Cambios con sentido y el sentido de los cambios El pastor conoce a sus ovejas y éstas conocen su voz, hasta entonces solo es el cura nuevo

El pastor conoce a sus ovejas y éstas conocen su voz, hasta entonces solo es el cura nuevo
El pastor conoce a sus ovejas y éstas conocen su voz, hasta entonces solo es el cura nuevo

Esto no va de ser de Apolo, ni de Pablo ni de Cefas

Un pastor no surge por la imposición de manos, un pastor se hace en el día a día, y uno se puede aplicar el término pastor cuando “conoce a sus ovejas y sus ovejas conocen su voz”. Y eso lleva un tiempo

las prisas no son buenas consejeras ni para la vida, ni para la pastoral, porque la pastoral ha de ser vida de la comunidad

Buscar un titular que juegue al desconcierto y que llame la atención a veces no es fácil. Hoy quiero hablar de un fenómeno, que no por previsible, deja de ser lamentable y que se está viviendo en algunas parroquias de la ciudad. 

Los recientes movimientos y nombramientos han originado “pequeños sunamis, temblores sísmicos y erupciones volcánicas” entre la feligresía, y todo porque “el nuevo” quiere cambiar “todo” lo que hacía “el anterior”.  

El pasado domingo en una parroquia de Vitoria el nuevo equipo sacerdotal tuvo que salir al final de la celebración a defender sus decisiones tras hacerse cargo de la parroquia. Y una parte de la asamblea “soberana” replicó y “contraatacó” con aplausos las críticas a las nuevas medidas. 

Una vez más la comunicación es el problema, no las medidas adoptadas.

Empecemos por un clásico en el nombramiento de nuevos párrocos y coadjutores: “Han cambiado todas las cerraduras”.  A nadie le extraña que cuando uno recupera una vivienda que ha tenido alquilada como primera medida se cambia la cerradura;  y a veces no por desconfianza del buen inquilino, sino porque sabe Dios si alguien ajeno tenía copias de las llaves. Es decir, en la casa de Dios llega un momento que ni Dios sabe quién tiene copias de las llaves. Pero además, en el caso concreto que justifica este escrito los sacerdotes basaban su decisión en una medida práctica, si para abrir la parroquia necesito un llavero de sereno, igual es más práctico un único juego de llaves para todas las puertas. Además, no se negaron a ofrecer llaves a quien justifique tenerlas.  A mi me parece de lógica aplastante. 

Otro tema. Eliminación de las confesiones comunitarias. Otro clásico. En el proceso de “mínimos” que se ha ido gestando en las últimas seis décadas de la vida de la Iglesia diocesana, algunos sacerdotes optaron por una fórmula extraordinaria para ofrecer el Sacramento del perdón. Se podría comprobar en la hemeroteca diocesana, pero no creo equivocarme si digo que más de una, y de dos circulares de Monseñor Larrauri y de Monseñor Asurmendi, conminaban a los sacerdotes a cesar en esa práctica en favor de la confesión individual.  Bueno, pues lo mismo que unos optaron por no seguir esas indicaciones, hoy otros deciden seguirlas.   Pero sería bueno que la feligresía tenga claro que no es una decisión de “motu proprio'', aunque sí soberana, sino que solo de comunión eclesial. 

Ministros extraordinarios de la Eucaristía. (sin cartera) Hoy todos vemos con naturalidad que la comunión sea distribuída por laicos. Pero esta diaconía no está prevista para suplir al sacerdote, sino para colaborar con él. Por lo tanto, salvo impedimento de ciática o movilidad por cualquier causa, los sacerdotes son los primeros encargados de distribuir la comunión. Más aún, qué bueno sería que todo servicio llevase una formación previa. Y ese es todo el misterio.

Adiós al Karaoke. 

Hace unos meses entrevisté a D. Pablo, un sacerdote nonagenario que lleva 60 años al frente de la misma parroquia. Pude vivir una celebración de esa comunidad, y si bien es cierto que fue como viajar al pasado con las canciones, las hojas de los cantos, las guitarras, … una celebración ochentera total, pero ¡Dios! que vida tiene esa comunidad sesenta años después de haberse fundado en el barrio de las putas y los comunistas. El argumento para la eliminación del karaoke en la parroquia de Vitoria no deja de tener su “aquel”. Hoy, si de algo andamos sobrados es de pantallas: móviles, tablets, ordenadores, televisores, pantallas publicitarias, … para un rato que podemos estar sin ellas… pues igual no es mala idea regresar al papel, reciclado por supuesto, o los viejos cancioneros, con canciones nuevas, y de las viejas también. Sinceramente, no me parece tan descabellada la idea. 

Los dos sagrarios. Bueno, sin negar que tiene su explicación, bien explicado no tiene por qué dar lugar a cismas. Resulta que al parecer no tiene mucho sentido que en un mismo templo haya dos Sagrarios, que la presencia de la reserva de la Eucaristía se ubique mejor en una capilla, un lugar retirado, retirado para orar en él tranquilo. Sin más, lo importante es que se tenga claro “Quién” es y dónde está. 

Bueno pues estos temas fueron objeto de debate asambleario más que sinodal donde quizá solo faltó un epílogo que recordase que esto no va de ser de Apolo, ni de Pablo ni de Cefas, … Que la clave de la comunidad no está en el canon x o y, sino en la convivencia; y que cuando todos estamos en el mismo barco a alguien le toca llevar el timón, y los demás somos remeros que bogamos en la misma dirección y al mismo ritmo, si queremos avanzar. 

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Si terminase aquí mi reflexión esta quedaría incompleta, porque, aun cuando en el texto defiendo las medidas del nuevo equipo parroquial, también tengo que decir que discrepo radicalmente con las formas,  con el modo de actuar de los jóvenes sacerdotes, más preocupados por el sábado que por el hombre. 

Algo que estoy observando en una nueva generación de sacerdotes es que, si bien su formación es amplia y rica, carece sin embargo de dos “asignaturas” para mí imprescindibles: comunicación y empatía. Porque, alguien se olvidó decirles que el obispo les ordena sacerdotes, pero no pastores. Un pastor no surge por la imposición de manos, un pastor se hace en el día a día, y uno se puede aplicar el término pastor cuando “conoce a sus ovejas y sus ovejas conocen su voz”. Y eso lleva un tiempo. 

Está muy bien saberse respaldado en las decisiones por un canon, por un texto legislativo que ha sido elaborado sesudamente, pero implantar una norma si esta no se entiende, no ya no se explica, digo si no se entiende, …. es absurdo. 

Es muy importante conocer a tu rebaño, porque si bien es cierto que la Iglesia no es democrática, si en cambio es asamblearia, y jerárquica pero de pirámide invertida. 

Lo siento pero acabar con 50 años de historia de una comunidad, por mucho que esta historia esté plagada de “errores”, no es el modelo ideal de comenzar una nueva etapa pastoral.   

Además ofrecer la puerta de salida como alternativa a la discrepancia de criterios debería poner en aprietos al pastor cuando llegue la lectura de la oveja perdida. 

Muchos estamos asistiendo con dolor a los wassap que circulan en grupos parroquiales donde la feligresía expresa su decepción, con los sacerdotes y con el obispo. 

Sobre el obispo decir que tiene autoridad sobre los sacerdotes, pero, una vez nombrados, la legislación canónica les confiere una alto grado de autonomía en sus parroquias. Y, por lo tanto, cada cual es responsable de sus actos. Ello no quita para que la voz del obispo sea una voz autorizada para reconducir y orientar, para pacificar y solucionar situaciones que nadie quisiera haber vivido. 

En resumen: Un pastor, para reconocerse como tal, tiene que conocer primero a sus ovejas, cerciorarse que las ovejas conocen su voz, y de esa manera conducirlas hacia los pastos que considere más apropiados; dicho de otra manera, los sacerdotes no llegan a las parroquias como pastores, se van haciendo pastores de esa feligresía con el tiempo; No se demuestra más sabiduría por ejecutar los cambios desde el primer momento, las prisas no son buenas consejeras ni para la vida, ni para la pastoral, porque la pastoral ha de ser vida de la comunidad.

Alguien me dijo ¿Y cómo reconducir esta situación? No sé si existe fórmulas mágicas, pero pedir perdón de rodillas y de corazón podría ser un buen comienzo; llamar a las ovejas que abandonaron el redil y decirles que esa es su casa una actitud de justicia; tener gestos tan sencillos como volver a poner el proyector y consensuar un uso racional y razonado del mismo una decisión inteligente; y, muy importante tener muy presente la historia de la comunidad y respetar a quienes llegaron antes que uno, porque todos somos herederos en un camino que otros ya recorrieron, y, por último nunca olvidar que una parroquia siempre tiene que ser un lugar que invite a la Esperanza.

Patata de Álava temporada nov 2021

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