Seguimos en tensión porque los rebeldes siguen muy cerca de Bangassou. Los cascos azules marroquíes no tienen mandato para atacar a nadie, aunque el otro día les mataran a uno de los suyos. Los ruandeses, que tantas esperanzas nos dieron, han venido solo para proteger la base de los marroquíes y las autoridades allí escondidas, no para echar a los rebeldes.
Así están en Bangassou: 300 militares mirándose el ombligo desde hace 10 dias...
Ayer llegaron a pie, 30 km, dos padres espiritanos de Niakari, huyendo. Los pies como botijos, han estado 20 días escondidos en la selva junto a muchos otros desplazados. La ciudad de Niakari, a 15 km de Bangassou, está tomada por los CPC, que han saqueado todo, desde la misión que es donde vive el jefe Mahamat Sallet, hasta los hospitales, escuelas y todos los barrios casa por casa.
Saquean, buscan chicas para poseerlas por la fuerza, aunque el Corán lo prohíba, roban y no quieren entrar a sus pueblos porque tienen las manos vacías y tendrían que volver a pie, vergüenza para todos ellos. El jefe se ha instalado en la misión y usa el Toyota que nos robó hace tres años en Nzacko...
Esperamos que fuerzas rusas y centroafricanas puedan venir a echarlos o a "neutralizarlos" como pasó la semana pasada en Boda, al oeste del país. Mientras, el 80% de la población sigue en las arenas o en la selva, como os expliqué el otro día en un artículo. Se hace duro, aunque sabemos que Dios estará con "nosotros hasta el final de los días". Nunca nos abandonará.