"Procura empaparte de la certeza de que, pase lo que pase, no está todo perdido" Carta a Carolina Marín

Lesión de Carolina Marín
Lesión de Carolina Marín Olympics

Te escribe alguien que no te conoce pero cree conocer lo que es el dolor humano, y la diferencia entre el sufrimiento, cuando es propio y cuando es ajeno.

No serías la primera persona que, años después, casi agradece lo que, en su momento, vivió como una calamidad...

Hermana: te escribe alguien que no te conoce pero cree conocer lo que es el dolor humano, y la diferencia entre el sufrimiento, cuando es propio y cuando es ajeno: en este segundo caso es una información que puede ser dolorosa, pero su causa está fuera de nosotros. En el otro caso es una experiencia, que podrá ser comunicada, pero no puede ser transferida como tal, porque está en la propia carne. Un dato muy real, que vuelve insuficientes (y a veces molestas) tantas palabras que intentan ser de consuelo.

El viaje de tus sueños, con RD

Pero a pesar de todo hay que intentarlo: pues la experiencia ocupa tanto la totalidad de nuestro ser, que puede impedirnos percibir (o asimilar) otros datos que muchas veces podrían resultar terapéuticos. En el mismo diario que te dedicó un reportaje, (con el título: “tengo el alma destrozada”), había una foto de un muchacho gazatí, de 17 años, con las dos piernas cortadas y que decía: “quiero volver a andar”. Cuando la vi sentí vergüenza de mí mismo: porque me quejo de que las piernas ya no me obedecen… ¡y tengo 90 años! Al día siguiente la prensa hablaba de una mujer iraní de unos 30 años y madre de dos hijos, a la que la policía disparó en la cabeza ¡por no llevar velo! Y creo que ha quedado ciega.

Probablemente, tú habrías sentido el deseo de darle “un menisco tuyo” a ese muchacho de Gaza, si eso hubiera podido devolverle la posibilidad de andar, y aunque tú te quedaras sin volver a jugar. Tu sacrificio entonces tendría un sentido; mientras que ahora parece que no lo tiene. Pero, sin necesidad de eso, esas noticias citadas nos dicen simplemente que “el mundo es más amplio”: y esta información es bien importante porque el dolor, cuando es muy intenso, tiende a hacer que nuestro mundo sea cada vez más pequeño.

Tu rodilla no puedes arreglarla tú, ni nosotros, quizá puedan los cirujanos pero esto aún no es seguro. Pero sí que puedes abrir horizontes vitales; y eso puede ser muy importante, no ahora quizá pero sí para tu futuro. La vida hoy está tan caracterizada por las especializaciones (tanto en el saber como en el deporte), que eso puede, sin querer, cerrar nuestras perspectivas y reducir fácilmente el sentido de nuestras vidas. Pero la realidad tiene un sinfín de puertas de las cuales en algunas, llamas y no se te abren, pero otras se abren y te ofrecen un nuevo sentido. Y esto puede hacernos crecer no en especialización pero sí en humanidad.

Y entonces descubres algo que vuelve a dar sentido a la vida: una simple medalla de bronce en humanidad (o ni siquiera una medalla: un simple accésit en humanidad) vale mucho más que diez medallas de oro en algún deporte.

De modo, querida Carolina, que suceda lo que suceda, vuelvas o no vuelvas a jugar, procura empaparte de la certeza de que, pase lo que pase, no está todo perdido. Ni muchísimo menos. Y no serías la primera persona que, años después, casi agradece lo que, en su momento, vivió como una calamidad

Un abrazo.

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