Comentario al Evangelio del Domingo 30 del Tiempo Ordinario Mons. Ojea: “La medida del amor es el servicio”

Monseñor Oscar Ojea
Monseñor Oscar Ojea

“Recordar el infinito amor de Dios, la ternura de Dios y decírsela a uno mismo y repetirla a sus hijos”

"El primer mandamiento es ante todo una escucha y una vez que yo recibo ese amor de Dios, entonces comienzo a dialogar y a responder"

“Sólo así, podemos reconstruir un futuro, una convivencia que mejorará notablemente nuestra vida y hará posible que los bienes puedan llegar a todos”

Ley de Dios

Mandamiento como aquello que tenemos la obligación de cumplir. A partir de esa idea, desarrolla Mons. Oscar Ojea su comentario semanal al Evangelio dominical. Para el obispo de San Isidro, “es notable que, en la formulación del primer mandamiento, el libro del Deuteronomio nos traiga una oración, que es la oración que repite Jesús cuando le responde a la pregunta del doctor de la ley: ‘¿Maestro cuál es el mandamiento más grande de la ley?’”.

Es la oración del “Shema”, que quiere decir escucha: “Escucha Israel”, nos recuerda el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. “Así comenzaba la formulación del primer mandamiento que los judíos recitaban y enseñaban a sus hijos como dice el texto el Deuteronomio: ‘yendo de camino, acostado y levantado’”, nos afirma Mons. Ojea, explicando que “es el centro de la piedad de Israel”. Es algo que nos viene a “recordar el infinito amor de Dios, la ternura de Dios y decírsela a uno mismo y repetirla a sus hijos”, según el prelado.

Mons. Ojea recuerda que el primer mandamiento comienza “recitando una confesión de amor de Dios: de modo que el primer mandamiento es ante todo una escucha y una vez que yo recibo ese amor de Dios, entonces comienzo a dialogar y a responder”. No podemos olvidar que “ese amor de Dios es total, lo da todo”, lo que aparece muchas veces en el Antiguo Testamento. Entre las citas destaca la del capítulo 43 del profeta Isaías, donde muestra que la dignidad del hombre y la dignidad del pueblo consiste “en ser amado por Dios”.

Amor en el práctica

El obispo de San Isidro insiste en que “una vez que recibe esta confesión de amor entonces por eso responde y dialoga; por eso ‘amarás al Señor, tu Dios con todo tu corazón’”. Algo que se fundamenta en que “Él lo da todo y lo pide todo, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu espíritu, con todas tus fuerzas”. Junto con eso, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, un mandamiento que “se desprende de una escucha: escucho y me compadezco, escuchó y acompañó a mi prójimo, porque experimento el amor de Dios, por eso salgo del mismo y tiendo hacia él, es todo un movimiento dinámico”.

Podemos decir que el obispo argentino denuncia “qué lejos estamos en nuestra cultura de vivir como fundamento de nuestra convivencia el amor social y cómo nos perdemos a través del relativismo, que va como oreando la confianza y que erosiona la misma convivencia social”. En ese sentido insiste en que es “un relativismo que no se hace cargo de nada, un relativismo vacío, cada cual que haga lo que quiera, cada cual, buscando su propio proyecto, buscando su propio horizonte”, consecuencia de que “es tan fuerte el individualismo en el mundo en que vivimos y sin embargo no podemos construir sin confianza”.

Para Mons. Ojea, “la medida del amor es el servicio, el amor hace posible el servicio, el servicio crea vínculos de solidaridad y sólo a través de los vínculos de solidaridad que están fundamentados en el amor y en el amor social, solo así a través de la fraternidad, como propone la encíclica Fratelli Tutti del Santo Padre”. Por ello insiste en que “sólo así, podemos reconstruir un futuro, una convivencia que mejorará notablemente nuestra vida y hará posible que los bienes puedan llegar a todos”.

Finalmente pide “que podamos aprender esta escuela del amor creciendo en la escucha de la confesión del amor de Dios que nos ha amado hasta el extremo, hasta darnos a su propio hijo; él lo da todo, pero también lo pide todo”.

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