"El Que Vive no se refugió en la Bolsa o en la Curia" Ascensión: ¿evadirse o sumergirse?

(Juan Masiá).- "No os quedéis embobados mirando a las alturas" (Hechos 1,1-11), dice el mensajero de Lucas a la iglesia incipiente con nostalgia de evadirse mirando a los cielos.

El Que Vive no se escapó en un cohete a la estratosfera, está llenándolo todo (Efesios 1, 17-23), le decían en la carta a la iglesia de Éfeso, para recordarle en nombre de la espiritualidad mística y la corporalidad política que la Ascensión no es propulsión a chorro hacia las nubes, sino inmersión en la vida, extensión al cosmos, apearse de papamóviles y bajarse a caminar por la Galilea de deshaucios, hipotecas y desempleos.

El Que Vive no fue a parar a tumbas vacías o semillenas, ni a estamparse en sábanas santas: Al morir, se sumergió en la Vida definitiva de Abba, que todo lo llena. Su muerte fue instante de resurrección como entrada en la Vida; de Ascensión como Extensión al universo entero; de Pentecostés como Presencia absoluta de su Energía "a nuestro lado cada día" (Mt 28, 16-20) y adelantándose por el camino hacia la Galilea de las víctimas injusticiadas (Mc 16, 7).

El movimiento desencadenado por El Que Vive es un movimiento de reunir para dar vida, de restaurar vínculos rotos (procesos de pacificación sin vencedores ni vencidos) y liberar de ataduras que esclavizan (procesos de liberación), de liberar y reunir (por eso se le llama eklesía) para retornar a la unidad.

Pero las contradicciones internas del grupo seguidor de El Que Vive corroen las entrañas de su iglesia dividida. A golpes de mitra y báculo, a golpes de Yunque y Recortes, se empeñan en imponer la interpretación oficial del régimen: la Ascensión como evasión a los cielos y cohabitación con los sistemas financieros en la tierra.

El Que Vive no huyó hacia las nubes, ni se refugió en la Bolsa o en la Curia. Acampa con quienes acampan con indignación y se hace voz de todo el mundo sin voz. Se presiente que, en la noche y tras la noche, vendrá una noche más larga. Pero El Que Vive no dimite ni abandona, amor nuestro, al alba...

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