(Juan Masiá, sj).- El resultado del referéndum de Irlanda, en el que prevaleció el apoyo al reconocimiento del enlace matrimonial igualitario, ha suscitado preocupación y tristeza entre quienes creen que significa una derrota para la defensa de la institución matrimonial.
Más bien habría que decir lo contrario: no es una derrota ni una amenaza para la institución matrimonial, sino un apoyo.
Hay también quienes aceptan a regañadientes el reconocimiento civil de la unión homosexual, pero impondrían la condición de no llamarla matrimonio, ni equipararla con la unión heterosexual.
(Hay también quienes fuerzan el argumento, jugando con las etimologías de "matrimonio", "patrimonio" etc... No sabemos si les tranquilizaría hablar en ambos casos de "enlace esponsal").
En todo caso, a quienes insisten, con razón, en "hacer todo lo posible para defender, proteger y promover la institución matrimonial y la familia", habría que tranquilizarles, porque el enlace igualitario no amenaza, sino apoya precisamente la institución matrimonial al insisitir en la formalización social y jurídica del enlace, en vez de reducirlo al ámbito privado de la convivencia de hecho más o menos estable.
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