Un ceremonial con escolta, primero con policías israelíes y luego palestinos La esperanza del padre Patton, este adviento: "Que Belén vuelva a ser una ciudad de paz"

Inicio ceremonial del Adviento en Belén
Inicio ceremonial del Adviento en Belén

El Custodio de Tierra Santa hizo la entrada solemne en la ciudad cisjordana para el inicio del tiempo de Adviento, el segundo en tiempo de conflicto

"Frente al mal, la desesperación, la enfermedad, el desaliento y esta horrible guerra que nos angustia y nos hiere, no tenemos otra alternativa que mantener la cabeza alta"

(Vatican News).-Que vuelva el buen tiempo a Belén y que la ciudad vuelva a ser la ciudad de la paz y de la alegría». Esta es la esperanza expresada por el Padre Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, que hoy, con motivo del comienzo del tiempo de Adviento, ha hecho su entrada solemne en Belén, primero escoltado por la policía israelí y después a cargo de la policía palestina.
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Una vez atravesado el pesado portón de acero del muro divisorio, junto a la Tumba de Raquel, el custodio recorrió las calles que conducen a la Plaza del Pesebre, rodeado de los habitantes, los niños de las escuelas, las autoridades locales y los boy scouts que tocaban gaitas y tambores. La de hoy ha sido una de las tres ocasiones solemnes de apertura de la puerta, las otras dos serán en Nochebuena, con la entrada del Patriarca de Jerusalén de los Latinos, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, y después, el 5 de enero, con motivo de la Navidad ortodoxa, será el turno del Patriarca ortodoxo griego Teófilo III.

El ingreso del padre Patton en Belén

La segunda Navidad en guerra

La ceremonia terminó con una oración en la iglesia de Santa Catalina, que está junto a la Basílica de la Natividad y desde la que se accede a la gruta. Fue un momento importante para loshabitantes de Belén, que vivirán su segunda Navidad en la soledad, la pobreza y la tristeza. Desde el 7 de octubre del año pasado, muchos de sus habitantes, sin la llegada de peregrinos y sin poder cruzar el muro para ir a trabajar a Jerusalén, viven sin ingresos y al borde de la pobreza, y Belén está sumida en una atmósfera triste. La Basílica de la Natividad está desierta casi a todas horas, no hay peregrinos, el tradicional hotel que solía acogerlos, Casa Nova, lleva 12 meses cerrado, y las tiendas de los artesanos que fabrican objetos religiosos a lo largo de la calle de la Milk Grotto street, que recorre el lado sur de la Basílica, están casi todas cerradas.

No perder nunca la esperanza

La esperanza expresada por el Padre Patton es que éste pueda ser el último Adviento de guerra. En su mensaje para la solemnidad, el custodio invita a «no perder la esperanza. Especialmente cuando todo en el mundo parece querer arrebatárnosla». Este es «el Adviento de un nuevo año litúrgico que será también un año jubilar. Y al proclamar el Jubileo, el Papa Francisco llama a los fieles a «conservar la esperanza, más aún, a ser difusores de esperanza, peregrinos de esperanza». Frente al «mal, la desesperación, la enfermedad, el desaliento, esta horrible guerra que nos angustia y nos hiere», es la invitación de Patton, «no tenemos otra alternativa que mantener la cabeza alta».

La ceremonia de inicio del Adviento en la Iglesia de la Natividad de Belén

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