Más que nunca, en un mundo de poder, superficilidad y angustia, se impone volver al niño que en el fondo somos
| Pedro Miguel Lamet
Los niños son pedazos de Dios y no lo saben, van saltando en la lluvia y no se mojan; el aire besan sin ser sus propietarios; dan regalos sin precio, a solas juegan y van acompañados de todo el universo.
Los niños aún no saben qué papel les darán en la comedia; y cuando miran, te ven directamente, sin careta, te ven como tú eres, sin sopesar qué vales o qué cobras; si eres peón, ministro o propietario, joven o viejo, o el puesto que te han dado quienes reparten roles de apariencia.
Juegan los niños con tu niño oculto y solo si lo abrazas te vives como eres.