"Necesitamos un abrazo cálido, un beso, una caricia, una mirada, una palabra de afecto" El duelo y la despedida

Duelo en tiempos de coronavirus
Duelo en tiempos de coronavirus

En las puertas de la muerte todos necesitamos la compañía de los seres queridos para despedirnos con ternura, con afecto, sin dejar sola a la persona que se va

Durante los meses más duros de esta pandemia, los entierros han sido muy dolorosos, sin poder velar a los seres queridos, con tres o cuatro familiares del difunto solo en los cementerios y en muchos casos sin poder ver a la persona que nos había dejado

Han sido diversos los medios de comunicación que han resaltado las despedidas al obispo Pere Casaldàliga, enterrado en Sâo Felix, acompañado de su gente. Pere Casaldàliga, un obispo de combate y de esperanza, fue despedido en tres celebraciones, llenas de calidez y de agradecimiento por la vida de este pastor, poeta y profeta. La primera de los adioses tuvo lugar en Batatais, el sábado 8 de agosto; el lunes 10 fue en Ribeira Cascalheira y finalmente el miércoles 12 en Sâo Felix, donde fue enterrado. Por eso diversos periodistas han hablado, con estas tres despedidas, de un proceso de adiós. Y también diversos articulistas han hablado, en relación al obispo Pere, que ha sido un adiós largo, fruto del afecto y la admiración que diferentes colectivos le han querido expresar.

Y es que cuando nos deja una persona querida, necesitamos un tiempo para la despedida y para el duelo. La Covid-19 es aun un drama, por la enfermedad y la muerte de las personas que amamos, además de por la crisis económica que ha llevado a muchas familias a pedir ayuda para poder cubrir sus necesidades más básicas. Pero la Covid-19 nos ha dejado también un “vacio” muy grande, ya que no hemos podido despedirnos (como necesitamos hacerlo) de los familiares que nos han dejado.

Durante los meses más duros de esta pandemia, los entierros han sido muy dolorosos, sin poder velar a los seres queridos, con tres o cuatro familiares del difunto solo en los cementerios y en muchos casos sin poder ver a la persona que nos había dejado. No hemos tenido tiempo para despedirnos de nuestros padres, hijos, hermanos o amigos y por eso no hemos podido asimilar sus ausencias. Como dicen las psicólogas Begoña Elizalde y Marta Argilés, especialistas en pérdidas y duelo y en paliativos, como no hemos podido hacer el duelo necesario por la muerte de las personas queridas, “las consecuencias psicológicas, sociales y emocionales están por ver. Pero no serán sencillas”.

Coronavirus: duelo y esperanza
Coronavirus: duelo y esperanza

En el acompañamiento de la persona al final de su vida necesitamos tiempo, ya que no despedirnos, como necesitamos, de aquellos que amamos, repercute en el bienestar y en la dimensión emocional del ser humano. Para despedirnos de las personas que se van necesitamos un abrazo cálido, un beso, una caricia, una mirada, una palabra de afecto. Y la ausencia de todo eso, debido a las medidas sanitarias en la época más dura de la Covid-19, el hecho que las personas hayan fallecido sin la compañía de sus familiares, hace que haya una angustia, como dicen estas dos psicólogas, “no solo en la persona que muere, sino también en sus familiares”. Y eso es “un hecho traumático que tardará mucho en poderse elaborar”.   

En las puertas de la muerte todos necesitamos la compañía de los seres queridos para despedirnos con ternura, con afecto, sin dejar sola a la persona que se va.

Por eso ahora es el momento de valorar estos pequeños gestos que dan sentido y calor a la vida y a las relaciones humanas.   

Con todo, los cristianos sabemos que a pesar de la soledad en el momento de la muerte, el Señor, que está cerca de nosotros, nos serena y nos conforta (Ps 22). Porque los cristianos estamos seguros que nunca morimos del todo solos. Jesús se acerca a nosotros y nos coge de la mano para llevarnos a la plenitud de Dios. 

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