Encuentros en la Catedral con el obispo Elizalde responde a quien quiera preguntar
Los cristianos perseguidos son un modelo de vivir la fe
El Testamento Vital es la respuesta cristiana a la Eutanasia
En la Iglesia siempre habrá célibes
La Iglesia del futuro será menos numerosa pero más auténtica
En la Iglesia siempre habrá célibes
La Iglesia del futuro será menos numerosa pero más auténtica
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Con este sugerente título comienza en Vitoria una propuesta interactiva para quien desee preguntar lo que quiera al obispo. Esta es la iniciativa que desde la comunidad parroquial de María Inmaculada se le hizo al obispo, y éste propuso hacerla abierta a todo el mundo.
En el preámbulo Elizalde justificó que el acto se hiciese en el templo catedralicio, por ser “la cátedra del obispo”, pero lo haría desde las escaleras del presbiterio, para distinguirlo de una liturgia. Confesó que se enfrentaba a este reto asumiendo el riesgo de medir sus palabras para que no fueran mal entendidas, era muy consciente que el marco no era el de “una tertulia en una bodega”. También expresó su convencimiento de que esta iniciativa estaba dentro de la triple misión de un obispo, llamado a “enseñar, gobernar y santificar”; enseñar siendo la voz de la Iglesia y de su tradición, santificar siendo puente de los Sacramentos, y gobernar desde la actitud de servicio a todos.
En torno a unas 60 personas, jóvenes y mayores, en su mayoría laicos y algún consagrado, y casi paritaria la representación masculina y femenina, fueron los primeros participantes en esta primera edición de “Encuentros en la catedral'' que tendrá su segunda cita en el mes de octubre.
En total se le plantearon al obispo doce preguntas durante los casi 60 minutos que duró el evento. La mayoría de las preguntas las hicieron los presentes, y un par de ellas llegaron a través de las redes sociales de la Diócesis, donde se registraron un total de 19 preguntas (17 quedaron pendientes)
Los que alzaron la mano, en su mayoría, acompañaron la pregunta con un preámbulo de opinión personal sobre la cuestión que planteaban al obispo.
Entre los temas que se tocaron estaban: La falta de fe en la sociedad; cómo se concreta la idea de la salvación en el catolicismo; las celebraciones de la Palabra como sustitutivo de la Eucaristía; qué podemos hacer frente a la ley de la Eutanasia; cómo responder desde la Iglesia al ateismo en la sociedad; el papel de los laicos ante la brecha generacional en la transmisión de la fe; el celibato; y la Iglesia dentro de 20 años.
Sería difícil trasladar las respuestas completas de monseñor Elizalde a todas estas cuestiones porque algunas fueron pequeñas “homilías”, pero sí entresacar algunas ideas que fue dando:
El modelo de respuesta ante la falta de fe está en los cristianos perseguidos y su valentía. Él mismo se reconoció lejos de alcanzar ese modelo pero tenerlo siempre muy presente.
Sobre la Salvación y citando a San Pablo y a Santiago recordó que la fe sin obras no tiene mucho valor, y que obrando bien, cada cual desde su fe, sintoniza con el plan de Salvación de Dios.
Ante el recurso de las Celebraciones de la Palabra en ausencia de presbítero hizo dos consideraciones importantes que afectan de manera especial al mundo rural: La incoherencia de no acudir al pueblo de cabecera de la zona para la Eucaristía dominical, pero sí luego para tomar el blanco o el vermut; y cómo muchos mayores evitan decir a sus familias su deseo de ir a misa “por no molestar y obligar a que les lleven en coche”; y por otro lado reivindicó la Eucaristía como el núcleo de la celebración cristiana, de la comunidad. Las celebraciones de la Palabra son un recurso que han sabido gestionar sociedades más secularizadas o con una extensión imposible de abarcar para los sacerdotes. También dijo que esto tiene que llevar a pedir vocaciones al sacerdocio, convencido de que hay un efecto proporcional, a mayor número de sacerdotes mayor número de laicos comprometidos. En el Plan Diocesano de Evangelización la apuesta a futuro es la de equipos mixtos, sacerdotes, consagrados y laicos, que se ocupen de la pastoral de una zona.
Sobre el tema de la Eutanasia cometó cómo la Consejera de Sanidad del Gobierno Vasco había informado personalmente a los obispos sobre la aplicación concreta de esta ley. Por otro lado comentó la disposición del Gobierno Vasco de difundir el Testamento Vital, sobre el que la Diócesis de Vitoria tiene previsto hacer campaña a comienzo del próximo curso. “El Testamento Vital es la mejor respuesta que tenemos frente a la ley de la Eutanasia” dijo Elizalde.
Frente al “ateísmo de esta sociedad” el obispo de Vitoria comentó que no existe constancia en la historia de culturas ateas, y la importancia de defender el hecho religioso como parte de la vida y signo de distinción del ser humano frente a otras criaturas.
Respecto de “la brecha generacional en materia de fe”, tras reconocer cómo hace años la sociedad y la escuela educaban en la fe, la respuesta es el regreso a las fuentes, al modo de vida de las primitivas comunidades cristianas, la vuelta al Evangelio, y señaló que en esta línea se encuentran iniciativas como Emaús, Éffeta, Amor Conyugal y otras que se están haciendo presentes con fuerza en la diócesis en los últimos años.
Respecto del celibato Elizalde dijo que “en la Iglesia siempre habrá célibes que escojan el modelo de entrega de Jesús, que no fue de nadie para ser de todos”. También dijo que el celibato no debe entenderse desde el “no puede” sino desde el “no quiere” haciendo referencia a que es una opción personal.
Y respecto de la idea que monseñor Elizalde tiene de cómo puede ser la Iglesia dentro de 20 años, su visión es optimista. Reconoció que quizá estamos en el peor momento, en la parábola más baja, pero, aun cuando la Iglesia llegue a ser menos numerosa en miembros y con un menor peso social, sin embargo la visualiza con futuro por ser una iglesia más auténtica, más comprometida.
Non solum sed etiam
Reconozco que acudí a la cita con más curiosidad por ver el perfil de los asistentes y sus preguntas que por las respuestas de monseñor Elizalde. Y, como primera experiencia, el balance, para mi, es positivo.
Primero por la valentía de salir a pista sin red del obispo, no me suena una iniciativa similar en otros ámbitos de la sociedad, pero es evidente que “La Verdad os hará libres”. Segundo por la audacia de la comunidad parroquial de María Inmaculada al plantear una iniciativa que lo que traslada es una preocupación de las bases de ser protagonistas de la vida diocesana. Y tercero porque tuve la sensación de que no se había “orquestado el cuestionario”, que se jugó limpio en todo momento.
Si he de poner algún “pero” sería a la extensión en las respuestas del obispo, quizá respuestas más concisas den la posibilidad de poner sobre la mesa más temas que interesan a la gente. Esta iniciativa puede tener un gran valor en los dos sentidos, del obispo hacia sus fieles para ejercer su misión catequética; y de los fieles hacia su obispo para que sepa de primera mano los temas que más preocupan a pie de calle. Por ello, dar cabida a más preguntas quizá sea más interesante que ofrecer respuestas desarrolladas, para eso puede seguir usando el resto del año.