Consejo Indigenista Misionero de Brasil, una voz en defenda de los pueblos originarios 50 años del Cimi: "Nuevas formas de estar presentes con los pueblos indígenas"

Pueblos indígenas
Pueblos indígenas

Para conmemorar este importante acontecimiento, se llevó a cabo una celebración online, con más o menos 300 participantes

"Una acción marcada por la defensa de la justicia, los derechos, la diversidad cultural, los territorios y, de manera particular, el protagonismo de los pueblos indígenas como sujetos de su propia historia"

La historia del Cimi es una historia que nació con valentía, como una nueva propuesta eclesial, abarcando nuevas realidades de los pueblos indígenas sin voz y sin vez

50 años del Cimi

El 23 de abril de 1972 nació el Consejo Indígenista Misionero (Cimi), una de las grandes voces proféticas de la sociedad y de la Iglesia en defensa de los primeros habitantes de las tierras que hoy se llaman Brasil.

50 años de vida y misión con los pueblos originarios, marcados por las luchas y los logros, compartiendo la vida con los pueblos indígenas, secularmente marginados y víctimas de los prejuicios de la sociedad dominante.

Para conmemorar este importante acontecimiento, se llevó a cabo una celebración online, con más o menos 300 participantes, junto con los pueblos indígenas y todos aquellos que han sido parte de esta historia de 50 años, como amigos, aliados, compañeros de camino, entre ellos varios obispos. Un día de celebración, de conmemoración, a través de una fiesta dividida en dos partes: sembrar y brotar.

La celebración recordó a los presentes que sembrar en el Cimi es recordar a los ancestros, buscar una nueva forma de ser Iglesia que acoja a los pobres, especialmente a los pueblos indígenas. En esta perspectiva, celebrar el Jubileo es esperar, una celebración que se proyecta hacia el futuro, después de 50 años de mística y espiritualidad que sostienen el camino, 50 años de luchas y convivencia, desde la certeza de la presencia del Resucitado junto a quienes han caminado con el Cimi en sus 50 años de trayectoria.

Dom Roque Paloschi

"¡Un día de gracia y celebración! Un día de alegría y esperanza", según Mons. Roque Paloschi. Una celebración que "en realidad comenzó hace 50 años, cuando un grupo de misioneros, laicos, obispos, religiosos y religiosas, intrépidos, atrevidos, animados por el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, pero sobre todo provocados por la realidad que vivían los pueblos indígenas, empezaron a abrir nuevos caminos en la Iglesia, nuevas formas de estar presentes con los pueblos indígenas y ser fieles al Evangelio", dijo el presidente del Cimi.

El obispo destacó que ha sido "una acción marcada por la defensa de la justicia, los derechos, la diversidad cultural, los territorios y, de manera particular, el protagonismo de los pueblos indígenas como sujetos de su propia historia". Es una celebración que nos hace reconocer "la fuerza y la sabiduría de los pueblos indígenas en su resistencia y persistencia para defender la vida, para defender sus territorios y sus diversas formas de ser, sus culturas y su profunda espiritualidad".

Mons. Roque reconoció a los "muchos misioneros que han dado su vida por la causa de los pueblos indígenas, por la Causa del Reino", a los muchos obispos que han dado su apoyo al trabajo de Cimi y a la lucha de los pueblos indígenas. Pero también hizo ver que aún queda mucho trabajo por hacer, en estos días "en los que los pueblos indígenas están permanentemente asediados en sus territorios y sus derechos son sistemáticamente violados y cuestionados".

Una celebración en tiempo de Pascua, que nos recuerda, en palabras de Mons. Paloschi, que "somos testigos de tantos crucificados en nuestros días, de tantos territorios invadidos, de tanta violencia contra los pueblos indígenas, de tantos prejuicios y de tantas políticas de muerte". Por ello, subrayó las palabras del Resucitado: "¡No tengáis miedo!", llamando a reafirmar "nuestro compromiso personal y colectivo con la vida de los pueblos indígenas, con la defensa de sus derechos y territorios".

Mons. Walmor Oliveira de Azevedo

La defensa de los derechos, las culturas y los territorios de los pueblos indígenas es una misión asumida por la Iglesia en Brasil, recordó Mons. Walmor Oliveira de Azevedo. El presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, citando Querida Amazonía, destacó la importancia del territorio para los pueblos indígenas. El arzobispo de Belo Horizonte destacó la contribución de la Iglesia para cambiar el rumbo y mostrar a la sociedad que los pueblos indígenas son maestros en ecología integral. Desde allí llamó a entrar en un camino de conversión, insistiendo en que el trabajo de Cimi debe seguir floreciendo, para aprender con los pueblos indígenas a vivir en la Casa Común, para unirse en la asunción de la tarea de promover la dignidad de los pueblos indígenas.

La historia del Cimi es una historia que nació con valentía, como una nueva propuesta eclesial, abarcando nuevas realidades de los pueblos indígenas sin voz y sin vez. Un camino de escucha, de lucha por cada territorio y la supervivencia de cada pueblo frente a un mundo hostil. Una historia de estar con, en un proceso de inculturación, teniendo como palabras claves: tierra, cultura y derechos indígenas.

Una historia construida a partir de un proceso de diálogo y esperanza en el seno de la Iglesia católica, contra los proyectos de muerte contra los pueblos indígenas, contra los intentos de asimilación, de que dejen de ser indígenas, contra la fascinación por la civilización y el progreso, en contraposición a la resistencia de los pueblos. Una opción que traía perspectivas de diálogo a partir del reconocimiento de la diversidad presente en Brasil, frente a un modelo económico y sociopolítico, buscando una conciencia de la existencia y resistencia de los pueblos indígenas, pero también la autodeterminación y el protagonismo de estos pueblos, que permitiera la organización y la lucha, la construcción de alianzas y políticas públicas diferenciadas.

De esta manera se hizo memoria de los mártires y un recuerdo de los hechos destacados en cada una de las décadas en la voz de los misioneros del Cimi. Todo ello intercalado con música, cantos indígenas, testimonios sobre lo que es ser Cimi, palabras que conmovieron a los presentes y recordaron la importancia de la vida encarnada a lo largo de 50 años de camino, algo que se concretó en muchos rostros y nombres recordados a lo largo de la celebración, algo importante para continuar el camino contribuyendo a la misión de Cimi, un camino llamado a traspasar las fronteras territoriales y eclesiales, para seguir construyendo una pastoral indígena latinoamericana, ecuménica e interreligiosa.

Una historia que ha convertido al Cimi en una referencia para el mundo en la defensa de los pueblos indígenas, según Mons. Erwin Kräutler, presidente del Cimi durante muchos años. El obispo emérito del Xingu recordó la vida dedicada de muchos misioneros a lo largo de los 50 años de su trayectoria, que junto a los pueblos indígenas han construido una historia de lucha y resistencia.

50 anos Cimi

Volver arriba