Qué bien predicamos lo que no hacemos

La Facultad de Teología del Norte en su sede de Vitoria, está de cumpleaños. 50 Aniversario de la puesta en marcha de la primera Universidad de la, hoy, capital de Euskadi. Al acto inaugural de esta efeméride acudió el cardenal Versalldi, y de ello da fe una placa descubierta por él, ubicada en el pasillo, de camino a la Capilla Mayor del Seminario Diocesano.
Con este motivo de los 50 años de la Facultad de Teología, el Archivo Municipal acoge la exposición de una selección de las muchas joyas que atesora la Biblioteca del Seminario.
En esta línea celebrativa, el Decano de esta institución, Don José Antonio Badiola, propuso, para cerrar las fiestas, otorgar un doctorado “honoris causa” a algún teólogo, o teóloga, destacado.
Según fuentes directas de la Facultad, la falta de consenso con los muchos candidatos que fueron propuestos motivó la decisión salomónica de dejar para mejor ocasión la iniciativa.

Non solum sed etiam

Este “non solum” es, en este caso también, una carta abierta a mis amigos del Foro Religioso Popular(FRP). Y el término “amigos” no es una ironía, los aprecio de corazón y valoro la valentía que durante 25 años han sabido mantener para estar en la muga, en la periferia de lo eclesial, lo eclesiástico y lo católico. Es bueno que la Iglesia tenga a sus hijos en todos los frentes. La pena es que su 25º FRP pueda quedar eclipsado por la carta de petición, o según se puede interpretar de la carta remitida, de enmienda de un craso error y de una injusticia manifiesta, respecto de la decisión salomónica que deja sin el reconocimiento académico a José Antonio Pagola (y habría que decir en justicia, a los demás propuestos).

Que el vice gran canciller de la institución, “usease” el obispo de Vitoria, opinase en contra de la candidatura de Pagola, aparte de ser el uso de un derecho de opinión, no parece ser la clave de la decisión salomónica tomada por el Decanato.

Por otro lado, a José Antonio Pagola, a quien aprecio y valoro por sus aportaciones en la pastoral del encuentro personal con Jesús de Nazaret, le diría que, con amigos así no le hacen falta enemigos. Estos títulos académicos tienen que venir de forma natural y no forzada, desde un consenso de la comunidad académica que los otorga; y no tienen más trascendencia que la de un reconocimiento mundano. Pagola ya tiene que sentirse reconocido por las miles de personas que a través de los mal llamados grupos de Pagola, grupos de Jesús, están viviendo una experiencia comunitaria de encuentro personal con Jesús y un acercamiento a las escrituras con una metodología que no esconde la realidad histórica ni magnifica la tradición oral y los diversos legados espirituales que se han ido sucediendo a lo largo de los más de 2000 años de cristianismo.

Tan merecedores como Pagola, o más quizá, eran otros de los nombres que estuvieron sobre la mesa. Alguno no salió adelante por el deseo de mantener al protagonista con vida entre nosotros, ya que su humildad no le hubiera permitido aceptar, sin un infarto, el honor que se le concediese.

Es una lástima que todo el potencial de elemento discrepante de la comunidad cristiana, de pepito grillo en las periferias ideológicas, se vacíe, con 25 años de experiencia, en una carta de adhesión innecesaria y fuera de lugar, a la par que, muy probablemente, generadora de un efecto contrario.

Parece mentira que después de haber recordado en más de una ocasión en sus 25 FRP que la seña de identidad que nos distingue es el “mirad cómo se aman”, salgan con una demanda de honores terrenales que Cristo aconseja no desear y que Francisco nos recuerda. Y todo por querer influir en un estatus de poder, que también repele al modo de pensar del Evangelio.

La verdad es que, si algo viene distinguiendo a los cristianos de los últimos siglos, no es tanto ese “mirad cómo se aman”, sino el “qué bien predicamos lo que no hacemos”.
Repito, es una pena que 25 años de FRP parezcan haber quedado reducidos a demandas que apuntan diametralmente en otra dirección distinta del camino que señala el Papa Francisco. Precisamente quienes acusan de “francisquear”.

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