Es necesario crear una Constitución Mundial Si toda guerra es injusta... saquemos las consecuencias
Si toda guerra es injusta o no está justificada (Papa Francisco) …saquemos las consecuencias y pongamos las condiciones necesarias(desarme multilateral mundial; desaparición paulatina, pero sin pausa, de los ejércitos de naciones o bloques; renovación radical de la ONU y sus organismos decisorios; creación de la primera Constitución Mundial y educación obligatoria para la no violencia activa y la solución pacifica de los conflictos)
Esa constitución mundial implicaría, ente otras cosas, que ningún gobierno del mundo pudiera emprender ninguna carrera armamentística si esa constitución mundial no lo permitiera
| Esteban Velázquez, sj.
Me sorprendió positivamente la reciente afirmación del Papa con ocasión de la actual guerra en Ucrania: ninguna guerra es justa (o ninguna guerra está justificada según otras versiones de lo dicho por Francisco). Nunca había leído una afirmación de la máxima autoridad de nuestra Iglesia Católica que fuera tan lejos. Hasta ahora, si no me equivoco, la doctrina oficial de la Iglesia mantenía la posibilidad de que, en determinas circunstancias, estuviera ética y moralmente justificado el recurso a las armas. La legítima defensa armada, o el derecho a la insurrección armada se justificaba (ver, por ejemplo, Pablo VI en la Populorum Progessio) en determinadas circunstancias y con determinadas condiciones (que exista una tiranía evidente y prolongada, que se agoten todos los medios pacíficos para la solución de las causas del conflicto, que el mal que se espera con la guerra no sea mayor que el mal existente..etc)
Pero la afirmación de que nunca se justifica la guerra es de una rotundidad no conocida, al menos que yo recuerde, en la doctrina social de la Iglesia.
A lo más que habían llegado las afirmaciones papales sobre la negación de las guerras es aquella afirmación de Juan XXIII de que una guerra hoy (al menos a nivel mundial o muy generalizado) tendría una dimensión de guerra nuclear devastadora para la humanidad y eso la haría injustificable.
Pero Francisco no dice que se refiera solo a las guerras nucleares sino a “toda guerra”. Creo que esa afirmación de Francisco está más cerca de la postura de Jesús de Nazaret ante la hipotética legítima defensa que todas las anteriores afirmaciones de la Iglesia sobre las guerras. ”Envaina tu espada, Pedro…quien a hierro mata a hierro muere” dijo Jesús en una circunstancia de más que justificada autodefensa.
Creo que Ghandi es el político (y quizás no solo de entre los políticos) que más ha sabido aplicar a la vida política y a los conflictos de grandes dimensiones la visión y el radical pacifismo de Jesús y otro personajes de la historia.
Le preguntaron que hubiera hecho él ante Hitler, y el respondió con una pregunta (como también hacia Jesús con no poca frecuencia): “¿Cree Ud. que si los pueblos de Europa (y aliados) hubieran enfrentado a Hitler con los mismos métodos que yo he utilizado en la India para enfrentarnos al Imperio inglés, hubiera tenido menos éxito y con más muertes que el enfrentamiento militar por el que se optó? “ Fueron 60 millones de muertos y una destrucción, hasta entonces sin igual, el costo del triunfo militar. Como bien decía Lao Tse: “Todo triunfo militar es un funeral”
El tema es apasionante, y sobre todo, de urgentísimo dialogo y debate público, a la luz de lo que vaticinan todos los comentaristas políticos, especialmente desde que comenzó la guerra en Ucrania: al mundo le espera un rearme militar sin precedentes. Todos los países y especialmente los más grandes y poderosos (USA, China, India, Rusia, UE….) aumentarán de modo sustancial el presupuesto militar. Lo opuesto a lo que ocurrió tras la caída del muro de Berlín cuando las misma Naciones Unidas propusieron poco después (en la cumbre de Copenhague de 1996) la creación de un gran fondo de seguridad mundial compuesto de la disminución del 4% de todos los presupuestos militares del mundo. Era un contexto de esperanza de desaparición de la contienda entre grande bloques político-militares. Y el 4% era lo que de hecho habían bajado los gastos militares tras la aparente desaparición de un mundo bipolar comunista- capitalista. Fue una propuesta oficial de la ONU…pero ningún país la firmó. Y el mundo hoy es aún más armamentista que entonces.
Ayer mismo me decían unos queridos compañeros: las guerras serán injustas pero si está en mi mano matar al tirano o tirano que las originan….yo lo mataría
Soy muy consciente de la complejidad de lo que planteo. Ayer mismo me decían unos queridos compañeros: las guerras serán injustas pero si está en mi mano matar al tirano o tirano que las originan….yo lo mataría. Comprendo lo que querían trasmitirte sobre las dificultades y complejidades que acompaña al camino o la tesis de un mundo sin guerras o sin ejércitos. Sé que puede sonar a muy simplista o irreal. Pero también sé que tanto, o aún más, simplista e irreal es pensar que alguna vez puede haber paz estable en el mundo mientras se sigua admitiendo la necesidad de las guerras como última y legitima opción de autodefensa y los ejércitos como el medio necesario para afrontar supuestas guerras legítimas.
El tema da para muchos debates y de muchos aspectos distintos, pero al menos quiero incluir en este artículo un punto más que solo pretende ser un comienzo de ese debate urgente al que me refería, señalando un punto más par el mismo : estoy muy de acuerdo con el jurista italiano Ferrajoli en su tesis expuesta y defendida hace años y de la que, por cierto, se habló mucho de ella también cuando a todos nos sorprendió la pandemia global del Covid. Me refiero a la tesis de la necesidad de creación de una primera Constitución Mundial. Esa constitución mundial implicaría, ente otras cosas, que ningún gobierno del mundo pudiera emprender ninguna carrera armamentística si esa constitución mundial no lo permitiera. Sé que más de uno de los que esté leyendo este articulo estará pensando de nuevo: pura utopía. No niego que pueda serlo. Pero también es pura utopía, disfrazada de realismo, llamar democracia a un sistema mundial de gobierno o gobernanza en el que el poder de decisión real no lo tienen los pueblos sino los gobiernos sin consultar a los pueblos las más urgentes cuestiones. Por ejemplo: ¿Por qué no hacer un gran referéndum mundial, país por país, sobre solo , o al menos, dos puntos: 1) ¿ está usted de acuerdo en que se cree una Constitución Mundial vinculante para todos los países del mundo? y 2) ¿está usted de acuerdo en que en esa nueva Constitución Mundial se contemple la desaparición de los ejércitos nacionales o de bloques o, al menos, que la acción de esos ejércitos esté supeditada a los términos que establezca la Constitución Mundial?
Mientras está consulta mundial no se haga (medios técnicos hay hoy para hacerla posible) ningún país podrá decir que la existencia de su ejército es necesaria (o el único camino realista) para el equilibrio mundial ni, sobre todo, que su existencia es respaldada por la ciudadanía mundial. Y si no se hace esta doble consulta a nivel mundial ¿a quién representan nuestros gobiernos si no consta que sus pueblos no han sido consultados en puntos tan vitales y urgentes de lo que depende el futuro de la humanidad?
No me da tiempo para desarrollar otro punto que quería tocar pero basta señalarlo aquí: este camino que sugiero requiere simultáneamente una inmensa labor educativa en todos los centros de enseñanza del mundo y en otros mucho ámbitos. Y en esa tarea educativa tendrán un papel especial las mujeres del mundo. La relación de oposición entre paz y mujer es evidente a la luz de lo ocurrido en las diferentes guerras en al historia. Desde la oposición de Antígona al belicismo de Creonte en una antigua guerra (“Nuestras madres nos educaron para dar besos al adversario. No somos aptas para la guerra”) hasta las grandes mujeres pacifistas europeas en la segunda guerra mundial. Por ejemplo, Simone Weil, cuando dice “La raíz de la guerra es fantasmagórica e imaginaria….. Es la raíz delirante de un poder o la búsqueda de poder ilusorio o delirante”.
Muchas de las palabras del vocabulario político alrededor de la guerra, son, muchas veces, abstracciones cristalizadas o fosilizadas incapaces de adaptarse al cambio real de la vida (nación, seguridad, capitalismo, libre mercado, fascismo, comunismo, orden, autoridad, propiedad, democracia, terrorismo, derecho, etnia). Y es ahí donde surge el cuestionamiento femenino o preferentemente femenino. Mujeres como las madres de la Plaza de Mayo, las Mujeres de Negro de Yugoslavia, las pacifistas de la segunda guerra mundial o las comadres de Centroamérica han negado con fuerza esa aparente continuidad lógica entre poder, guerra y política. En el centro de la guerra no existe la lucidez de la racionalidad política sino la irracionalidad de su imaginario.
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