"Teología, pastoral misionera y el derecho han dialogado en esta etapa sinodal" Sinodalizar, desparroquializar y desclericalizar

Iglesia sinodal
Iglesia sinodal

"Sinodalizar requerirá desinfantilizar al clero y a los bautizados, haciéndoles conscientes de que son pueblo de Dios. La formación humana, espiritual, teológica y pastoral les permitirá sentarse juntos, pensar, discutir y alcanzar consensos evangelizadores"

"¿No estamos en el momento del proceso con el Espíritu Santo de ser comunidades y no redes administrativas? La parroquia parece haber quedado obsoleta, para que el Espíritu pueda reavivar la fuerza de la comunidad que sigue a Jesucristo"

"Es urgente la humanización de los ministros ordenados para buscar nuevos caminos de semper reformanda y de comunión, para que el mundo crea"

El Sínodo sobre la sinodalidad dio su primer paso, siendo un momento que los obispos, sacerdotes y bautizados se encontraran con el principio de unidad y comunión pastoral católica: el Papa. Es válido e importante recordar que después de la propuesta sinodal presente en el Concilio Vaticano II y puesta en práctica por el Papa Pablo VI con el sínodo de los obispos, ésta adquiere ahora un formato más maduro. El sínodo de los obispos es ahora el sínodo de la Iglesia, con los ministros ordenados y los bautizados. La propuesta teológica y conocida del pueblo de Dios cobra robustez en el centro de la Iglesia católica.

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Las Comunidades Eclesiales de Base (Cebs) nacidas en el continente latinoamericano como expresión de las comunidades de su base, hicieron de su espacio de fe, palabra, eucaristía y caridad el lugar privilegiado de reflexión, oración y decisión para su acción pastoral y sociopolítica. Recibir el privilegio de este testimonio de los años 80 y 90 es el mismo privilegio de testimoniar el testimonio sinodal del Papa Francisco en la historia. La obra baltasariana antes y después del Concilio Vaticano II señala cómo las comunidades europeas de base pensaban la experiencia cristiana a la luz de la palabra, la Eucaristía y el testimonio en el mundo (BALTHASAR, 2004, p. 155). Por ejemplo, con el método belga de ver, juzgar y actuar, la Iglesia renovada propuesta por Congar, una Iglesia más humana de Sckllebeeckx.

El Concilio Vaticano II dio frutos, semillas, afrontó un invierno duro y largo, pero recuperó la primavera con la Iglesia “en salida”. Esta propuesta eclesiástica con varios elementos teológicos y pastorales reaviva las brasas y nuevos horizontes a construir ahora y en el futuro. Por lo tanto, después de discutir diversos temas planteados en varias partes del mundo, de criticar el tradicionalismo existente y de las consultas realizadas, el momento llama a reflexionar sobre el camino a seguir: la sinodalidad.

Misa de apertura del Sínodo de la Sinodalidad
Misa de apertura del Sínodo de la Sinodalidad

El modo de proceder sinodalidad gana forma y alcance para ser abarcado. Al abandonar el centro del Vaticano para recibir los horizontes de las bases, encontrará sin embargo varios obstáculos, como el cierre de la participación, de las parroquias curiales y del clero. Teología, pastoral misionera y el derecho han dialogado en esta etapa sinodal, señalando el primer mate a los obstáculos. Y los procesos para que la Iglesia lleve a cabo su modo de proceder a través de la sinodalidad son sinodalizar, desparroquializar y desclericalizar.

Sinodalizar

Caminar juntos, como proponen la etimología y la eclesiología sinodal, se convierte también en un verbo pastoral. Sinodalizar propone combinar la convivencia y la acción de la Iglesia, ya que un pueblo quieto y desunido no puede dar frutos por mucho que ore. Las expectativas válidas para los avances necesarios en ministerios y estructuras sólo pueden avanzar con el modus operandi de la sinodalidad, porque juntos podemos crear y hacer estos cambios. Iniciar un camino con las propuestas planteadas y avanzar las cuestiones sobre una base eclesial hará conjugar la sinodalización (SECRETARIA DO SÍNODO DOS BISPOS, 2024, 103).

Esta propuesta única para la vida comunitaria del cristianismo se revela en el pontificado del Papa Francisco (BRIGHENTI, 2024, p. 21), generando muchas ganas de avanzar y miedo entre los “feligreses eclesiásticos”. Estos “feligreses eclesiásticos” reflejan una conducta normativa, tratando de bloquear los soplos del Espíritu y las agendas que provocan avances. Se trata de impedir la conjugación de la sinodalización, ya que los clérigos serán tentados por los tres pilares encantados del sagrado decorado, el representante aislado y el hacedor sacramental.

Concilio Vaticano II
Concilio Vaticano II

Sinodalizar es el proceso eclesiástico de reapertura de los caminos del Concilio Vaticano II, y muy actual para contrarrestar el paradigma mundano de las sociedades extremistas y polarizadas. Combinarlo significa llevar a cabo la misión dentro y fuera de la Iglesia, permitiendo apoyar y ampliar las cuestiones urgentes. Y hay varias demandas necesarias de este proceso, como el papel de las mujeres, los pobres y la Casa Común. Hacerlos partícipes de las cuestiones y decisiones que los involucran sólo se logrará con la sinodalidad como forma de proceder. La conversión pastoral propuesta en las Conferencias Episcopales de Santo Domingo y continuada en Aparecida, se torna clave para que el pontificado del Papa Francisco permita la sinodalidad como relación eclesial.

Por lo tanto, sinodalizar requerirá desinfantilizar al clero y a los bautizados, haciéndoles conscientes de que son pueblo de Dios. La formación humana, espiritual, teológica y pastoral les permitirá sentarse juntos, pensar, discutir y alcanzar consensos evangelizadores (EG 171). La Iglesia tendrá el rostro encarnado del Padre misericordioso y cercano, como el de Jesús de Nazaret.

Desparroquializar

La parroquia era el nombre que se daba al conjunto administrativo de comunidades y capillas. Sin embargo, las comunidades reunidas alrededor de la mesa y la palabra hacen viva la memoria del Señor. Ejercen el sacerdocio común presente en la teología del Concilio Vaticano II, sobre la eclesiología del Pueblo de Dios. Así, la comunidad es un sujeto comunitario, formado por sujetos individuales. Estos sujetos individuales bautizados se reúnen en la comunidad, siendo la Iglesia del Señor. La comunión de estas comunidades se realiza en la Palabra, la Eucaristía, la Caridad y la Fraternidad ministerial.

Visita del Papa a las parroquias de Roma
Visita del Papa a las parroquias de Roma

La fraternidad ministerial y la comunión eclesiástica se dan con la fidelidad de los ministros ordenados y bautizados en la Eucaristía, con la fuerza de la Palabra y la Caridad. El obispo sigue el mismo camino con su presbiterio y bautizados, valorando esta amplitud con la comunión petrina. De este modo, la convivencia entre ministros y bautizados permite volver a la fuente más profunda de la fe cristiana: la comunidad de seguidores de Jesús. La comunidad se convierte en un lugar alejado de los obstáculos religiosos que manipulan la fe, ya que la única norma pasa a ser el Evangelio.

El mandamiento nuevo del amor ocurre como un nuevo sistema de convivencia, nacido de la base de personas reunidas a la mesa del Maestro y dispuestas a lavar sus pies (BLANK, 2007, p. 123). La vida comunitaria se convierte en el antídoto contra la riqueza que destruye y el deseo de poder sobre las personas, porque a diferencia de la vida parroquial con una jerarquía del sacerdote y sus subjefes, es que se encuentran hermanos y hermanas con servicios diferentes. Compartir riquezas y servicios asegura que la comunidad no sea destruida (SOARES, 1999).

La parroquia centrada en la sede como extensión de la rama administrativa de la curia ya no responde a la misión y evangelización de la Iglesia

La parroquia centrada en la sede como extensión de la rama administrativa de la curia ya no responde a la misión y evangelización de la Iglesia. Su continua preocupación por el obispo jefe, capacitando a sus empleados en los seminarios para repetir largas oraciones que devoran las casas de las viudas (Mt 23,14). Así, la preocupación pasa a ser por las tarifas sacramentales y la obsesión por controlar la administración sacramental. El modelo de iglesias devocionales, pastorales de mantenimiento y sacerdotes show-man, no responden a las exigencias y necesidades reales de la comunidad y del pueblo (EG 49). 

La comunidad con sacerdotes que viven con el dolor, las alegrías y las exigencias de su pueblo encuentra en otros miembros de la comunidad personas dispuestas a servir en el Reino. Su proximidad hará que la iniciación a la vida cristiana prepare a personas conscientes en el bautismo, para su misión en el mundo con la unción del Espíritu. La celebración eucarística será el encuentro pleno de cristianos adultos, evangelizados, corresponsables y comprometidos con la práctica transformadora de las relaciones. Esta práctica concreta del Evangelio se convierte en agenda concreta de una pastoral decididamente misionera.

El Papa, con sacerdotes romanos
El Papa, con sacerdotes romanos Vatican Media

La formación de una red de pequeñas comunidades de fe, de fraternidad y de compartir implica la formación y la sensibilización de un laicado maduro. La comunidad eclesial debe ser siempre consciente de su responsabilidad por la misión de la Iglesia, explicando que su base está en el encuentro de los bautizados (NENTWIG, 2018, p. 656). Por lo tanto, incluso con lo que se habla en el Documento de Aparecida y en la Evangelli Gaudium sobre la parroquia como lugar de renovación y evangelización, tal vez, ¿no estamos en el momento del proceso con el Espíritu Santo de ser comunidades y no redes administrativas? La parroquia parece haber quedado obsoleta, para que el Espíritu pueda reavivar la fuerza de la comunidad que sigue a Jesucristo.

Desclericalizar

La clericalización continúa como imagen de una Iglesia enferma, pues refleja lo contrario del Evangelio de Jesús y la esencia de la Iglesia. Así, sacerdotes, religiosos y laicos sufren el riesgo de esta enfermedad, apegados a un status aristocrático y sin el reconocimiento absolutista que desean (EG 76-86). El Evangelio de Jesús como centro de la vida cristiana católica permite vocaciones más maduras, lo que obliga a cuestionar los seminarios.

El acompañamiento de los formadores con sus obispos comprometidos en el seguimiento de Jesús permitirá ministros ordenados maduros, dóciles al Espíritu y abiertos a los signos de los tiempos. La preocupación será abajarse al constante lavatorio de los pies, buscando ser, sufrir y caminar junto con todas las personas en sus periferias reales y existenciales (EG 109). La única preocupación pastoral será vivir el proyecto de Cristo, reuniendo a la comunidad con sus diversos dones y carismas pastorales.

clericalismo
clericalismo

La oración unida a las exigencias escuchadas por los ministros ordenados y la comunidad hará que la comunidad eclesial dé testimonio de su credibilidad en el mundo y en la sociedad. Pasaremos de ser clérigos etiquetados a servidores respetados de salvaguardar la comunidad siguiendo el Evangelio. Los chismes y disputas estériles de “los feligreses eclesiásticos” darán paso a preocupaciones serias y evidentes que amenazan la vida humana. De este modo, la fidelidad evangélica transforma constantemente el camino comunitario.

Por tanto, la eclesiología centrada en el Evangelio posibilita el discipulado y la credibilidad misionera, teniendo como única preocupación la cercanía y el contacto con las personas. Es urgente la humanización de los ministros ordenados para buscar nuevos caminos de semper reformanda y de comunión, para que el mundo crea. La profecía se encarnará y, por tanto, estará convencida de iluminar las tinieblas que deshumanizan el corazón de la sociedad y destruyen nuestra Casa Común.

Consideraciones

La sinodalización se considera un proceso necesario para ponerse “en camino misionero”, escuchando y sirviendo mejor. La experiencia parroquial y clerical demuestra los obstáculos a la misión de la Iglesia, animándonos a pensar y desarrollar mejor la Iglesia en comunidades pequeñas y de tamaño humano. Es necesario renovar las estructuras rígidas por el poder clerical, haciendo la Iglesia estar preparada y abierta al diálogo con el mundo. Sin embargo, es necesaria una conversión pastoral. Esta transformación de estructuras obsoletas implicará procesos continuos, por eso, la teología y la pastoral deben desarrollar una base sinodal, desparoquializada y desclericalizada.

Referencias bibliográficas

BALTHASAR, H. U. von. Our task. San Francisco: Ignatius, 2004.

BLANK, R. Ovelha ou protagonista? São Paulo: Paulus, 2007.

BRIGHENTI, A. Sinodalidade: o jeito de ser da Igreja comunhão e participação. Petrópolis: Vozes, 2024.

FRANCISCO. Exortação Apostólica Evangelii Gaudium: sobre o anúncio do Evangelho no mundo atual. São Paulo: Paulus, 2013. (EG)

NENTWIG. R. Questões em torno do poder sagrado na Igreja: indicativos pastorais na perspectiva do protagonismo laical. Atualidade Teológica. v. 22, n. 60, p. 644-669, 2018. 

SECRETARIA DO SÍNODO DOS BISPOS. Por uma Igreja Sinodal: Comunhão, Participação e Missão. Disponível em:https://www.cnbb.org.br/wp-content/uploads/test-for-pdf/Traducao-em-portugues-do-documento-do-Sinodo.pdf. Acesso em 20 dez de 2024.

Soares, S. A. G. Casa e caminho: a Boa Notícia se faz corpo em nossos corpos. Estudos Bíblicos. São Paulo: Vozes, v. 17, nº 611, 1999.

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