-El Consejo Mundial de Iglesias dejó muy claro en su Comité Central y también en su reciente Asamblea que nosotros, como CMI, tenemos que hacer todo lo posible para hacer frente a la guerra en Ucrania. El objetivo principal de la reunión con el patriarca Kirill era hablar de la guerra y de la posición de la Iglesia Ortodoxa Rusa al respecto. Por otra parte, queríamos abordar la cuestión de la unidad de la familia ortodoxa porque, en el seno del CMI, hemos visto claramente cómo el tema de la guerra y las diferentes perspectivas han empezado a afectar a la unidad de las iglesias ortodoxas y a generar desafíos para el movimiento ecuménico mundial. Nuestra tarea consiste en abordar esas cuestiones específicas para intentar ver cómo podemos avanzar.

"Hemos visto claramente cómo el tema de la guerra y las diferentes perspectivas han empezado a afectar a la unidad de las iglesias ortodoxas y a generar desafíos para el movimiento ecuménico mundial"

-Algunas personas podrían criticar la reunión del CMI con el patriarca en las circunstancias actuales, teniendo en cuenta su postura en relación con la guerra. ¿Usted qué les diría?

-Sí, soy consciente de ello. Sé que hay personas que han expresado preocupaciones importantes en las redes sociales y que han hecho comentarios sobre el hecho de que nos hayamos tomado fotografías con el patriarca Kirill, así como sobre su postura ante la guerra. Puede que sea así y, por descontado, respetamos los puntos de vista de las personas en lo que a estas cuestiones se refiere. Quiero expresar con toda claridad y firmeza que el CMI no puede permitirse el lujo de cruzarse de brazos y no hacer nada. Hay una guerra en curso, y tenemos que abordar la cuestión y trabajar incesantemente por la paz. Dado que la Iglesia Ortodoxa Rusa es miembro del CMI, tenemos el derecho y la obligación de visitarla, de escucharla y, por supuesto, incluso de cuestionar su posición específica en relación con la guerra. No podemos quedarnos sentados y limitarnos a criticar desde ahí; tenemos que implicarnos.

"El CMI no puede permitirse el lujo de cruzarse de brazos y no hacer nada. Hay una guerra en curso, y tenemos que abordar la cuestión y trabajar incesantemente por la paz"

-¿De qué temas habló con el patriarca Cirilo?

-En nuestra conversación, le planteé cuatro preocupaciones importantes. En primer lugar, la guerra en Ucrania: afirmamos con rotundidad que la guerra debe llegar a su fin. Hemos visitado Ucrania y hemos visto las consecuencias de lo que le está ocurriendo a la gente, la pérdida de vidas y propiedades, y cómo esta guerra carece de sentido en cuanto a su propósito y en cuanto a la trágica pérdida de vidas humanas, que es realmente inaceptable. Le contamos lo que hemos visto y le dijimos que tenemos que trabajar para que cese esta guerra.

El segundo punto consistió en expresar nuestra preocupación por la familia ortodoxa en relación con los diferentes puntos de vista sobre la situación, que requiere que trabajemos juntos por la unidad de la familia ortodoxa. Es necesario comprender que, en este contexto de Ucrania y Rusia, la comunidad cristiana ortodoxa es muy numerosa, y puede desempeñar un papel muy significativo y tener una influencia realmente considerable a la hora de responder a la situación actual. Puede pronunciarse en contra de la guerra y a favor de la paz. La familia ortodoxa y su unidad son esenciales en este contexto. Por lo tanto, hicimos bastante hincapié en el hecho de que necesitamos contar con una familia ortodoxa unida.

En tercer lugar, debatimos el papel que pueden desempeñar las iglesias para lograr la unidad, abordar la cuestión de la guerra y poner fin a lo que está ocurriendo en este contexto.

El cuarto aspecto que se trató fue la posibilidad de una mesa redonda y cómo podemos reunirnos para que esta conversación avance a través del diálogo, de modo que nosotros, como iglesias que buscan libremente la unidad entre sí, podamos trabajar después por lograr la paz en el contexto actual de Ucrania y Rusia.

-¿Podría describir el ambiente en el que se desarrolló la conversación y cómo estuvo estructurada?

-El patriarca nos recibió muy bien, cosa que le agradezco mucho. Celebró el compromiso del CMI y su misión en favor de la paz. Se compartieron grandes volúmenes de información y, como era de esperar, no fue una reunión fácil, ya que nos enfrentamos a situaciones y perspectivas complejas. Fue, por tanto, una conversación ardua, muy exigente y estimulante, pero que tuvo lugar en el espíritu especialmente cordial que se da entre personas cristianas que intentan comprender y discernir juntas los próximos pasos. Sabíamos que era necesario abordar cuestiones complejas, por lo que anticipábamos que los debates serían inevitablemente difíciles.

"Fue una conversación ardua, muy exigente y estimulante, pero que tuvo lugar en el espíritu especialmente cordial que se da entre personas cristianas que intentan comprender y discernir juntas los próximos pasos"

La reunión comenzó con una presentación del patriarca, en la que expuso su punto de vista en términos generales. Habló en primer lugar de su preocupación por los ataques a las comunidades cristianas en todo el mundo. En segundo lugar, habló de los problemas de la unidad de la familia ortodoxa y de su preocupación por las crecientes tensiones. En lo referente a la situación de Ucrania, atribuyó la responsabilidad a determinados círculos y circunstancias. Esto sería, obviamente, discutible. Después habló concretamente sobre la posibilidad de la mesa redonda, y expuso algunas ideas al respecto. A continuación, debatimos sobre cómo podríamos seguir avanzando en ese sentido.

-¿Discutieron el papel y las responsabilidades de la Iglesia Ortodoxa Rusa en la guerra?

-Mi respuesta directa a su presentación incluyó estos cuatro puntos sobre los que he hablado: la guerra, la unidad de la familia ortodoxa, el papel de la comunidad cristiana y las iglesias especialmente en el contexto de la situación en Ucrania y, por supuesto, para concluir, más detalles sobre la mesa redonda. Reiteré que el CMI condena y deplora la invasión ilegal e injustificable de Ucrania. Calculo que esta conversación duró en realidad más de dos horas y media; no fue una conversación breve.

Estuvimos una hora y media en la sala de juntas y otra hora más en el comedor, donde seguimos manteniendo conversaciones estimulantes. Tengo conocimiento de que está circulando un vídeo del patriarca haciendo una presentación sobre la situación, y es cierto que la hizo, pero lo que no cubre ese material es nuestra respuesta como CMI a los puntos planteados por el patriarca. Por desgracia, da una imagen limitada, por lo que me gustaría aclarar que la respuesta del CMI fue muy detallada y, en el tiempo que estuvimos juntos, nos aseguramos de expresar con firmeza nuestros sentimientos en relación con la situación de la guerra y la unidad de la familia ortodoxa.

"En el tiempo que estuvimos juntos, nos aseguramos de expresar con firmeza nuestros sentimientos en relación con la situación de la guerra y la unidad de la familia ortodoxa"

-¿Qué conversaciones versaron sobre la serie de mesas redondas que está planificando el CMI? ¿Cómo recibió el patriarca la idea de celebrar una mesa redonda este año?

-La delegación del CMI ya se ha reunido con las iglesias de Ucrania. Nos reunimos con la Iglesia Ortodoxa Ucraniana y la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, y, cuando les propusimos la idea de celebrar una mesa redonda, mostraron mucho interés en participar. La idea de la mesa redonda es poder reunirse el primer día con las iglesias ucranianas; el segundo día, con la Iglesia Ortodoxa Rusa, y que el tercer día puedan reunirse todas ellas para debatir las cuestiones relacionadas con la guerra y trabajar juntas para restaurar la unidad de la familia ortodoxa.

Como ya he dicho, la respuesta de las iglesias ucranianas fue muy positiva, así que le planteamos lo mismo a la Iglesia Ortodoxa Rusa. Al tiempo que afirmaba el potencial del CMI y reconocía su papel como constructor de puentes, el patriarca expresó su preocupación sobre esta idea de una mesa redonda, mencionando específicamente la cuestión de otras influencias externas y, en particular, la cuestión de los Estados Unidos. Afirmó que, a menos que resolviéramos ese tipo de cuestiones, sería difícil lograr celebrar una mesa redonda. No obstante, como le dije al patriarca, el papel del CMI no es involucrarse en política, aunque pueda ser necesario para encontrar soluciones pacíficas a problemas reales. No tenemos una agenda política, y creemos que la Biblia nos llama a la paz.

"El patriarca expresó su preocupación sobre esta idea de una mesa redonda, mencionando específicamente la cuestión de otras influencias externas y, en particular, la cuestión de los Estados Unidos. Afirmó que, a menos que resolviéramos ese tipo de cuestiones, sería difícil lograr celebrar una mesa redonda"

Nuestro mandato es cumplir la voluntad del Dios Trino de llevar la paz al mundo. Jesucristo es el príncipe de la paz, y nos llama a trabajar por la paz y a vivir en paz los unos con los otros, así que tenemos que poner las Escrituras ante nosotros para poder dejar a un lado la política y el nacionalismo que, aunque tengan importancia, no son nuestras bases. ¿Cómo entendemos realmente lo que las Escrituras nos piden que hagamos? Empecemos a pensar espiritualmente. Empecemos a pensar religiosamente.

Abramos las Escrituras y preguntémonos qué es lo que Dios nos llama a hacer antes de dejarnos influir por esas otras dinámicas. Servimos a un Dios justo que llama a todos los creyentes a trabajar por una paz justa. ¡El CMI quiere y pide una paz justa! Al final, la discusión llegó a un punto en el que el patriarca pudo afirmar que la Iglesia Ortodoxa Rusa mantendrá un diálogo interno mientras que nosotros, como CMI, seguiremos trabajando en el documento conceptual con la propuesta de convocar la mesa redonda. Es un indicio positivo de cara al futuro. Espero y deseo que todas estas cosas confluyan al final para lograr los propósitos que estamos tratando de alcanzar.

Guerra

"La mesa redonda es un indicio positivo de cara al futuro"

-Ha visitado Ucrania y Rusia en una semana. Como secretario general del CMI, ¿qué se lleva de estas visitas?

-Creo que una de las cosas de las que nos hemos dado cuenta es de que no hay soluciones “rápidas”. Se trata de temas complejos que no van a cambiar de la noche a la mañana; esta guerra lleva en curso más de un año. Mi principal preocupación es el creciente distanciamiento que experimentamos entre las iglesias ortodoxas, algo que es necesario abordar. Creo que, si hablamos de ello y logramos tener una voz común como iglesias, entonces podremos expresarnos también con una voz común en el contexto de la guerra y ante todas las autoridades que siguen perpetuando esta guerra innecesaria.

"Lo más triste para mí es que las iglesias tienden a sentirse más atraídas por las cuestiones de nacionalismo que por el mensaje del Evangelio"

Como secretario general del CMI, soy consciente de que va a hacer falta tiempo, paciencia y voluntad de caminar al lado de las personas afectadas. Las cuestiones son tan amplias y complejas por diversas razones. No se trata solo de interpretaciones espirituales y religiosas, sino que hay un gran sentimiento de injerencia e intervenciones políticas. Y, por desgracia, lo más triste para mí es que las iglesias tienden a sentirse más atraídas por las cuestiones de nacionalismo que por el mensaje del Evangelio.

Oro fervientemente para que llegue el día en que podamos ver, en primer lugar, a qué nos llama Dios y permanezcamos fieles al llamado de Dios en el contexto en el que vivimos, ya sea en el contexto de Ucrania y Rusia, o en cualquier otro lugar del mundo.

Permítanme añadir otro punto sobre lo que me llevo como secretario general: se trata de la importancia de garantizar que las mujeres también formen parte de estas delegaciones y procesos. El CMI es muy consciente de la importancia de la participación de mujeres, jóvenes y personas con discapacidad en la organización, ¡y con razón! Esta vez, tuvimos que reunir una delegación con bastante rapidez, y elegimos a las personas que la conformarían basándonos en criterios como el papel y la función que desempeñan y, por desgracia, el resultado fue que todos fueron hombres. Nos aseguraremos de que esto no vuelva a ocurrir en el futuro.

"El CMI es muy consciente de la importancia de la participación de mujeres, jóvenes y personas con discapacidad en la organización, ¡y con razón!"

-¿Cuáles son los siguientes pasos tras estas visitas?

-Sé que hay muchas iglesias que están trabajando en relación con la situación de Ucrania. Ojalá pudiéramos aunar nuestros esfuerzos para hablar con una sola voz; eso podría dar fuerza a nuestro testimonio en este contexto. Sé que la Iglesia católica romana también se está embarcando en algunas misiones de paz, lo cual es necesario y bienvenido, y que otras iglesias también están llevando a cabo iniciativas similares, pero espero que el CMI pueda ser una plataforma a través de la cual todos podamos trabajar juntos para abordar estas cuestiones desde nuestras respectivas tradiciones eclesiásticas, pero tomando conciencia de los elementos comunes en la situación a la que nos enfrentamos.

Diálogo

En cuanto a los próximos pasos, ya nos hemos reunido con las iglesias de Ucrania y con la Iglesia Ortodoxa Rusa. Hemos hablado con ellas de entablar un diálogo, y ahora, como secretario general, me pondré en contacto con estas iglesias para tratar de lograr un compromiso definitivo hacia el proceso de diálogo. Una vez que lo tengamos, organizaremos una sesión de diálogo, una mesa redonda.

"Estamos trabajando en un documento conceptual que integrará los distintos puntos de vista que hemos identificado en las diferentes visitas. Recopilaremos esta información y veremos si llegamos a un acuerdo sobre dónde tendrá lugar, quién participará y el orden del día del debate, y convocaremos la mesa redonda"

Estamos trabajando en un documento conceptual que integrará los distintos puntos de vista que hemos identificado en las diferentes visitas. Recopilaremos esta información y veremos si llegamos a un acuerdo sobre dónde tendrá lugar, quién participará y el orden del día del debate, y convocaremos la mesa redonda. Esperamos celebrarla posiblemente en octubre de este año, pero tendrá lugar lo antes posible; hemos previsto lo necesario para ello. Esperamos que, en un breve espacio de tiempo, haya consenso entre nosotros sobre la mesa redonda y, a partir de ahí, podamos iniciar un primer proceso de diálogo. Entendemos que no será suficiente con celebrar un único evento, y esperamos poder abrir un proceso de debate continuado.

-¿Le gustaría añadir algún comentario final?

-En nuestra Asamblea, nuestra comunidad ha afirmado muy claramente que no podemos permanecer estáticos ni en silencio. Debemos abordar la situación de Ucrania, al igual que la de otras guerras, conflictos y situaciones en distintos lugares del mundo. Dado que aquí estamos hablando específicamente de Ucrania, nuestro mandato es seguir trabajando en esta cuestión.

Quisiera pedir a nuestras iglesias miembros y a todas las personas que colaboran con nosotros en el Consejo Mundial de Iglesias que sigan orando por los pueblos de Ucrania y Rusia. Oremos para que esta guerra termine. Oremos para que se materialicen los pasos que estamos dando con respecto a la unidad en la familia ortodoxa y entre las Iglesias. Oremos para que nos mantengamos fieles al Evangelio en todos estos esfuerzos, de modo que podamos vislumbrar un mundo que hable de la justicia de Dios y de la paz dondequiera que nos encontremos. Para concluir, diría lo siguiente: Sigamos avanzando, sin rendirnos nunca. Siempre habrá voces críticas, y eso lo aceptamos, pero evitemos caer en el emocionalismo y limitarnos a criticar sin hacer nada.

Estamos juntos en esta lucha como pueblo de Dios. Estamos trabajando juntos para encontrar soluciones a estos problemas difíciles y complejos, pero, especialmente cuando nos enfrentamos a una guerra, es nuestro derecho y responsabilidad como comunidad cristiana y como personas decir “basta ya”. ¡Pongamos fin a esto y trabajemos por la paz!

"Especialmente cuando nos enfrentamos a una guerra, es nuestro derecho y responsabilidad como comunidad cristiana y como personas decir “basta ya”. ¡Pongamos fin a esto y trabajemos por la paz!"

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