31º día de asedio. Día de Ucrania: "Sólo juntos podemos resistir" Shevchuck: "Ayer, convocados por Francisco, vivimos un día de unidad universal que pasará a la historia"
"Ayer vivimos un día muy especial. Un día que probablemente pasará a la historia como un día de unidad universal y de Ucrania. Ayer estuvimos todos unidos en oración"
"El centro de esta unidad en Ucrania fue nuestra gloriosa Zarvanytsia. Se unieron los obispos de la Iglesia Greco Católica Ucraniana de otras partes del mundo, nuestro clero, los religiosos y todo el pueblo de Dios, los ucranianos de Ucrania y los ucranianos de todo el mundo"
"De este modo, toda la unidad de la Iglesia, la solidaridad, el servicio, se muestran como la fuente de la esperanza y el fundamento de nuestra victoria"
"De este modo, toda la unidad de la Iglesia, la solidaridad, el servicio, se muestran como la fuente de la esperanza y el fundamento de nuestra victoria"
| Sviatoslav Shevchuck
¡Alabado sea Jesucristo!
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es sábado 26 de marzo de 2022 y Ucrania lleva ya 31 días de esta guerra cruel e injusta.
Esta misma noche, una vez más, ardieron ciudades de Ucrania... Hubo feroces batallas en la región de Kyiv, en la región de Sumy, en Kharkiv, Mariúpol y otras ciudades y pueblos de Ucrania sufrieron bombardeos rusos. Ucrania sigue sangrando…
📹 VIDEO | Uno de los momentos más impactantes durante la consagración del Papa Francisco de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. pic.twitter.com/OjlKcelgAj
— EWTN ESPAÑOL (@EWTNespanol) March 26, 2022
Pero Ucrania se está uniendo. Se está uniendo en el deseo de vivir en un estado libre e independiente. Y Ucrania está rezando.
Ayer vivimos un día muy especial. Un día que probablemente pasará a la historia como un día de unidad universal y de Ucrania. Ayer estuvimos todos unidos en oración. A esta oración fuimos llamados por el Santo Padre, el Papa de Roma, quien es símbolo, signo y servidor de la unidad universal de la Iglesia de Cristo. Junto con él nos unimos en esa oración y en la consumación de este acto de consagración especial de Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María. Y en esta oración verdaderamente nos unimos.
Aquí, el centro de esta unidad en Ucrania fue nuestra gloriosa Zarvanytsia, nuestro Santuario Mariano nacional, centro espiritual, centro de peregrinación. Aquí se llegaron los obispos del Sínodo de Obispos de la Iglesia Greco Católica Ucraniana. Junto con nosotros se unieron los obispos de la Iglesia Greco Católica Ucraniana de otras partes del mundo, entre ellos de Europa Central y Occidental, de América del Norte y del Sur, de Australia; nuestro clero, los religiosos y todo el pueblo de Dios. Se unieron los ucranianos de Ucrania y los ucranianos de todo el mundo. Se unieron todos los obispos de la Iglesia Católica que ayer junto con nosotros rezaron con nosotros por la victoria de Ucrania. Por la victoria del bien sobre el mal, por el fin de la guerra, para que la verdad de Dios, la paz de Dios, triunfe sobre la guerra, sobre el diablo y sus siervos que provocan esta guerra.
Un momento especial de unidad en nuestra Iglesia antes de esta oración de consagración fue la sesión extraordinaria del Sínodo de los Obispos, de nuestros obispos de Ucrania. Nos reunimos para coordinar nuestras acciones. Para pensar juntos de qué manera servir mejor a nuestro pueblo, a nuestro ejército y a nuestro Estado. Nos escuchamos mutuamente, intentamos entender cuáles eran las necesidades más acuciantes. Hemos visto que nuestra Iglesia está con su gente: en la oración, en el trabajo, en la ayuda social incansable a todos los que lo necesitan. Y esta unidad, la unidad en la oración, la unidad en toda la Iglesia, la unidad en el trabajo, esta unidad en el servicio es justamente la fuente de nuestra esperanza. Porque sólo juntos podemos resistir. Sólo juntos podremos triunfar.
Hemos tratado de entender especialmente cómo podemos atender a los refugiados dentro del país. A aquellos que han dejado sus hogares junto con sus hijos, con sus padres y madres, embarcándose en un viaje desconocido. Pero la iglesia de Cristo abre sus brazos y acoge a todos. A cada uno le da un hogar, a cada uno le da un lugar para dormir. Y se cumplen en nosotros las palabras que Cristo dijo a Pedro: “Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará el Reino de los Cielos” (Mt. 19,29)
De este modo, toda la unidad de la Iglesia, la solidaridad, el servicio, se muestran como la fuente de la esperanza y el fundamento de nuestra victoria.
Que la Madre de Dios, a la que rezamos aquí en su ícono de Zarvanytsia, la Madre de Dios a quien ayer dedicamos nuestro pueblo, se apresure a socorrernos como pidió ayer el Santo Padre.
¡Oh Madre de Dios, salva a Ucrania! ¡Oh Madre de Dios, bendice a tus hijos! Oh Madre de Dios, danos a todos la victoria.
La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.
¡Alabado sea Jesucristo!
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