La vida y un plus... A medio gas
Aumentar la velocidad supone el riesgo no sólo de “accidentarse” sino de comprometerse más
| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
Hay gente que pasa por la vida a medio gas porque aumentar la velocidad les supone el riesgo no sólo de “accidentarse” sino de comprometerse más, de trabajar más, de dar más y más vale controlar e ir a lo mínimo, cumplo y punto,… Desgraciadamente se constatan realidades de personas a las que les va ese estilo, pero el problema no es ése, sino que además de tomar esa postura de a medio gas, se juzga a quien ha tomado otro camino, o más bien va por la autopista a buena velocidad, sin pasar “el límite reglamentario” pero sí siendo capaces de dar mucho más y lo son porque sus vidas hablan por ellas mismas, gente que vive su vida entregando un plus, el cual no es económico pero si no se materializa en “dinero” parece que no valga la pena y eso acaba generando en otras personas llamémoslo incomodidad o quizás sea envidia.
¿Juzgar la vida del otro porque va a más velocidad que tú me hará más feliz? ¿Será que el otro me está mostrando algo que me puede herir y afectar porque yo sé que no estoy dando lo que mi fachada muestra? Son muchos los interrogantes que surgen y más cuando hay personas entregadas, que aman lo que hacen y son juzgadas. Qué fácil resulta ir contra el más fuerte en la entrega que contra el que se columpia y prefiere no “pringarse” pero los otros obtienen en el fondo más. Sí, es la alegría interior de quien vive su vida desde unas convicciones, desde la alegría de ser feliz con lo que se es y se hace, la opción de la entrega, disponibilidad, quizás no esté bien vista ni se ponga de moda pero alimenta la propia existencia dando fruto.
“¿Cuánto poner en juego?
Ni mucho ni poco… todo.
Menos que eso no basta.
Toda la ternura que uno pueda
sembrar en los gestos .
Todo el valor
para volcarlo en los pasos.
Toda la verdad
para plasmarla en versos.
Todo el furor
para mostrarlo en la brega
contra lo injusto,
contra lo hueco.
El corazón entero en la búsqueda
y la urgencia toda tras tus huellas.
La compasión no puede
partirse en migajas,
ni la fe se puede celebrar a ratos.
Te estremece del todo el dolor
del hermano, o no basta.
No cabe en el amor el cálculo
o la estrategia, sino un salto al vacío
radical, definitivo, tras tus huellas,
en tu nombre. A tu modo.
O no es Amor".