"Si uno quiere encontrarse con el Papa, no tiene que ir a Roma" Francisco no precisa volver (a Argentina)
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"Francisco no va a renunciar. Y no va a regresar nunca a su Patria. Simplemente porque los que nos hemos quedado, como vos leyendo y yo escribiendo, sabemos vivir como él nos enseñó"
"¿Quieren escuchar a Francisco? Escuchen el eco de su ministerio en el Pueblo que lo supo escuchar y como hace con el Evangelio, hace carne y sangre su magisterio"
"Si uno quiere encontrarse con el Papa, no tiene que ir a Roma. Tiene que ir por ejemplo a la Villa 21-24 de Barracas y la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé o Villa Soldati o Villa 31 por nombrar injustamente algunos espacios"
"Si uno quiere encontrarse con el Papa, no tiene que ir a Roma. Tiene que ir por ejemplo a la Villa 21-24 de Barracas y la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé o Villa Soldati o Villa 31 por nombrar injustamente algunos espacios"
| P. Sebastián García SCJ
Dos cosas he repetido en los últimos cuatro años por lo menos en reuniones de Consejos, Comisiones, Asambleas y Encuentros de todo tipo entre curas, consagrados y laicos: personalmente creo que Francisco nunca va a renunciar y nunca va a regresar a la Argentina, su país natal y patria de sus amores.
Alguno podrá decirme qué oportunista puedo ser al escribir esto cuando el Papa está hospitalizado y con transfusiones, insuficiencia renal, asma y oxígeno. Está bien. Más a mi favor. El que pretende que hubiese renunciado, es porque no lo conoce. Tampoco lo hace quien piensa que hubiese podido volver a su patria.
Francisco es ante todo y por sobre todo jesuita. Es algo que por lo menos a los que sabemos leer los marcos simbólicos nos lo dejó en claro.
Renunciar para él no significa abdicar como signo de decir “hasta acá” cuánto llevar el ministerio de Pedro hasta las últimas circunstancias. Algo así como los más viejos hemos visto en san Juan Pablo II doblado por el cansancio y la enfermedad pero con la convicción, como afirma san Pablo, que el poder de Dios triunfa en la debilidad de la carne.
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Francisco va a llevar su vida como sucesor de Pedro hasta que no pueda más, no como signo de flaqueza de mando o debilidad de liderazgo político, espiritual-pastoral y socio-económico, sino como manifestación prístina y preclara que la gran obra de salvación y redención en la historia no viene de la mano de la férrea voluntad humana cuanto de la cercanía, ternura y misericordia de Dios. Será uno más de los Papas del “no doy más” para dejar en claro que lo único importante en la conducción de la Iglesia es el poder del Espíritu Santo y no la inventiva más o menos creativa de la genialidad humana.
No hace falta que el Papa pueda caminar bien, tener íntegros los dos pulmones, no precisar oxígeno o una transfusión de sangre. El Papa siempre será Papa porque en él se manifiesta la ternura de Dios. Los casi doce años de papado de Francisco son claro testimonio de todo esto
Francisco será también el Papa crucificado en manos del dolor, la enfermedad, el sufrimiento y la vejez. Nada de lo cual a él le es ajeno y por eso no le es ajeno a Dios. Creo firmemente que como corolario de su vida, Francisco quiere poner de manifiesto que si su papado ha “tenido éxito” (con lo problemático de esta palabra) no es por mérito de él, cuanto por la Voluntad de Dios. Francisco no puede renunciar, no porque lo que lo guía sea un aguerrido espíritu de lucha y egoísmo, sino que lo que quiere es poner de manifiesto, no con palabras sino con su vida concreta y sufriente, es que si hay algo por lo cual dar gracias, hay que darle gracias a Dios. No hace falta que el Papa pueda caminar bien, tener íntegros los dos pulmones, no precisar oxígeno o una transfusión de sangre. El Papa siempre será Papa porque en él se manifiesta la ternura de Dios. Los casi doce años de papado de Francisco son claro testimonio de todo esto.
De la misma manera y por razones parecidas, nunca regresó a su país: ni muerto ni en vida. Aunque nos pese y nos duela. Aunque creo que nos pesa y nos duele más por nosotros, nuestro orgullo y un falso amor propio que por él.
Haber regresado a su país hubiese significado por sobre todas las cosas traicionar sus convicciones más humanas, cristianas y jesuitas. Siempre quedé impactado por el testimonio de un jesuita -creo que era uruguayo- que por quejas con su comunidad religiosa y al modo de gobierno que se llevaba a cabo en su región, quiso viajar a Roma a visitar al Prepósito General de la Compañía. Éste no lo recibió nunca bajo el pretexto que el religioso en cuestión tenía a su Padre Provincial y debía antes que nada hablar con él. Bueno. Así es Francisco. Él cree que no tiene que haber venido a la Argentina porque tenemos no quienes lo puedan interpretar sino espíritus libres y alegres que no son sino testigos vivos de su ministerio petrino. Nos hemos cansado de escuchar hermenéuticas del Papa Francisco. Esto es distinto. Son personas y espacios, son faros que nos hacen descubrir que por más que esté en Roma, Francisco nunca se fue.
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Dicho de otra manera, si uno quiere encontrarse con el Papa, no tiene que ir a Roma. Tiene que ir por ejemplo a la Villa 21-24 de Barracas y la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé o Villa Soldati o Villa 31 por nombrar injustamente algunos espacios. Tiene que irse hasta Pompeya y dejarse reconciliar por el Cardenal Dri o ir a Córdoba a ver la obra que anima el Padre Oberlín. Puede sentarse en las mesas de los comedores de La Matanza y del todo el Área Metropolitana de Buenos Aires. Tiene que participar de las noches de la caridad, sea en Plaza de Mayo, en otra plaza, en la calle, en las veredas o las ranchadas, donde se sale al encuentro de multitudes en situación de calle y marginación.
Tiene que sentarse a escuchar la vida de los pibes y pibas en un Centro Barrial, o una granja del hogar de Cristo. Tiene que ir a una de las peregrinaciones a Luján, Itatí, el Milagro, San Lorenzo, en un paraje de la Patagonia Austral o del tan castigado Norte Argentino o acompañar unos muchachos seminaristas con el sueño de peregrinar de Luján a Sumampa. Puede acercarse también a aquellos espacios donde se recibe la vida como viene, hay duchas, desayunos, acompañamiento integral para el desarrollo humano en sus muy numerosas facetas, o contemplar colegios y escuelas que son verdaderas comunidades educativas donde se construye la Cultura del Encuentro en la pasión por educar. Allí está el Papa Francisco.
Los 'generales' de Francisco
Si uno quiere escuchar a Francisco tiene que escuchar a “sus generales” Y no a sus intérpretes: García Cuerva en Buenos Aires, el gordo Colombo en Mendoza, el cardenal Bokalic en la Primada Santiago del Estero, los curas y obispos matanceros y villeros y de infinitas barriadas y asentamientos a lo largo y a lo ancho de nuestra patria, a Ojea en San Isidro, a Carrara en La Plata, a Fernández en Jujuy, a Lozano en Cuyo, a Cacho en Quilmes y a Maxi en Avellaneda-Lanús, o a sus principales interlocutores: Lugones, Giobando y el cardenal Ángel Sixto Rossi, todos ellos jesuitas como él.

Todos estos espacios, comunidades, curas y obispos no son intérpretes. No, no. Son sus alfiles. Son el testimonio firme y fuerte no solo que Francisco nunca se fue sino que su magisterio está más vigente que nunca. ¿Quieren escuchar a Francisco? Escuchen el eco de su ministerio en el Pueblo que lo supo escuchar y como hace con el Evangelio, hace carne y sangre su magisterio. Muchas veces me hago la idea de un diálogo imaginario con él: “¿quieren que regrese al país? Nah. Escúchenlos a ellos. Sean Hospital de Campaña; prefiero una Iglesia herida en la calle y no en la sacristía”.
Francisco no va a renunciar. Y no va a regresar nunca a su Patria. Simplemente porque los que nos hemos quedado, como vos leyendo y yo escribiendo, sabemos vivir como él nos enseñó.
Escribía el P. Castellani en la contratapa en una de las ediciones de sus Camperas algo así en referencia a la brutalidad de algunos pájaros sobre otros: “por más bello que nos pueda parecer el canto del ave, el único cometido que debemos procurar es que su canto dure más que su vida”. Bueno. Lo mismo con Francisco.
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