Ofensiva de la derecha cristina: Covid-19 en Brasil Brenda Carranza y Olivia Bandeira: "Los pastores evangélicos hablan de la 'autoridad con que Dios ha investido a Bolsonaro'"
"Los mensajes de teleevangelistas incentivaron a rezar, orar, ayunar, clamar, 'arrodillarse... para que esa plaga que vino sobre el mundo cese'"
"Las imágenes de los religiosos se turnaban en las seis pantallas simultáneas, mientras que la imagen del presidente de la República se mantenía fija"
"No participaron espiritualistas o líderes de las religiones afro-brasileñas (Candomblé y Umbanda), entre otras que forman parte de la pluralidad religiosa en Brasil"
"Los carismáticos católicos rezaron por Bolsonaro, lo proclamaron elegido por Dios, se declararon en contra del comunismo, a favor de la 'milicia celestial'"
"No participaron espiritualistas o líderes de las religiones afro-brasileñas (Candomblé y Umbanda), entre otras que forman parte de la pluralidad religiosa en Brasil"
"Los carismáticos católicos rezaron por Bolsonaro, lo proclamaron elegido por Dios, se declararon en contra del comunismo, a favor de la 'milicia celestial'"
| Brenda Carranza y Olívia Bandeira
“Alarmado Josafá decidió consultar al Señor y proclamó un ayuno en todo el reino de Judá” (2 Crónicas 20, 3). En respuesta a esa evocación bíblica “los mayores líderes evangélicos de este país atendieron a la proclamación santa hecha por el jefe supremo de la nación su presidente Jair Messias Bolsonaro. Y convocan el ejército de Cristo para la mayor campaña de ayuno y oración ya vista en la historia del Brasil”. Tal es el apelo del vídeo que circuló por las redes sociales, proclamando Domingo de Ramos, 5 de abril de 2020, como día nacional de ayuno.
La invitación comienza con las palabras del Presidente: “Muchas gracias a todos los que tienen fe y creen. Domingo es el día de ayuno”, seguida de una sucesión de imágenes con más de 30 líderes evangélicos, entre los cuales había cantores, fundadores de Iglesias, políticos, teleevangelistas de todo el Brasil. Sus mensajes incentivaron a rezar, orar, ayunar, clamar, “arrodillarse... para que esa plaga que vino sobre el mundo cese y que todas las previsiones malas, hechas en Brasil, se caigan por tierra”... y “que las fuerzas de la maldad sean removidas”.
Siete días después, una nueva convocación fue realizada por el Presidente brasileño y su esposa Michelle Bolsonaro, para realizar una celebración de la Pascua en línea, por videoconferencia, con transmisión también como parte de la programación de la televisión pública, la TV Brasil.
El evento religioso cristiano, transmitido de las 4 p.m. a las 6 pm, fue iniciado y finalizado por Bolsonaro, presentado por Iris Abravanel, periodista, empresaria, autora de telenovela y esposa de un gran empresario del Sistema Brasileiro de Televisión (SBT), contando con 21 líderes, entre ellos 17 evangélicos (buena parte de los mencionados en el vídeo del ayuno), 3 católicos (1 obispo, un padre cantor, una cantante gospel) y un rabino. No participaron espiritualistas o líderes de las religiones afro-brasileñas (Candomblé y Umbanda), entre otras que hacen parte de la pluralidad religiosa en Brasil.
Las imágenes de los religiosos se turnaban en las seis pantallas simultáneas, mientras que la imagen del presidente de la República se mantenía fija, destacando la centralidad de su presencia. Los pastores reforzaban la idea de que Bolsonaro sería el elegido de Dios para gobernar el país, afirmando “Dios nos lo ha dado como presidente” (...) que teme a Dios pues sabemos que Dios está en el control” por eso "tengo esperanza en su administración, en lo que Dios ha puesto en su mano... en la autoridad [con la que] Dios lo ha investido". Esas intervenciones legitiman el rol de representante político y al mismo tiempo elevado a líder religioso. Dos cosas llaman la atención en esta celebración.
La primera, el uso de la máquina pública para un evento político-religioso. Es grave que el Presidente de la República haya utilizado una emisora pública que, por ley, debe estar destinada a exhibir un programa con fines educativos, artísticos, culturales, científicos e informativos, no para el proselitismo político y religioso.
La Ley Federal 11.652/2008 prohíbe cualquier tipo de proselitismo y también establece que no debe haber discriminación religiosa, partidista, filosófica, étnica, de género u orientación sexual en la televisión pública. Más grave aún es cuando el proselitismo se asocia con la defensa de comportamientos que van en contra de la salud pública, incluyendo el uso de información falsa, como la declaración, hecha por un pastor y diputado federal, de que ya habría un remedio para curar el coronavirus, en referencia a la sustancia cloraquina propagada por Bolsonaro en sus redes, aun siendo cuidadosamente examinada por médicos y científicos.
La segunda, el fortalecimiento del imaginario de Brasil como nación cristiana. La videoconferencia de Pascua es otro episodio que señala el papel desempeñado por algunos líderes religiosos cristianos en la gestión de la pandemia. A través de una interpretación religiosa de la situación actual, estos líderes buscan: a) fortalecerse como portavoces de un campo religioso heterogéneo, b) consolidar en las bases de las iglesias y en la sociedad en general la imagen del Brasil como nación cristiana, y c) reforzar el carácter religioso en las determinaciones del Presidente, elevándolo a un mesías que salvará al Brasil de cualquier catástrofe, a comenzar por el comunismo, feminismo, y la pandemia. Imaginario que se alimenta de una etiología demoníaca de la Covid-19, cuando un pastor dice que "el coronavirus está ahí atacando muchos lados [así que] oramos ahora en el nombre de Jesucristo y atamos... estas hordas espirituales de maldad que están infectando a la gente...”.
El Presidente en la pandemia se ha caracterizado por una retórica ambivalente entre economía y bioética: dejar de trabajar porque es inviable e injusto o salvar vidas. Al mismo tiempo, se ha opuesto a las directrices de aislamiento y distanciamiento social propuestas por la Organización Mundial de la Salud y defendidas por el entonces Ministro de Salud, quien terminó siendo exonerado por Bolsonaro el 16 de abril. La postura dicotómica de Bolsonaro se ve clara cuando al final de la celebración dice: "Tenemos dos problemas por delante. El virus y el desempleo. Cuarenta días después, parece que el virus empieza a desaparecer, pero el desempleo está llegando y golpeando fuerte (...) Obviamente, siempre luchamos creyendo en Dios por encima de todo".
Algunos líderes cristianos se han unido a Bolsonaro en este discurso. ¿Pero quiénes son estos líderes religiosos que se aliaron a la postura del presidente ante el coronavirus? Son élites pastorales, religiosos parlamentarios, fundadores de megaiglesias y presentadores de programas religiosos de las iglesias evangélicas, especialmente pentecostales y neo pentecostales. Son personajes conocidos, que a lo largo de los años se han proyectado en los medios de comunicación y han desarrollado un activismo político-religioso en la esfera pública.
En la celebración de la Pascua y en la convocatoria al día nacional de ayuno han destacado: un pastor político que fue años atrás presidente de la comisión de Derechos Humanos, ampliamente conocido por ser homófobo (Marco Feliciano) y pastores fundadores de megaiglesias que también tienen concesiones de canales de TV (como Edir Macedo, líder de la Pare de Sufrir [Iglesia Universal do Reino de Deus] y dueño de la RecordTV y Apóstol Estevam Hernandes y Obispa Sônia Hernandes, líderes de la Iglesia Renascer en Cristo y dueños de la Red Gospel de Televisión) o que tienen programas en red de televisión abierta (como los pastores R. R. Soares, de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, Silas Malafaia, de la Asamblea de Dios Victoria en Cristo, y Josué Valandro Junior, de la Iglesia Bautista Atitud, frecuentada por Michelle Bolsonaro).
Estos líderes ponen la máquina religiosa y mediática de sus iglesias al servicio de una narrativa que refuerza la idea de Bolsonaro como electo de Dios. En sus programas de TV y redes sociales esos líderes presionaron a las autoridades para mantener sus templos abiertos, bajo el argumento de considerar a las iglesias servicios esenciales con su doble función: asistencial y espiritual. Del lado católico encontramos al obispo que promovió al padre Marcelo Rossi y a otros dos grandes representantes del catolicismo gospel.
Sin embargo, cabe señalar que para evitar la estigmatización con un tratamiento generalizado del mundo evangélico-pentecostal brasileño, ni las bases religiosas ni las pequeñas iglesias, tampoco algunos grupos y ONGs, tratan el aislamiento social de manera homogénea, además de tener diferencias entre sí. Algunos pastores evangélicos, presentes en la videocelebración, como André Valadão, miembro de la Iglesia Bautista Lagoinha, desde el comienzo de la pandemia defendieron los templos cerrados.
Según una encuesta realizada por un órgano especializado, Datafolha, entre el 18 y el 20 de marzo, el 82% de los encuestados estaban a favor de suspender los servicios y las masas durante la pandemia, lo que demuestra que la población tampoco comparte completamente las opiniones de estos medios religiosos y líderes políticos. Otros grupos cristianos, sin embargo, criticaron la actitud del presidente de forma más amplia. Entre ellos, el Frente Evangélico para el Estado de Derecho, que defiende no solo el aislamiento social, sino el estado secular y la no segregación religiosa por parte del Estado.
"Algunos pastores evangélicos, presentes en la videocelebración, como André Valadão, miembro de la Iglesia Bautista Lagoinha, desde el comienzo de la pandemia defendieron los templos cerrados"
Esas mismas divergencias ocurren en el catolicismo. Algunos de los participantes en el video de Pascua parecen compartir el ideal bolsonarista, igual que un grupo de la Renovación Carismática Católica que se manifestó el 8 de abril, frente al Palacio Alvorada (residencia presidencial), en las habituales entrevistas que hace el Presidente, por las mañanas con periodistas y algún grupo de simpatizantes. En esa ocasión los carismáticos católicos rezaron por Bolsonaro, lo proclamaron elegido por Dios, se declararon en contra del comunismo, a favor de la "milicia celestial" y criticaron a la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños (CNBB) por sus pronunciamientos coherentes con las exhortaciones del Papa Francisco de estar a favor del aislamiento social y promover las medidas de protección de los más vulnerables.
A pesar de esas contradicciones, propias de un campo religioso heterogéneo, estos líderes convergen en la idea de una nación brasileña cristiana, cuyos valores ético-morales deben guiar a toda la sociedad (inclusive a los ciudadanos que no profesan ningún credo) para inspirar la formulación de políticas públicas, en lo que respecta a la materia bioética y los derechos reproductivos y sociales, además de las políticas que fortalecen a las mismas iglesias como institución.
Ese es el sueño de la derecha cristiana brasileña que ha estado en funcionamiento desde la Constitución de 1988, resonando las consignas de la derecha religiosa americana de la década de 1960, y actualizándola en 2019 con la visita a Bolsonaro de los pastores que asesoran a Trump. Conservadores religiosos que en nombre de la mayoría cristiana activan su retórica antipluralista y anticomunista, antifeminista, pro-vida y pro-familia tradicional. Es esta derecha cristiana la que se ha consolidado en la elección de Bolsonaro, quien asumió la agenda moral como bandera de campaña electoral. La misma derecha que se comprometió a construir una nación cristiana en esos moldes y la que en plena pandemia eleva al primer evangélico al cargo de Ministro de Justicia.
Sin embargo, si la epidemia es global, si las soluciones vienen de políticas públicas que cuiden de acciones colectivas, en el discurso y la imaginación de los líderes religiosos la respuesta es sobrenatural y local, por eso sólo un Brasil cristiano, con un mesías a la cabeza, puede vencer al coronavirus.
Sobre las autoras
Brenda Carranza es investigadora y profesora en la Pontifícia Universidade Católica de Campinas (PUC-Campinas); Coordinadora del Laboratorio de Antropología de la Religión (LAR/UNICAMP); Vice-líder del grupo de investigación: Género, Religião e Política (GREPO/PUC-São Paulo).
Olívia Bandeira es coordenadora del Intervozes - Colectivo Brasil de Comunicación Social; investigadora del Laboratorio de Antropología de la Religión (LAR/Unicamp) e investigadora del grupo de investigación: Gênero, Religião e Política (GREPO/PUC-São Paulo).