En 2004 apareció la primera edición de La soledad del directivo (LID). En esa obra, José Aguilar y yo recogimos de forma condensada y descontextualizada nuestra práctica como asesores durante más de tres lustros. Desde entonces, se han sucedido ediciones de esa obra, que sigue siendo totalmente actual. Cuando escribo estas líneas, sumamos cada uno más de treinta y tres años como coachs.

Entre los cientos de directivos que han pasado por mis manos, he aquí uno de los testimonios que más me emociona.

Luis Poblador, fundador y CEO de SFB, me mantuvo como frontón de sus reflexiones durante diez años. Sólo su prematuro fallecimiento interrumpió nuestras conversaciones mensuales.

Muchos viven en la civilización de la celeridad, del ruido, de la preocupación por lo epidérmico. Demasiadas personas, en vez de vivir, duran. Es conveniente dedicar tiempo suficiente y de calidad a la reflexión. Triste sería que, por ir demasiado deprisa hacia ningún sitio, el epitafio de alguno fuese podría haber sido.

Cada uno somos el resultado de los libros que leemos y de los amigos que tenemos. Disponer de interlocutores correctos no es sencillo en medio de las borrascas por las que diariamente toca navegar.

Tras una vida centrada en paralelo al estudio y al gobierno de organizaciones tanto nacionales como multinacionales, a emprender empresas, a ayudar a otros a promover iniciativas mercantiles y a pilotarlas, ha llegado el momento de dedicar más tiempo a atender de forma individualizada a quienes consideren preciso profundizar en su toma de dictámenes profesionales y personales.

No se trata tanto de leer mucho o poco como de desbrozar el sendero para seleccionar de forma adecuada los textos que mejor pueden ayudar a cada uno en sus circunstancias. Tras la presentación de una plataforma que daba acceso a más de sesenta mil libros especializados, alguien comentó que ya no harían falta docentes. Respondí que quizá serían más precisos, y preciosos, que nunca, porque el brujo-sabio deberá señalar qué es adecuado digerir en medio de tanta oferta accesible.

Haber leído unos nueve mil libros hasta el momento y haber transitado por países y experiencias vitales diversas me permite facilitar el camino a otros, orientándolos hacia el conocimiento que puede serles de utilidad en sus escenarios específicos.

La criatura humana es un conjunto formado por cuatro elementos: aptitudes, actitudes experiencias y conocimiento. Si ignoramos, siquiera parcialmente, aspectos esenciales difícilmente podremos mutar decisiones con sabiduría. De los miles de libros que he disfrutado, me encuentro en la actualidad realizando una selección para reducir la lista a unos quinientos o seiscientos. La incluiré en mis Memorias, muy avanzadas por cierto. Puedo asegurar que, en gran medida, mi desarrollo personal y profesional es resultado de la información recibida en esos textos y asimilada en función de las vivencias que he ido acopiando en los más de cincuenta países en los que he trabajado y/o vivido.

Como bien explicó Romano Guardini, hay realidades -dolor, triunfo, traición, amor, etc.- que es imposible aprender de otro modo que asumiéndolas en la propia carne. Con todo, sucesos ajenos pueden servirnos cuando los escuchamos de quienes son capaces de trasladarnos los mejores modos de afrontar dificultades con las que todos tropezamos.

Elegir películas adecuadas es otro medio para, con la adecuada orientación conceptual, acertar con las opciones oportunas. El camino a la felicidad, a una vida plena, depende de emprender y proseguir por las trochas correctas.

Atenderé preferencialmente a directivos y a personas que desean llegar a serlo. Como es obvio, el número de personas a las que puedo atender es ajustado y solo se incorporarán interesados tras haber concluido con los precedentes. Quien lo desee puede informarse sobre disponibilidad y condiciones a través de info@mindvalue.com