El expresidente del CELAM analiza los aportes de América Latina y el Caribe al proceso sinodal Cabrejos: “Cuando hay personas que tienen miedo a la horizontalidad, no lo entiendo”
“Varias mesas de trabajo han sacado a la luz el testimonio de esa Primera Asamblea Eclesial”
“Esta asamblea sinodal eclesial no hubiera sido posible si no hubiera una buena base en la preparación y desarrollo en la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe”
“Como Iglesia en América Latina y el Caribe, el proceso tiene que seguir, tiene que alimentarse más, tiene que fortalecerse más, no puede quedarse como algo que se hizo”
“Tiene que seguir con ese tipo de metodología, de consulta, de escucha, de discernimiento, de cercanía, de enriquecimiento teológico, bíblico, litúrgico y patrístico”
“Como Iglesia en América Latina y el Caribe, el proceso tiene que seguir, tiene que alimentarse más, tiene que fortalecerse más, no puede quedarse como algo que se hizo”
“Tiene que seguir con ese tipo de metodología, de consulta, de escucha, de discernimiento, de cercanía, de enriquecimiento teológico, bíblico, litúrgico y patrístico”
| Luis Miguel Modino, enviado especial al Vaticano
La Asamblea Sinodal del Sínodo de la Sinodalidad que acaba de concluir su primera etapa puede ser vista como una novedad por algunos de los participantes, no así por Mons. Miguel Cabrejos, que en sus años como presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño impulsó esa dimensión sinodal en la Iglesia a través del Proceso de Renovación y Reestructuración del CELAM, de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, de las asambleas continentales, y de tantos otros momentos que pueden ser considerados referencias en el camino de esta Iglesia sinodal que el Papa Francisco impulsa.
La referencia de la Primera Asamblea Eclesial
El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana insiste en que “todo es un proceso, un proceso que comenzó hace bastante tiempo”. En ese camino destaca la Primera Asamblea Eclesial, que dice que fue “no sólo una experiencia, sino un testimonio auténtico de sinodalidad, donde el 20 por ciento eran obispos, el 20 por ciento sacerdotes y diáconos, el 20 por ciento religiosos y religiosas, y 40 por ciento laicos y laicas”. Recordando las palabras del Papa que dijo que eso fue algo inédito, el arzobispo de Trujillo destaca que más allá de ser apreciado en su momento, “fue muy apreciado aquí, en el Aula Sinodal. Varias mesas de trabajo han sacado a la luz el testimonio de esa Primera Asamblea Eclesial”.
Mons. Cabrejos insiste en que es un proceso, “se sigue con ese proceso sinodal y es una experiencia ya vivida, es como revivir algo que nosotros ya hicimos, y quizás no es para nosotros algo nuevo, como lo es para otros continentes, o para muchos obispos totalmente nuevo”. Con relación a la temática, ya analizada, reflexionada, “también ha sido en gran parte una temática que ya salió en la Primera Asamblea Eclesial”. El prelado peruano resalta, que la Asamblea Sinodal “es enriquecedora, un mes intenso de una gran escucha, no sólo de un continente, sino de los cinco continentes y de las Iglesias orientales, una experiencia reiterativa, pero al mismo tiempo valiosa, enriquecedora”.
Una experiencia eclesial
De lo aportado por América Latina y el Caribe a la sinodalidad, Mons. Cabrejos destaca el proceso que se hizo, algo que han valorado públicamente el cardenal Grech y el cardenal Hollerich, que afirmaron que “esta asamblea sinodal eclesial no hubiera sido posible si no hubiera una buena base en la preparación y desarrollo en la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe”. Según el expresidente del CELAM, “el aporte grande es que ahí fue una experiencia eclesial y este Sínodo, de facto es eclesial, es el Sínodo de los Obispos, pero al mismo tiempo es una experiencia eclesial, porque hay religiosos, religiosas, sacerdotes, pocos es verdad, y laicos, pero están, y están con voz y voto”, destacando ese como el aporte de América Latina y el Caribe.
También destaca que “la metodología empleada es la metodología empleada en la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y en las regiones”, insistiendo en la experiencia realizada en las cuatro regiones. “El método de la conversación espiritual ha sido hecho ya en América Latina, como experiencia, como testimonio”, resalta.
Siguiendo el camino del Vaticano II
Ante los posibles miedos a una Iglesia sinodal, Mons. Miguel Cabrejos dice abiertamente que “no hay que tener miedo a nada, porque ciertamente que todo lo que se ha hecho, y lo que se está haciendo ahora, porque todavía no termina, está centrado en los grandes documentos del Vaticano II, en la Lumen Gentium, en la Gaudium et Spes”. El arzobispo de Trujillo no duda en afirmar que “el tema de la sinodalidad es Vaticano II, el tema del Pueblo de Dios es Vaticano II, el tema de la Iglesia en el mundo es Vaticano II”. Por eso insiste en que “no está nada fuera del Magisterio, no está nada fuera de la Iglesia, no está fuera nada de la Biblia”, destacando que “en la Biblia no existe la palabra sinodalidad, existe en San Pablo una vez Sínodo, pero la Biblia es riquísima en testimonios de sinodalidad, en el Antiguo y Nuevo Testamento”.
Eso aparece “en esa forma de estar juntos, de dialogar, es el método de Cristo, Cristo primero se encarnó y después caminó con la gente, dialogó con la gente y le preguntó a la gente”, resalta Mons. Cabrejos. Según él, “es un falso temor que tienen, no se pierde en nada la ministerialidad, si tú eres obispo, eres obispo, si tú eres párroco, eres párroco, pero se enriquece con una gran escucha. Escucha a tus fieles, escucha a tus sacerdotes, escucha a los demás, a la sociedad, y después actúas. Pero al final producto de una escucha y no solamente de una decisión personal”. De ahí que “cuando hay personas que tienen miedo a la horizontalidad, personalmente no lo entiendo”.
Haciendo lo que Jesús hizo y haría ahora
En ese sentido señala que “por el hecho de ser religioso, Franciscano, los religiosos entienden mejor el tema sinodal. Es la vida de las comunidades, de los capítulos conventuales, de los capítulos provinciales, de los capítulos continentales, universales”. Es miedo, “quizás es una falsa percepción que tienen”, resalta, pues “hay una gran riqueza en este momento de la cercanía, no solamente de la escucha, no solamente de un discernimiento, sino de una cercanía con la gente”. Según el presidente del episcopado peruano, “se está haciendo lo que hacía Jesús y lo que haría Jesús en este momento”.
Alguien que conoce la Iglesia del continente, insiste en que “como Iglesia en América Latina y el Caribe, el proceso tiene que seguir, tiene que alimentarse más, tiene que fortalecerse más, no puede quedarse como algo que se hizo, una página de un testimonio grande, tiene que seguirse esa forma del episcopado con la gente”. En sus palabras destaca la importancia del Magisterio latinoamericano y caribeño, que considera riquísimo, citando las cinco asambleas del episcopado y la Primera Asamblea Eclesial.
Seguir con la misma metodología
En esta nueva etapa del Sínodo, insiste en que “tiene que seguir con ese tipo de metodología, de consulta, de escucha, de discernimiento, de cercanía, de enriquecimiento teológico, bíblico, litúrgico y patrístico”, afirmando que “eso va a enriquecer mucho más, la Liturgia no puede estar fuera de esta cercanía, de esta sinodalidad, de la interculturalidad, también hay que inculturalizar la Liturgia en los pueblos originarios, en los afrodescendientes”.
Por eso insiste en que “tiene que seguir con la cercanía, tiene que seguir con la metodología, que fue óptima, porque después de una organización continental descendió a una nacional y de las organizaciones nacionales descendió a las organizaciones diocesanas, y de las diocesanas a las parroquiales”. Una metodología, que, en palabras del expresidente del CELAM, “tiene que volver a hacerse, porque es la mejor manera. O al revés, las parroquias, las diócesis, las conferencias, y ojalá la continental, y ojalá, siguiendo Ecclesia in América, sea América Latina y el Caribe, Estados Unidos y Canadá. Si eso se lograra sería un paso gigante ya no en Latinoamérica y el Caribe, sino en el continente americano”.
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