El vicepresidente del episcopado agradece ante tanta solidaridad Mons. Chomali: “Solidaridad que conmueve” ante los incendios que asolan Chile
“Decenas de personas fallecidas, cientos de heridos, pérdidas materiales incalculables, el trabajo de toda una vida convertido en cenizas, muchos sueños truncados y cientos de miles de puestos de trabajo menos"
“Surgen cientos de voluntarios que de sol a sol se ponen al servicio de las autoridades para ayudar en lo que sea"
“Chile es un país solidario y eso se nota cada vez que nos acecha la desgracia”
“¡Hay humanidad aún y, por lo tanto, esperanza!”
“Chile es un país solidario y eso se nota cada vez que nos acecha la desgracia”
“¡Hay humanidad aún y, por lo tanto, esperanza!”
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
Los incendios que arrasan Chile han provocado la reacción de la Iglesia que se ha movilizado en favor de las víctimas, una solidaridad que conmueve como ha dicho Mons. Fernando Chomali en una columna de opinión, que fue publicada la mañana de este lunes 6 de febrero en el Diario La Estrella de Concepción, donde es arzobispo, recogido por la archidiócesis y la Conferencia Episcopal de Chile.
Fallecidos, heridos, el trabajo de toda una vida convertido en cenizas
En sus palabras, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Chile comienza haciendo referencia a las “decenas de personas fallecidas, cientos de heridos, pérdidas materiales incalculables, el trabajo de toda una vida convertido en cenizas, muchos sueños truncados y cientos de miles de puestos de trabajo menos, es el resultado de los incendios que tienen en ascua a la población en el sur de Chile”.
Siguiendo la opinión de algunos expertos, Mons. Chomali denuncia que “muchos de estos incendios son ocasionados por personas. Todos esperamos que sean identificados y que sean juzgados como corresponde. Un incendio es devastador, genera mucho daño y temor, e implica años de trabajo para recuperar lo perdido. Las pérdidas de vidas humanas son irreparables. Esas personas quedarán en el recuerdo por siempre en la mente y el corazón de sus seres queridos”. Por eso pide que la sociedad chilena y los órganos gubernamentales se preparen “más y mejor para afrontar el verano y sobre todo organizarnos de otra manera para evitar que personas inescrupulosas hagan tanto daño”, insistiendo en que “la maldad del ser humano pareciera no tener límites”.
Solidaridad y ayuda de cientos de voluntarios
Ante esta tragedia, el prelado destaca que “surgen cientos de voluntarios que de sol a sol se ponen al servicio de las autoridades para ayudar en lo que sea. Además, la sociedad se organiza para que las personas que quieran colaborar puedan hacer su aporte. Notable es ver a los jóvenes que salen con palas y picotas al campo para hacer corta fuegos. Los bomberos con muy pocos medios demuestran su compromiso y profesionalismo minuto a minuto, y sin dar tregua”, algo ante lo que Mons. Fernando Chomali dice “Gracias”.
También destaca la labor de la Iglesia, señalando que “notable es ver a las parroquias organizadas en torno a las necesidades más urgente de la población, lo mismo que otras iglesias, clubes deportivos y tantas otras instituciones”. Una actitud asumida por buena parte de la sociedad chilena, algo que se manifiesta en el hecho de que “muchas personas han postergado sus cumpleaños, convivencias familiares y vacaciones. Su lógica es cómo voy a estar celebrando cuando muchas personas están sufriendo”.
Chile es un país solidario
Esas actitudes llevan al vicepresidente del episcopado a afirmar que “Chile es un país solidario y eso se nota cada vez que nos acecha la desgracia”. Pero también hace especial hincapié sobre la necesidad de “reflexionar respecto de la vulnerabilidad en la que se encuentran tantos adultos mayores que dependen exclusivamente de la buena voluntad de otros para defenderse de los incendios y otras desgracias”, denunciando que “allí hay una deuda del Estado para con ellos”. Un momento en que diferentes instituciones están viviendo la providencia divina, como señala en relación a las hermanas de la Caridad, a cargo del Hogar de ancianos Villa de Nazareth de Tomé, que hicieron ver esa providencia cuando el arzobispo preguntó si necesitaban algo para su hogar que tuvo que ser evacuado.
Un testimonio que Mons. Chomali da viendo como “los ancianos, muchos de ellos postrados en una sala de clases, agradecían el plato de comida que les daban con mucho cariño y una sonrisa amplia, generosa y contagiosa”. Una prueba más de que “¡Hay humanidad aún y, por lo tanto, esperanza!”, finaliza el prelado.