"La fama vulnerada del teólogo Torres Queiruga requiere restitución" Pecados veniales del Episcopado
(Juan Masiá).- La lista del catecismo cuenta siete pecados capitales. No me atrevo a acusar de ninguno de ellos a los obispos. Pero sí detecto tres pecadillos veniales en los herederos de la Inquisición hispánica: 1) pecado de desconfianza en Dios, 2) pecado de miedo al pensamiento, 3) pecado de falta de buen humor.
En los tres ha caído (sua culpa, sua culpa, sua maxima culpa) el obispo presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe con toda su corte, unida a la Comisión Permanente, al enjuiciar sesgada, timorata e insensatamente la obra teológica de Torres Queiruga. Aparte del suspenso en teología a que se hacen acreedores, habrán de arrepentirse de esos tres pecados (¿veniales?)...
Como buenos conocedores del Catecismo, estarán a esta hora nuestros queridos obispos signándose con agua bendita y haciendo alguna obra de misericordia para cumplir los requisitos del perdón por lo venial.
Pero por miedo a pasarme, se lo enseño a un consejero espiritual para su censura, antes de enviarlo a Religión Digital. El P. Zambudio (nombre ficticio porque habla para los medios en condición de anonimidad), nonagenario franciscano santo y sabio digno discípulo de su fundador, me reprende así:
"Tu post es demasiado suave. Son ciertos los tres pecados veniales (yo pienso que más que veniales) de desconfianza, miedo y falta de humor. A nuestros carísimos pastores les falta mística (para confiar en Dios), les falta sensatez (para comprender que en la iglesia no está prohibido pensar) y les falta el buen humor de Jesús (para desmontar el carrerismo eclesiástico de Santiago y Juan, ayer, y de M., R. C. y etc.etc, hoy)). Pero la Notificación (término técnico cuyo uso implica sarcasmo, ensañamiento y "odium theologicum") incurre, según el más estricto derecho canónico en los pecados de calumnia, difamación e injuria. Eso no es solo venial, ni basta para el perdón agua bendita. Tendrán que ir a confesarse. Pero si antes no reparan públicamente el mal hecho, me temo que les van a negar la absolución".
Pues le agradezco al P. Zambudio, nonagenario santo y sabio franciscano, su iluminación. Tendré que pedir perdón por la excesiva indulgencia de mi post para con los obispos inquisidores. La fama vulnerada del teólogo Torres Queiruga requiere restitución, de acuerdo con el octavo mandamiento: No levantar falso testimonio ni mentir. ¡El más olvidado de todos los mandamientos! Contra él ha pecado la Notificatio, sua culpa, sua cuilpa, sua maxima culpa...