Numerosos vitorianos, algunos ligados a la institución como seminaristas o docentes en el siglo pasado, se han acercado hasta el Seminario Diocesano de Vitoria para conocer las nuevas dependencias para seminaristas. 

El acto ha estado protagonizado por el rector del Seminario, Unai Ibañez, la Delegada de Patrimonio Susana Aréchaga, el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde y los seminaristas que actualmente residen y que han sido los cicerones del público visitante.

El rector ha destacado la modernización de las instalaciones, no solo por el espacio dado a las mismas, que de 60 viejas estancias se ha pasado a 30 amplias habitaciones acondicionadas con su baño completo. Además, y siguiendo la apuesta de consumo energético responsable que esta diócesis pionera puso en marcha hace unos años, estas estancias se alimentarán en parte por energía solar con los paneles instalados en el tejado y se calentarán con la energía geotérmica que ha sido también instalada. 

La Delegada de Patrimonio ha puesto en valor el edificio desde su inauguración en 1930 como un hito de la arquitectura en aquellos años, recordando los elogios que nuncios y obispos llegaron a hacer de este Seminario como “el mejor de España y de Europa, entonces”.

El Seminario de Vitoria ha ido modernizando sus instalaciones, pero respetando la idea original de su diseñador, el hoy beato, Pedro de Asúa. 

Los pasillos de las dos alas remodeladas han conservado el inconfundible azulejado que hasta media altura está presente en todo el edificio.  También se han aprovechado algunos elementos del patrimonio diocesano para adornar y vestir los pasillos y los espacios comunes. Los espacios que antaño ocupaban las duchas comunitarias hoy son salas de reuniones y lectura. 

Si bien el acondicionamiento del Seminario a los nuevos tiempos es un proyecto que ha ido trabajándose con los años, la verdad es que ha resultado casi profético y se puede decir que ya hoy el Seminario de Vitoria estaría adaptado para recibir seminaristas de otras diócesis en esa concentración de seminarios sugerida por el Papa Francisco y que en el Norte podría acabar teniendo como sedes Pamplona, Burgos y Vitoria. 

En el siguiente vídeo se pueden ver y comparar las imágenes de las viejas instalaciones y la remodelación

Non solum sed etiam

Entrar por esas puertas me hace sentirme un poco “en casa”, en la que fue mi casa durante diez años. Me ha  gustado ver la modernización de las habitaciones, ver como de cada dos de nuestras viejas celdas hoy hay una amplia habitación con un gran armario y su baño completo individual. Un listón de madera deja constancia de dónde se dividía antaño la habitación, y (confieso que me ha hecho sacar una sonrisa) las viejas cabeceras y pies de cama han recibido un nuevo lacado en azul que las aleja de aquella imagen hospitalaria que tenían nuestras camas. 

Donde estaban las duchas comunes hoy hay salas de lectura y reuniones o espacios de recibidor. Pero la primera y más grata impresión ha sido la luminosidad que ha ganado hoy aquellos viejos pasillos que de niños acongojaba cruzarlos para ir al baño a ciertas horas de la noche. 

A vino nuevo, odres nuevos. Seminaristas y formadores disfrutarán a partir de ahora de unas comodidades que harán más grata su estancia, aunque yo siempre recordaré con cariño y agradecimiento mi paso por la “Casa Grande”, sus pequeñas incomodidades ayudaron a forjar en parte la persona que soy hoy.