Primera misa del cardenal en la Iglesia de los argentinos de Roma Cardenal Rossi: Siempre hay un tiempo para volver, Dios siempre nos da la oportunidad de decir voy
Imaginar la mirada misericordiosa del padre ante la llegada del hijo que había dicho que no iba, pero también recordó la actitud del otro, “que se la jugó de buenito y no fue”. Una mirada misericordiosa del padre que “nos hace mucho bien”, enfatizó, destacando “la paciencia del Señor que siempre espera”.
"Es mejor ser cristiano sin decirlo, que decirlo sin serlo"
Pidió unirse “a la oración de nuestro pueblo que ha peregrinado a Luján”, pidiendo su presencia mariana “en tantos lugares donde necesitamos el cobijo maternal de la Virgen”.
Pidió unirse “a la oración de nuestro pueblo que ha peregrinado a Luján”, pidiendo su presencia mariana “en tantos lugares donde necesitamos el cobijo maternal de la Virgen”.
| Luis Miguel Modino, enviado especial al Vaticano
Algunos argentinos le definen como uno de esos curas que le gustan a Francisco, con olor a oveja, otros se atreven a verle como el Brochero, el cura gaucho del siglo XXI. Es uno de los nuevos cardenales creados en el último consistorio, realizado este 30 de septiembre en la Plaza de San Pedro, el arzobispo de Córdoba, Ángel Sixto Rossi, jesuita como el actual pontífice.
Tres cardenales argentinos en el Consistorio
Como es costumbre entre los neo purpurados, el cardenal argentino ha celebrado su primera misa cardenalicia en Santa María de los Dolores, la Iglesia de los argentinos en Roma, con presencia de sus coterráneos, que se alegraron con un consistorio en el que tres argentinos, uno de ellos ya sin derecho a voto en un futuro cónclave, han recibido el capelo.
En su homilía se ha centrado en tres elementos, el caminar juntos, Santa Teresita del Niño Jesús, cuya festividad la Iglesia celebre el 1 de octubre y la peregrinación a Luján, un momento de gran importancia para la Iglesia y el pueblo argentino que ha tenido lugar este fin de semana.
Paciencia del Señor
A la luz del pasaje del evangelio de este domingo, el cardenal Rossi resaltó la paciencia del Señor, llamando a meterse en la escena, como dice San Ignacio de Loyola en los Ejercicios. Haciendo eso dijo imaginar la mirada misericordiosa del padre ante la llegada del hijo que había dicho que no iba, pero también recordó la actitud del otro, “que se la jugó de buenito y no fue”. Una mirada misericordiosa del padre que “nos hace mucho bien”, enfatizó, destacando “la paciencia del Señor que siempre espera”.
Recordando las palabras de San Agustín, el arzobispo de Córdoba señaló que “es mejor ser cristiano sin decirlo, que decirlo sin serlo”. En palabras del purpurado argentino, siempre hay un tiempo para volver, siempre hay un tiempo para ir, Dios siempre nos da la oportunidad de decir voy.
El que sea pequeñito que venga a mí
Con relación a la experiencia de Santa Teresita, que “lloraba sus pecados porque todo no voy es un no quiero a la misericordia del Señor”, el cardenal Rossi recordó que buscó en las Sagradas Escrituras, fijándose en la frase que dice: “el que sea pequeñito que venga a mí”, lo que la hizo ir hasta Dios. Desde esa experiencia, afirmó la necesidad de “ir a él sin miedo, como somos, con nuestras debilidades, con nuestras fragilidades”. Fue eso lo que la llevó a su conversión, después de la Misa del Gallo, dejando atrás su infantilismo que la acosaba, recordó el arzobispo cordobés, que recordó que siempre hay una elección que hacer, algo que llevó a Santa Teresita a asumir compromisos de vida que la hicieron cambiar.
Finalmente, recordó la importancia de Lujan, el lugar donde más argentinos pasan por año, que van a buscar la mirada de la Madre. Por ello pidió unirse “a la oración de nuestro pueblo que ha peregrinado a Luján”, pidiendo su presencia mariana “en tantos lugares donde necesitamos el cobijo maternal de la Virgen”.