“La Muerte, un camino para la vida” último libro del cura de Murguia Carlos Ortiz de Zárate: “Los ritos ayudan a asimilar la muerte”
“ser consciente de tu finitud te ayuda a plantearte qué quieres hacer con el resto de tu vida, con el tiempo que te queda”
los funerales siguen siendo el acto social de significación religiosa que congrega a lo largo del año a más personas
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Carlos Ortiz de Zárate, sacerdote y etnógrafo, da a conocer su último libro “La Muerte, un camino hacia la vida”. El pasado martes lo hacía en el Aula san Pablo del obispado de Vitoria.
Nuevamente la muerte está presente en su obra, aunque con matices:
“El libro “Bálsamo” estaba más enfocado al duelo, a lo que vivimos después de la muerte y cómo lo gestionamos. Por lo tanto no sería exactamente “volver sobre el tema de la muerte”, sino hablar directamente sobre ella. Este libro pretende responder a la cuestión que muchas personas me han planteado: “Carlos, nadie nos ha preparado para el tema de la muerte”. La muerte muchas veces se trata como un tema tabú, otras veces la observamos de lejos, como algo que les afecta a otros no a mí, o que vemos en la televisión, pero no va con nosotros. Pero la muerte es una realidad, una pared con la que más tarde o más temprano nos acabamos viendo de frente. Y en ese momento nos sentimos desarmados, sin herramientas para gestionar ese momento. Y lo que he pretendido es aportar mi grano de arena en esa reflexión sobre una cuestión, que como decía un lama del Tíbet; “no es opcional, si has nacido seguro que vas a morir”. Ser consciente de ello, ser consciente de tu finitud te ayuda a plantearte qué quieres hacer con el resto de tu vida, con el tiempo que te queda. Y descubres que hay situaciones que no merece la pena mantener para el tiempo que nos queda, como el típico enfado o desencuentro con un hermano.”
El libro tiene una estructura pensada para el lector.
“Tiene cuatro partes. Yo digo que son cuatro lecturas paralelas. Una primera que son reflexiones en torno a diversos momentos en torno a la muerte. Después tiene unos “bocadillos etnográficos” que pretenden relajar la lectura con cuestiones más livianas y culturales. Un tercer elemento son testimonios de vida. Para mí son muy importantes, porque están pensados en clave de esperanza. Invita a ver la muerte no como una realidad oscura sino de luz. Y la cuarta lectura sería la de la imagen, las fotografías que utilizo en el libro son la mayoría fotos positivas. Luego las personas que cojan el libro se encontrarán con un elemento muy presente a lo largo de todo el libro, desde la portada. La mariposa es un símbolo de la resurrección. Y como último detalle que hemos querido cuidar en el libro es que prime la claridad, el blanco sobre el negro.”
¿Es un libro para todas las edades?
“Yo diría que en cierto modo, aunque es un libro para adultos y para que puedan tener elementos que trasladar a los más jóvenes. Cuando me encuentro con algún caso donde expresamente comentan sobre evitar a los niños el tema de la muerte yo les invito a reflexionar antes de tomar ninguna decisión. Al menos que les pregunten directamente si quieren ir al tanatorio, al funeral, pero de cara no privarlos de la opción de una despedida del ser querido, del abuelo, la abuela, en la mayoría de los casos.”
¿Es un libro que puede ayudar a prepararnos ante cualquier tipo de muerte?
“No. cada cual tiene que hacer su propio proceso, su propio camino. Nadie puede recorrerlo por tí. Y ciertamente está pensado en un contexto de las muertes que tenemos en nuestro entorno: edad, enfermedad, accidente, … pero ciertamente no está pensado para muertes en un entorno de guerra, o de aquellos que mueren en el trayecto de búsqueda de una vida mejor por ejemplo.”
“El libro está hecho en un contexto muy concreto y desde mi propia experiencia que recuerda cómo mi madre cuando alguien moría nos llevaba a su casa para rezar el rosario delante del cuerpo de la persona fallecida. A nosotros nos enseñaron a convivir con la muerte, como algo que es parte de la vida, Eso hoy no se permite. En ese cambio, sinceramente creo que hemos perdido valores.”
¿Y qué consecuencias crees que está teniendo?
“Pues creo que estamos haciendo un flaco favor a las nuevas generaciones vetando este acceso directo a la muerte. Algunos psicólogos ya hablan de problemas serios, de depresiones, duelos patológicos, motivados precisamente por no poder despedirse, por no hacer todas las fases del duelo, por no enfrentarse cara a cara con la muerte. Aunque, y para ser justos, también he descubierto últimamente que están surgiendo grupos de reflexión en torno al tema de la muerte.”
“Un fenómeno que estoy detectando como sacerdote es la pérdida de peso de los ritos. Algunas personas hoy renuncian, no digo ya a un funeral, a cualquier manifestación de memoria del difunto tras su muerte. Y para mi eso es un error. Hay que tener algún rito, religioso o profano, pero los ritos son importantes y necesarios. Un acto de despedida con la familia, con los amigos, creo que es necesario y fundamental para los vivos. Los ritos ayudan a asimilar la muerte.”
Non solum sed etiam
En el informe que se ha editado para la próxima jornada del Día de la Iglesia Diocesana no se ofrece el dato de los funerales, que las parroquias sí lo ofrecen al obispado. Y, al hilo del comentario de Carlos sobre los ritos sí se nota un ligero descenso del número de funerales, así como de un descenso de asistencia a los mismos. Aún así, salvo contadas excepciones, los funerales siguen siendo el acto social de significación religiosa que congrega a lo largo del año a más personas. Convirtiéndolo en una oportunidad de “oro” para decir una palabra que llegue a creyentes y a incrédulos, a bautizados de misa dominical y a bautizados de solo funerales. Pero por desgracia creo que esta oportunidad no siempre se aprovecha todo lo que se podría. Bien por que nos ajustemos al canon de la misa de difuntos o bien porque de inicio no veamos feedback por parte de la familia y los amigos del finado, el caso es que a veces el funeral se convierte en un trámite más concertado por la funeraria. Habría que cuidar los ritos. Es una pena como en alguna parroquia tras los cambios al frente de la misma se perdió el rito de la presencia de la argizaiola en memoria de los fallecidos del mes o del año. Hay que recuperar los ritos o establecer ritos nuevos. O dejar que los llegados de otras tierras compartan sus ritos en nuestras celebraciones cuando se refieran a sus muertos. La importancia de los ritos, que ayudan a asimilar la muerte.