Reflexiones sobre mujeres, gobernanza e idoneidad Rita Pinci: “La mujer en la Iglesia de hoy es un recurso incomprendido”

Rita Pinci: “La mujer en la Iglesia de hoy es un recurso incomprendido”
Rita Pinci: “La mujer en la Iglesia de hoy es un recurso incomprendido”

"Escribimos y reflexionamos sobre la cuestión femenina dentro de la Iglesia católica. Y sobre ello interrogamos y dejamos hablar a religiosas y laicas, con cargos en la Curia, el Vaticano, congregaciones y asociaciones, y también a creyentes corrientes" 

"Las mujeres no sólo son útiles. Las mujeres son necesarias para que esta Iglesia afronte seriamente y supere los muchos problemas que tiene desde hace años y que amenazan con afligirla"

"El papel de las mujeres debe ser reconocido por lo que son como parte del pueblo de Dios, igualmente bautizadas, y por sus capacidades"

La otra mitad. Así se titula la sección del suplemento Mujeres, Iglesia, Mundo que circula con la edición mensual del L’Osservatore Romano. Publicación que este año contará con la participación de Rafael Luciani, como parte del equipo de columnistas invitados.

El anuncio adquiere importancia en tanto se trata del único autor latinoamericano que desde su rol de teólogo y miembro del equipo de expertos del CELAM y la CLAR , aportará con su experiencia académica y personal a la reflexión sobre el camino que adelanta la mujer al interior de la Iglesia en materia de gobernanza y reconocimiento de su idoneidad profesional y personal.

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Hablar sobre mujeres

“Mujeres, Iglesia, Mundo es un periódico para todos, hombres y mujeres. Está concebido y producido por mujeres, pero no sólo las mujeres escriben en él. Este año damos un paso más, con una nueva columna escrita sólo por hombres, que opinan sobre la cuestión de la mujer en la Iglesia”, afirma Rita Pinci, directora del suplemento.

Quizás una de las mayores cuestiones frente al tema está en las motivaciones que fundamentan la invitación a un grupo de hombres para escribir sobre  mujeres e Iglesia, así como la expectativa sobre su participación. Al respecto, Pinci explica que en La otra mitad alternarán tres autores: Rafael Luciani,Massimo Faggioli, historiador del cristianismo; y don Pierluigi Banna, sacerdote de la diócesis de Milán.

Se trata de “países, experiencias, relaciones con la Iglesia y la sociedad diferentes. Hemos pensado en ellos, porque creemos que pueden tener puntos de observación particulares y específicos. Cada uno hablará según su perspectiva”, haciendo honor al nombre de la columna que de acuerdo con Pinci responde a una anécdota de 1963. “En el Concilio Vaticano II el cardenal belga Suenens, vio sólo hombres en San Pedro y cuestionó: ¿Dónde está la otra mitad de la Iglesia?. A partir de esa pregunta se inició un movimiento que influyó para que al año siguiente 23 mujeres entraran en el Concilio, aunque sólo fueran auditoras”.

Cuestiones sobre el rol de las mujeres en la Iglesia que Rita Pinci analiza en marzo, el  mes dedicado a la reflexión sobre el mundo femenino que sin desconocer los frutos alcanzados, reivindica sus derechos al interior de la Iglesia.

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¿Cómo define la línea editorial del suplemento Mujeres, Iglesia, Mundo?

La línea editorial nos la da, el propio nombre de la revista: hablamos de las mujeres en la Iglesia y en el mundo, hablamos de sus problemas, contamos sus historias. No para entretener, aunque los periódicos también sirvan para ello, y no hay que avergonzarse si al final de una jornada laboral, el fin de semana, durante las vacaciones, la lectura puede ser un descanso para nuestro cerebro, un momento de descanso y reflexión.

Nuestro objetivo es informar, en la pluralidad de posturas y opiniones.  Mujeres, Iglesia, Mundo es una revista única. Cuenta con un consejo editorial formado por mujeres diversas en cuanto a edad, experiencia, cultura, formación, fe, situación familiar. Hay académicas, periodistas, escritoras, teólogas, monjas. Católicas, musulmanas, judías, no creyentes. Italianas, estadounidenses, iraníes, alemanas, francesas. Juntas profundizamos en el conocimiento de la espiritualidad femenina y el papel de la mujer incluso dentro de realidades milenarias como la religión.

En particular, escribimos y reflexionamos sobre la cuestión femenina dentro de la Iglesia católica. Y sobre ello interrogamos y dejamos hablar a religiosas y laicas, con cargos en la Curia, el Vaticano, congregaciones y asociaciones, y también a creyentes corrientes.  También escuchamos y dejamos hablar a mujeres no creyentes o de otras confesiones.

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Los cambios de Francisco

¿Qué impacto buscan generar en los lectores? Vivimos un tiempo en el que  se han abierto espacios para analizar la participación de la mujer en la Iglesia...

Nuestra idea es que la cuestión de la mujer concierne a toda la Iglesia católica. Sin duda, es un tema que divide: por un lado hay una fuerte presión para que todos los roles dentro de la Iglesia se abran a las mujeres, incluidos los jerárquicos, pero por otro lado, hay quienes ven estas aperturas como una traición.

A lo largo de los años, Francisco no ha dudado en colocar a muchas mujeres en puestos de poder y prestigio. Por primera vez una mujer es Prefecta de un dicasterio de la Curia y una mujer es presidenta del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano. Pero veamos lo que ocurrió en el Sínodo: el párrafo 60 del documento final, el que se detiene en el papel y el liderazgo de las mujeres en la Iglesia y en el acceso al diaconado, es el que recibió más «no-plácemes», aunque al final fue aprobado.

Creo que la mujer en la Iglesia es hoy un recurso incomprendido. Y allí donde se comprende, se infrautiliza. Su papel debe ser reconocido por lo que son como parte del pueblo de Dios, igualmente bautizadas, y por sus capacidades. Informamos y debatimos públicamente, incluso con opiniones divergentes. Luego -y esto vale para periódicos de todo tipo- los que lean se formarán su propia opinión.  Pero no queremos adoctrinar a nadie ni a nada.

Yo no soy sólo teóloga, no soy vaticanista, soy periodista, y antes de que me llamaran para ocuparme de Mujeres en el Mundo de la Iglesia, como coordinadora de la redacción, en los periódicos italianos en los que trabajé, siempre me ocupé de otras cosas. Siempre he pensado que un periodista no debe imponer sus propias ideas, ni mucho menos manipular al lector, sino estimular la reflexión y el razonamiento.

“Agitar” el pensamiento, informando de lo que sucede con honestidad, seriedad y precisión. Ciertamente, un artículo bien documentado, claro, con todas las noticias justamente presentadas, ayuda al lector a formarse su propia opinión. Pero es suya, del lector.

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Los temas sobre la mesa

¿Qué aportes ha hecho Mujeres, Iglesia, Mundo para ayudar en la transformación de la realidad de la mujer en la Iglesia?

He dicho lo que pienso: un periódico puede estimular la reflexión; sensibilizar sobre temas y el tema de la mujer es ciertamente muy importante en la sociedad y en la Iglesia. Entonces las ideas caminan sobre las piernas de la gente.

Siempre he sido feminista, de niña participé activamente en el feminismo, y sigo prestando atención a todas las cuestiones relacionadas con los derechos de la mujer. De muchas batallas que he hecho, no he visto el resultado inmediatamente, que a veces llegó después de años. Pero un resultado, en mi opinión, es ya el hecho de hablar de ello, de abrir una confrontación entre posiciones diferentes, respetándonos mutuamente.

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¿Cómo ve el rol de la mujer en la Iglesia hacia el futuro?

De participación, de asunción de responsabilidades, de compromiso. Sin prejuicios, hay que conceder a las mujeres la plena ciudadanía en la Iglesia.

Muchos señalan la utilidad de las mujeres en la Iglesia; dicen que si hicieran huelga las iglesias se vaciarían e incluso muchos de los servicios parroquiales y eclesiásticos no podrían garantizarse. Esta no es la cuestión.

Es verdad, como nos dijo el Papa Francisco cuando nos recibió, que las mujeres son «mente, corazón, manos» y que, como saben usar las tres cosas a la vez, resuelven los problemas con más facilidad. Pero las mujeres no sólo son útiles. Las mujeres son necesarias para que esta Iglesia afronte seriamente y supere los muchos problemas que tiene desde hace años y que amenazan con afligirla. Desde el de la crisis de fe, la disminución de vocaciones, hasta el tremendo de los abusos.

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