitaremos! Son aclamaciones de júbilo y de fe que, espontáneamente, deben de salir del corazón tocado por la gracia de estos días de la Pascua. No podemos vivir indiferentes y sordos, ante el anuncio de esta mañana donde Jesús, sale victorioso y vuelve a compartir una existencia totalmente nueva.
¿Que es difícil de entender o de comprender? Pongamos el corazón y Dios hará lo demás.
La frontera de la muerte ha sido rebasada, destruida. Caen los muros que separaban a Dios del hombre. La muerte ha sido, no solamente ganada a pulso, sino traspasada y rebasada con creces por la misma persona de Jesús. Y, por si fuera poco, Jesús nos engancha a todos y nos hace partícipes de este gran don: ¡la Resurrección! FELIZ PASCUA HERMANOS.
Celebramos con gozo unidos a Jesús Resucitado y unidos entre nosotros.
Renuncias y profesión:
Sacerdote.- ¿Renunciáis al odio y a la violencia, que sólo nos conducen a las guerras y a las muertes ?
Todos.- Sí, renunciamos.
Sacerdote.- ¿Renunciáis al egoísmo y al afán desordenado de riquezas que fomenta el egoísmo y el olvido a los demás?
Todos.- Sí, renunciamos.
Sacerdote. ¿Renunciáis al poder y al dominio sobre otros, que sólo conducen a esclavizar a nuestros hermanos?
Todos - Sí, renunciamos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y guía a la Iglesia para hacer un mundo mejor?
Todos. Sí, Creemos.
Oración:- Dios Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo que nos regeneró con el Agua y el Espíritu Santo, y nos concede desde siempre el perdón de los pecados, nos guarda en su gracia, para la vida eterna. A m é n.
Se rocía a los fieles con el agua bendita
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo….
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú atiendes nuestras súplicas
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, Tú tienes piedad de nosotros
ORACIÓN COLECTA
El sepulcro está vacío
y removida la piedra.
Tú vives «RESUCITADO»
en una existencia nueva.
Tu Resurrección, Señor,
no es objeto de la ciencia.
Sólo quien con fe te busca
con tu persona se encuentra.
Cree en tu Resurrección
quien de corazón apuesta
seguir la vida de amor,
que Tú viviste en la tierra.
Vivimos resucitados,
si sentimos tu presencia
en tu Palabra, en el Pan,
en el hogar de tu Iglesia.
Resucitar es amar,
saborear la experiencia
de vivir con los hermanos,
compartiendo casa y mesa.
Al resucitar, Señor,
nos regalaste una estrella,
una fuente de alegría,
una flor de primavera.
La resurrección, Señor,
será también nuestra meta.
Ven, camina con nosotros
para llegar a tu Fiesta.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A éste lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de Dios
Salmo 117
R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):
Hermanos:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
Palabra de Dios
SECUENCIA
Cristo resucitado, enséñanos tus llagas,
que curen nuestras dudas y enciendan nuestras almas.
Pedro y Juan, que corristeis con todas vuestras ansias,
¿Qué visteis en la tumba, que estaba tan sellada?
Vimos vacío inmenso, las losas ya quebradas,
la muerte convertida en la dama del alba.
Despojos encontrados, el sudario y la sábana
fueron reliquias, signos de victorias anunciadas.
Lo vimos en el lago, peces en abundancia,
un pan de eucaristía, gran amor en el alma.
"¿Me quieres más?" "Te quiero con todas mis entrañas”.
En eso del querer Él es quien siempre gana.
Dinos, tú, Magdalena, ¿Qué pasó en la mañana,
cómo le conociste, al hortelano del alma?
Él pronunció mi nombre, quitó mis cataratas,
todo resplandecía, hecho de amor un ascua.
Viajeros de Emaús, ¿Cómo era su palabra?,
¿Cómo partía el pan, que era señal y marca?
Era palabra viva, él se hacía palabra,
y él mismo se partía en vivas rebanadas.
Di, Tomás, ¿qué sentiste al penetrar sus llagas
y palpar con tus dedos la luz de sus entrañas?
Mis dedos se quemaron en unas dulces brasas;
mis dudas se abrasaron en hogueras de gracia.
Cristo resucitado, enséñanos tus llagas,
que curen nuestras dudas y enciendan nuestras almas.
Testigos de presencia, testigos de esperanza,
¿Cómo le conoceremos en nuestra vida diaria?
- Mirar con ojos limpios, amor en la mirada,
deseos de encontrarlo en figura encarnada.
Abrir el corazón al que a tu puerta llama,
y escucharás tu nombre, signo, presencia y gracia.
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9):
R/ Gloria a tí Señor
EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
R/ Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón, el amor, lo que llevó a María Magdalena, primera testigo de la Resurrección, a la tumba temprano, por la mañana, cuando aún estaba oscuro. Emprendió el camino de noche para buscar a Jesús, el duelo oscurecía su corazón, porque no encontraba a quien amaba.
El amor madruga más que el sol. El amor es luz en la oscuridad.
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
María Magdalena, testigo del sepulcro vacío, corrió a anunciarlo a los apóstoles, convirtiéndose así en "apóstol de los apóstoles", la primera anunciadora de la Buena Noticia de la Pascua.
Jesús no siempre está donde creemos que está, ni donde nos gustaría que esté, ni donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. En primer lugar en nuestro corazón, donde habita, pero al mismo tiempo que nos impulsa desde dentro, Él va delante, abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos, para que sigamos buscándole día y noche, con luz y en la oscuridad. Como María Magdalena.
Es conveniente partir de nuestra propia experiencia, contemplar nuestra vida para poder dar testimonio de haber visto a Jesús. Ir al encuentro de Jesús, buscarlo, nos producirá la sorpresa de sentir que nuestra vida cambia tanto como les cambió a sus primeros discípulos.
¿Cómo llegaron los discípulos a ver a Jesús resucitado?
No en un sepulcro vacío, ni en apariciones singulares. ¿Cómo, pues?
Recordando mejor la historia de Jesús, trayéndolo al corazón, meditando su buena noticia.
En la vida de Jesús vieron el amor inmortal de Dios, en las heridas de Jesús vieron la compasión sanadora de Dios, en la bondad de Jesús vieron la bondad poderosa de Dios.
¿Y cómo lo vemos nosotros? Lo vemos como ellos.
Hoy y aquí sucede lo que nos narran los bellos relatos pascuales. Sucede sin cesar en nuestra vida normal de cada día.
Abramos los ojos, y veremos a Jesús resucitado en medio de nosotros, a nuestro lado, en el fondo de cada ser. Abramos los oídos, y escucharemos la buena noticia, y llenará de paz nuestro corazón.
Hoy Jesús está con todos nosotros, pasa a nuestro lado. ¿Le veo? ¿Creo en él? ¿Creo en la Resurrección? ¿Creo en mi resurrección? ¿Cómo se manifiesta esa fe en mi vida? ¿Como esperanza? ¿Como impulso para hacer el bien? ¿Como compromiso por la justicia? ¿Como solidaridad con las personas empobrecidas y excluidas? ¿Contagio la alegría de la Resurrección? ¿”Resucito” o “doy vida” a alguien?
En las personas, en la naturaleza, en la música, en las flores y en los acontecimientos de cada día, siempre podemos experimentar la resurrección y ser testigos de ella, como María Magdalena.
“Desde el momento de la resurrección, Cristo no tiene otro cuerpo visible que el de los cristianos, ni otro amor que dar que el de éstos” (L. Evely).
Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su presencia y comunicándola a todos.
Como María Magdalena, somos mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz. Es Pascua. Es la fiesta de la vida.
Ayudemos a Jesús a resucitar aliviando a las personas que lo necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor para todos, siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Jesús RESUCITADO VIVE.
ORACIÓN UNIVERSAL
Para celebrar la Pascua es necesario poner en marcha el corazón y una mirada nueva, capaz de ver más allá de lo que ven nuestros ojos. Atrevernos a ir más allá, nacer a una vida nueva. Oremos.
Queremos ser cauce de Vida
• Deseamos que la Iglesia sea “paso” hacía la Vida, la liberación, la inclusión, otro mundo posible en el que las relaciones interpersonales sean vinculantes y saludables.
Queremos ser cauce de Vida
• Deseamos que en nuestras comunidades parroquiales y religiosas pongamos esa pasión por la vida que nos lleve a hacernos presentes allí donde se producen situaciones de muerte.
Queremos ser cauce de Vida
• Queremos ser hombres y mujeres comprometidos incondicionalmente en favor de la vida, que bien digamos la vida con nuestras palabras, nuestros gestos, nuestros pasos.
Queremos ser cauce de Vida
• Nos comprometemos todos nosotros a ser generadores de vida junto a los que viven en soledad, padecen enfermedad, huyen de sus países, sufren malos tratos…
Queremos ser cauce de Vida
• Esperamos que la paz sea posible en todo contexto: a nivel de nuestras relaciones interpersonales, a nivel de nuestras instituciones, a nivel internacional… que estemos atentos y atentas a todos los que están llegando huyendo de contextos de destrucción.
Queremos ser cauce de Vida
Padre celebrar la Pascua y creer en la Resurrección significa optar siempre por acoger la vida de los humildes, de los desesperanzados, de los que sienten sus vidas amenazadas. Gracias por Jesús de Nazaret que entregó su propia vida en favor de la Vida. Amén
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Te ofrecemos este pan y este vino frutos de la tierra que Tú nos diste, y del esfuerzo de los hombres y mujeres que la trabajan. Junto a ellos ofrecemos nuestras vidas, con su trabajo y sus alegrías. Acéptalo, como nuestro mejor regalo en esta fiesta por Jesús Resucitado. A m é n.
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
El Señor está con vosotros…
Levantemos el corazón…
Damos gracias al Señor nuestro Dios…
Es justo que aclamemos tu nombre, Padre santo,
y te bendigamos de corazón,
es lo que nos corresponde hacer
en esta fiesta de resurrección y vida.
Aunque todavía vivimos en una penumbra de fe,
te damos gracias porque vislumbramos ya
un amplio horizonte de esperanza.
Hoy celebramos la Pascua,
el paso por nuestra historia de Jesús,
y cantamos gozosos el aleluya.
Creemos que Él sigue viviendo en Ti,
de igual forma que Tú, su Padre y fuente de vida,
viviste siempre en Él.
Jesús nos ha descubierto que esta fiesta
también puede ser nuestra propia pascua de liberación,
si pasamos de nuestros falsos egoísmos
y nos decidimos a vivir también para los hermanos.
Gracias, Padre Dios.
Por todo ello te bendecimos
y cantamos en tu honor este himno de alegría.
SANTO SANTO SANTO
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
Bendito sea Jesús, tu enviado
el amigo de los niños y de los sencillos.
Él vino para enseñarnos
cómo debemos amarte a Ti
y amarnos los unos a los otros.
Él vino para arrancar de nuestros corazones
el mal que nos impide ser amigos
y el odio que no nos deja ser felices.
Él ha prometido que su Espíritu Santo
estará siempre con nosotros
para que vivamos
como verdaderos hijos tuyos.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino y
se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
El mismo Jesús,
poco antes de morir,
nos dio la prueba de tu Amor.
Cuando estaba sentado a la mesa con sus discípulos, tomó el pan,
dijo una oración para bendecirte y darte gracias,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciéndoles:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino,
te dio gracias con la plegaria de bendición
y lo pasó a sus amigos, diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
Haced esto en conmemoración mía.
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.
Por eso, Padre bueno, recordamos ahora
la resurrección de Jesús, el Salvador del
mundo, y renovamos nuestra fraternidad
Él nos ha dado ejemplo para que
junto con él nos ofrezcamos a ti.
Tú nos escuchas, Señor Dios nuestro;
y nos das tu Espíritu de amor
a los que participamos en esta comida,
para que vivamos cada día
más unidos en la Iglesia,
con el santo Padre, el Papa Francisco.,
con nuestro Obispo N.,
los demás obispos,
y todos los que trabajan por tu pueblo.
No nos olvidamos de las personas que amamos
ni de aquellas a las que debiéramos querer más.
Te damos gracias porque nuestros
hermanos difuntos… familiares
amigos y miembros de nuestra Comunidad
están ya contigo en Tu casa del Cielo.
Y un día, nos reuniremos contigo
con María, la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, su esposo San José, los santos
y todas las personas de bien
para celebrar la gran fiesta del cielo.
Entonces, todos los amigos de Jesús, nuestro Señor, podremos cantarte sin fin.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
Hoy es el día en que resucitó Jesús. Es un día de gozo y de alegría.
Ha vencido a la Muerte, ha salido victorioso del sepulcro, ha librado nuestra vida de temores y recelos, nos levanta el ánimo, anima nuestra esperanza, nos abre la puerta a la vida y a la alegría de vivir.
Hoy es el día en que resucitó Jesús. Es un día de gozo y de alegría.
Hoy es el día en que debemos actuar los cristianos.
Queremos ser testigos de vida y alegría, queremos tener un gesto cariñoso y una palabra amable para todos: para los niños, jóvenes y ancianos. Porque hoy es el día en que resucitó Jesús.
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.