Sacerdote asesinado en Brasil
Sólo quiero contar que mi imaginación voló treinta años atrás y me encontré su rostro. Y recordé sus palabras, pues algunas se me habían quedado grabadas. Entonces yo era un seminarista salesiano, y una tarde nos dijeron que nos iba a hablar un joven sacerdote salesiano que era misionero en Brasil. Tendría unos 33 o 34 años. Se llamaba Ramiro. Nos habló de unas realidades muy duras sobre jóvenes en un barrio difícil de una ciudad de Brasil. Y de sus ilusiones por parecerse a Don Bosco entre ellos y para ellos. Luego la vida le encaminó por otros rumbos y pasó de ser salesiano a sacerdote diocesano; pero trabajando en los mismos o parecidos proyectos.
La Carta a los Hebreos habla en una ocasión (Hebr 12,1) de la "nube de testigos" de Cristo que nos rodea. No siempre has tenido la suerte de conocerlos en carne y hueso, aunque sólo haya sido durante unas horas de una tarde de hace treinta años. Desde aquí quiero expresar un recuerdo emocionado de su vida e invitar a hacer una oración por el eterno descanso de Ramiro Ludeña, por el consuelo de sus familiares y de todos los amigos que deja después de tantos años de apostolado comprometido.