El Vaticano publica un tuit con el texto del Papa La oración de Francisco en Fátima: "Te consagramos la Iglesia y el mundo, especialmente los países en guerra"

Francisco reza ante la Virgen de Fátima
Francisco reza ante la Virgen de Fátima RD/Captura

El Vaticano publica un tuit del Papa con la oración de la consagración a la Virgen de Fátima que, finalmente, no pronunció esta mañana Francisco en el santuario, tras volver a dejar los papeles del discurso para acabar improvisado una hermosa reflexión mariana

"Te consagramos la Iglesia y el mundo, especialmente los países en guerra. Obtén para nosotros la paz. Tú, Virgen del camino, abre senderos donde parece que no existen"

Al final del rezo del santo rosario con los jóvenes enfermos, en la Capilla de las Apariciones del Santuario de Nuestra Señora de Fátima, a donde se trasladó esta mañana en helicóptero el papa Francisco en su tercer día de estancia en la JMJ de Lisboa, estaba previsto que Francisco rezase una oración:

Sin embargo, como ya ha hecho en tres ocasiones en estos días, a las pocas líneas de iniciado su discurso ante los 200.000 peregrinos que se habían concentrado ante el santuario mariano, el Papa desechó los papeles e inició una hermosa reflexión mariana, donde habló de la Virgen Apresurada y acabó formulando una nueva advocación, la de Nuestra Señora Apressada, tras la traducción portuguesa que le brindó del calificativo el presidente del Episcopado luso, José Ornelas.

Finalmente, pues, tampoco pronunció esa oración, que ahora desde el Vaticano -y tras negar su portavoz Matteo Bruni que el Papa tuviese problemas de visión, como sí tuvo en la mañana de ayer en el centro parroquial de San Vidente de Paúl, en Serafina, se ha optado por emitir un tuit con la oración, que reza así:

“Oh María, nosotros te amamos y confiamos en ti. Y a ti, ahora, nos encomendamos nuevamente. Con corazón de hijos te consagramos nuestras vidas, para siempre. Te consagramos la Iglesia y el mundo, especialmente los países en guerra. Obtén para nosotros la paz. Tú, Virgen del camino, abre senderos donde parece que no existen. Tú, que desatas los nudos, deshaz los enredos del egoísmo y los lazos del poder. Tú, que nunca te dejas ganar en generosidad, llénanos de ternura, cólmanos de esperanza y haznos gustar la alegría que no pasa, la alegría del Evangelio. Amén”.

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