Sólo por hoy

Al encontrarme con esta oración me hace pensar en la vida que se nos regala cada día y en aquello que el Señor nos da la oportunidad de vivir sólo por hoy porque este hoy es único e irrepetible. Creo que es un buen lema para iniciar el día estas palabras: “Sólo por hoy”, con las que podría prestar más atención a cada jornada, desde dónde pongo mi mente y corazón, dónde va a estar mi disponibilidad, atención, cariño hacia el otro y dónde me he detenido ante mis propios intereses hoy, ante las pequeñeces que hace de algunos días más grises.
Señor, que sólo por hoy te busque en el quehacer de mi día y en él sepa encontrarte, saborear aquello que me regalas para seguir haciendo camino contigo. Que sólo por hoy los propósitos para el día estén impregnados por tu Amor. Ayúdame a cambiar la mirada y poder vivir con más ardor, alegría a la luz de la fe “Sólo por hoy”.
“Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.
Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.
Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que nadie se entere.
Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
Sólo por hoy creeré firmemente aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad”.
Juan XXIII
Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.