8 de marzo y los retos por superar Rafael Luciani: “La integración de las mujeres en el ámbito eclesial sigue siendo una deuda”

Rafael Luciani: “En el ámbito eclesial la integración de las mujeres sigue siendo una deuda”
Rafael Luciani: “En el ámbito eclesial la integración de las mujeres sigue siendo una deuda”

"Se trata de rescatar la condición bautismal y desde ahí, entender que la mujer tiene los mismos derechos y deberes en la Iglesia"

"Con la presencia de las mujeres todo cambia: las dinámicas, los estilos, los ambientes y las perspectivas”

"El acento debe ponerse en la reciprocidad entre mujeres y hombres"

“Las mujeres siguen encontrando obstáculos para obtener un reconocimiento más pleno en los distintos ámbitos de la vida de la Iglesia”, dice uno de los apartados del Documento final del Sínodo.

Realidad que aboga por procesos de cambio concretos, frente a los que Rafael Luciani recuerda la importancia de trabajar por la conversión de las relaciones. Aspecto que en su opinión, debe fundamentarse en la antropología de la completitud, es decir, la que reconoce todos los elementos que integran la naturaleza humana.

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Una reflexión oportuna para este mes de marzo, que además de invitarnos a celebrar con plenitud los dones de la mujer, nos pide reflexionar sobre los pasos que deben darse para aportar a la construcción de una Iglesia sinodal en donde hombres y mujeres vivan en equidad. «Se trata de rescatar la condición bautismal y desde ahí, entender que la mujer tiene los mismos derechos y deberes en la Iglesia», afirma el teólogo venezolano.

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Humanizar las relaciones

Tras el Concilio, se hizo un estudio doctrinal sobre el lugar de la mujer en las órdenes sacramentales y la vida de la Iglesia. Sin embargo, no se puede desconocer el proceso de desaceleración que se presentó en esta materia, durante la década de los 80.

«Si hablamos en el ámbito eclesial, la integración de las mujeres sigue siendo una deuda tremenda. En la Iglesia el 80% de las instituciones, solo cuentan con hombres en las posiciones de dirección o aquellas donde hay que tomar decisiones importantes», afirma.

En el ámbito social, la iglesia asume diversas pastorales en defensa de la dignidad de la mujer. Por ejemplo en temas como la formación para el trabajo, la prevención de delitos transnacionales como la trata de personas y los efectos de la migración, entre otros. No obstante, el experto del Sínodo considera que es oportuno mirar hacia dentro. “Creo que a nivel institucional necesitamos una reforma profunda, porque no puede ser que la mayoría de las instituciones estén conformadas solamente por hombres. Además, porque con la presencia de las mujeres todo cambia: las dinámicas, los estilos, los ambientes y las perspectivas”.

Así Luciani señala que sería importante que desaparezcan ciertos términos que nombran y a la vez limitan la riqueza de la relación entre hombres y mujeres. «Cooperación, corresponsabilidad auxiliar y complementariedad», estarían dentro de la lista.

Para el académico, el acento debe ponerse en la «reciprocidad entre mujeres y hombres», lo que desde su perspectiva debe traducirse en «el ejercicio de la corresponsabilidad diferenciada de todos los bautizados».

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Acortar la brecha

Recordando el párrafo 60 del documento final del Sínodo, Luciani insiste en el tipo de Iglesia que está emergiendo y en la que “en virtud del bautismo, el hombre y la mujer gozan de igual dignidad como parte del Pueblo de Dios”.

Fragmento que según recuerda, recibió el mayor número de votos en contra, pero aun así fue aprobado. Por eso, “su implementación depende de una renovación espiritual y una reforma estructural, para hacerla más capaz de caminar con cada hombre y mujer”.

Si el Sínodo madura el Concilio y hace una relectura de la Lumen Gentium que otorga a las mujeres un “papel protagónico” y las destaca como sujetos eclesiales, resulta necesario cerrar algunas brechas en la práctica.  “Creo que la gran deuda con las mujeres es la ministerialidad. Es un ámbito que nos falta madurar, profundizar y asumir con decisiones concretas. Hablo de la ministerialidad en todos los ámbitos, bautismal, instituida y la ordenada como es el diaconado”.

La esperanza de estudiosos como Luciani y los colectivos de mujeres en todo el mundo es que se den pasos en el ámbito de esa ministerialidad ordenada que con el tiempo se ha convertido en un anhelo para los territorios de misión y espera responder a la tradición de la Iglesia Católica, superando las dudas teológicas que existen frente al tema.

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Un desafío

Reflexiones presentes en la columna titulada “De la semilla del concilio al fruto del sínodo” con la que el teólogo Rafael Luciani inicia su participación en el suplemento Mujeres, Iglesia, Mundo de la edición mensual del L’Osservatore Romano.

Tarea que le permitirá compartir su sentir como miembro de la comunidad teológica de América Latina y el Caribe, en un medio dispuesto a incluir nuevas visiones de la realidad y descentralizar sus contenidos.

“Escribir pensando en el lugar que le corresponde a la mujer en la iglesia es un desafío para mí; porque implica ponerme en sintonía con las dificultades que padecen, además de analizar lo que existe sobre el tema a nivel de teología, magisterio y tradición».

Misión que el teólogo asumirá «pensando siempre en avanzar hacia los temas relacionados con la ministerialidad, la gobernanza y los demás ámbitos de la iglesia. Es un momento en el que puedo confrontarme, crecer y aprender, porque aparte de compartir mi perspectiva, en realidad estoy más para aprender de lo que se genere con este trabajo”.

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