Antonio Aradillas Sacerdotes e imanes

(Antonio Aradillas).- A propósito de los acontecimientos terroristas, también y fundamentalmente "religiosos", registrados en los últimos días en España, con tan acusada proyección internacional, la reflexión sobre ellos y sus alrededores, causas y consecuencias, desde distintas perspectivas, resultará ser de provecho.

Ni ha sido ni es precisamente la autocrítica, y sí la autojustificación, la inspiradora de tantas y tan resonantes palabras condenatorias como fueron, y siguen siendo, pronunciadas por parte de quienes, de alguna manera, se sienten responsables de la formación-deformación de la fe, tanto islámica como cristiana. Aquí y ahora, dejo de lado las relativos al ámbito político y a las competencias "profesionales" de orden y defensa, de los procedimientos y valores cívicos y convivenciales, sin siquiera apuntar hacia tan notoria, y para algunos, "sospechosa", "islamización" catalana..

Convencidos de la decisiva importancia que los elementos "religiosos" todavía tienen e inspiran determinados colectivos -musulmanes y cristianos- , por ejemplo, respecto a los primeros sorprende, por ejemplo, que no se tenga referencia aproximada de las mezquitas y centros de oración- formación de los adictos y seguidores de Mahoma y sus allegados. De idéntica, o mayor, descalificación , es merecedor el dato de que el acceso para el ejercicio de "imán" apenas si esté regulado, y tal responsabilidad frecuentemente le sea conferida "al primero que pasa por allá", sepa rezar y lo haga con unción "sagrada" y respeto a las reglas coránicas establecidas.

En el ámbito competencial cristiano, es igualmente increíble que cualquier "profeta", con inclusión de algunos miembros del episcopado -siempre, o casi siempre, los mismos-, suba al púlpito, o desde el ambón, y aproveche la celebración solemne de la Eucaristía, y decida "en el nombre de Dios" citar a determinadas personas, alcaldesas por más señas, invocando su adscripción comunista, como si tal opción política fuera perversa, antinatural y antidemocrática, carente de todo atisbo de evangelio y de conexión con el bien común.

El espectáculo antisagrado y antilitúrgico dado premeditamente por el párroco madrileño, fundador de una Congregación Religiosa, y "portavoz" en tiempos pasados de la jerarquía y de sus medios de comunicación afines, carece de justificación, ni siquiera de la que, en tales circunstancias, pudiera legalmente conferirle la libertad de expresión...Son muchos los cristianos, comunistas o no, quienes están todavía a la espera de alguna reconvención pública por parte de la jerarquía, que hasta el presente se ha limitado al quehacer santurrón de "echar balones fuera" en la temporada "franciscana" en la que se encuentra la Iglesia.

Tanto o más que a los imanes, a no pocos sacerdotes y obispos les hacen falta preparación y reciclaje para diagnosticar y afrontar, desde perspectivas y valoraciones substantivamente religiosas, los problemas que viven, y en cuyos marcos y circunstancias los vive el resto del pueblo, de cualquier condición o sexo.

Los responsables de la instrucción-formación religiosa de todos los signos, además de teología -"ciencia de Dios"- han de ser, y sentirse, "doctorados" en las ciencias humanas, lo que incluye y exige sindéresis, sentido común, experiencia y conocimiento propio y ajeno, en cuya tarea la propia familia, y el trabajo son y actúan como elementos y recursos útiles y decisivos.

La permanente "puesta a punto", y la total carencia de "carrerismo religioso", por la que clama el papa Francisco, el respeto, la piedad, la misericordia, la idea y concepción de Dios, el servicio a la humanidad -y más, de la desclasificada, pobre y marginada-, habrán de inspirar toda institución, obra y organización que aspira a ser religiosa, como en el caso cristiano, al igual que en el islamista. El espíritu y los decretos, todavía inéditos, del "execrado" por muchos, Concilio Vaticano II, es catecismo y abecedario de formación y comportamiento "religioso".

Imanes descarriados, locos, alienados y alienadores, perversos, insipientes y descontrolados, hay muchos. La nómina de sacerdotes y cristianos fue y es, así mismo digna de consideración, cuidado y asombro. ¿Cito algunos ejemplos -también episcopales o episcopables -, para así complacer al predicador- párroco de Madrid, con residencia oficial en Roma o en "Cuatro Caminos"?

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