"Faltan medicinas y refugios de emergencia", alerta Cáritas tras el terremoto Iglesia católica birmana ante la tragedia: "Pedimos urgentemente un alto el fuego inmediato y completo"

La organización caritativa de la Iglesia católica, ha activado su red de oficinas diocesanas para supervisar la situación y organizar una respuesta humanitaria tras el terremoto vivido en el país
La oficina nacional de Karuna se está coordinando con Caritas Internationalis, ACNUR, OCHA y otras agencias donantes para buscar canales de recursos y ayuda humanitaria
"Faltan medicinas y refugios de emergencia, ya que hay muchos heridos y miles de personas sin hogar en las calles"
La junta militar que gobierna Myanmar ha declarado una semana de luto nacional desde hoy, 31 de marzo, hasta el 6 de abril, Mientras continúa la guerra civil
"Faltan medicinas y refugios de emergencia, ya que hay muchos heridos y miles de personas sin hogar en las calles"
La junta militar que gobierna Myanmar ha declarado una semana de luto nacional desde hoy, 31 de marzo, hasta el 6 de abril, Mientras continúa la guerra civil
(Agencia Fides).- «Faltan medicinas y refugios de emergencia, ya que hay muchos heridos y miles de personas sin hogar en las calles», informa una nota de Karuna Myanmar (Cáritas birmana) enviada a la Agencia Fides.
«Grupos locales, voluntarios y organizaciones de la sociedad civil sobre el terreno están trabajando para evaluar el alcance total de los daños y buscar una primera respuesta de emergencia. La destrucción es generalizada y la población civil está gravemente afectada. El terremoto ha provocado cortes de electricidad e interrumpido las líneas de comunicación. El Comité Nacional de Gestión de Desastres de Myanmar ha declarado el estado de emergencia en muchas regiones. Miles de personas permanecen en las calles de Mandalay», señala la nota de Karuna, que, al igual que Caritas Myanmar, la organización caritativa de la Iglesia católica, ha activado su red de oficinas diocesanas para supervisar la situación y organizar una respuesta humanitaria.
Varias estructuras han sufrido daños importantes, como monasterios, mezquitas, pagodas, seminarios e iglesias, escuelas, hospitales, bancos, hoteles, aeropuertos, edificios residenciales, puentes y carreteras. El impacto más fuerte se observa en ciudades como Yangon, Mandalay, Naypyidaw, Sagaing, Aungpan, Bago, Kalay, Magway, Kyaukse, Muse y Yinmapin, Taunggyie y algunas zonas del estado de Shan.

La oficina nacional y las oficinas diocesanas de Karuna han movilizado a sus equipos de voluntarios para ayudar a la diócesis más afectada, Mandalay, que ha activado la coordinación con las autoridades locales, otros líderes religiosos y otros grupos benéficos locales. «Es difícil ofrecer una imagen precisa con datos y cifras en las condiciones actuales, dada la ausencia de telecomunicaciones y el acceso restringido en varias zonas. Los equipos de voluntarios de Karuna siguen sin poder desplazarse a las zonas afectadas debido a las interrupciones o a la falta de seguridad», señala Karuna desde Mandalay. La oficina nacional de Karuna se está coordinando con Caritas Internationalis, ACNUR, OCHA y otras agencias donantes para buscar canales de recursos y ayuda humanitaria.
En las regiones de Mandalay, Magway, Sagaging, Bago y Shan, el número de víctimas mortales del terremoto que ha sacudido el país el 28 de marzo sigue aumentando: se ha confirmado la muerte de más de 2.000 personas, 3.400 heridos y más de 300 desaparecidos, pero para las organizaciones implicadas en la ayuda humanitaria, la cifra está destinada a seguir aumentando.
La junta militar que gobierna Myanmar ha declarado una semana de luto nacional desde hoy, 31 de marzo, hasta el 6 de abril. Mientras continúa la guerra civil, la Iglesia católica del país señala que «es urgente declarar un alto el fuego para permitir la ayuda humanitaria», según se afirma en un llamamiento emitido por la Conferencia Episcopal de Myanmar.
«Este trágico suceso ha exacerbado aún más la profunda crisis humanitaria multidimensional que ya asolaba Myanmar, donde, según estimaciones de Naciones Unidas, cerca de 20 millones de personas, entre ellas 6,3 millones de niños, necesitan ayuda desesperadamente», escriben los obispos birmanos.
«La Iglesia católica reafirma su apoyo inquebrantable a los afectados y envía sus condolencias a las familias que han perdido a seres queridos. Rezamos en particular por los que han muerto en lugares de culto, pagodas y mezquitas. Estamos profundamente conmovidos por los conmovedores mensajes recibidos del Papa Francisco, del Cardenal Luis Antonio Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano, y del Encargado de Negocios en la Nunciatura, Arzobispo Andrea Ferrante», se lee en el texto.
Agradeciendo la movilización de la comunidad internacional, se asegura que «la Iglesia católica se unirá al apoyo para asistir a la población con alimentos, medicinas y refugio». Y se reitera: «Esta crisis humanitaria exige un cese urgente de las hostilidades. Pedimos urgentemente un alto el fuego inmediato y completo por todas las partes implicadas en el conflicto para garantizar la entrega segura y sin obstáculos de la ayuda humanitaria esencial de los donantes locales e internacionales».

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