Mensaje de un pastor a los dirigentes políticos católicos
Es duro comprobar que en nuestras comunidades eclesiales se siente una especie de desconfianza hacia los dirigentes políticos de las diversas tendencias; desconfianza que desemboca en desconsuelo y frustración. Se percibe cómo son los intereses partidistas y particulares los que mueven a una inmensa mayoría de líderes o dirigentes políticos. Se suele dar un divorcio entre quienes se auto-proclaman servidores públicos en la política y el pueblo. Esto se agrava más aún, cuando se percibe que, junto a su ansia de poder, hay cercanía sólo con los sectores más poderosos de lo sociedad, en lo económico, en lo religioso, en lo social y en lo militar. ¿Valdría la pena preguntarse si de verdad los dirigentes políticos se sienten pueblo?
Hay una seria crisis política en la mayoría de nuestras naciones. Quizás a nivel de las ideas y de los contenidos, las cosas se saben y se proclaman. Pero luego se observa en muchos, una incoherencia. No hay una adecuación entre lo que se debe profesar como creyentes y la propia vida testimonial. El político católico debe ser un testigo del Evangelio de Jesús en el mundo. Pero cuando esto se olvida se corre el riesgo de tomar un camino diverso que puede conducir a la oscuridad. Es la puerta de la corrupción. Una inmensa mayoría de políticos y dirigentes de todo tipo que se han dejado dominar por la corrupción son católicos. Entonces, ¿dónde quedaron los principios y los valores del Evangelio? ¿Dónde está la fraternidad del amor que distingue a todo discípulo de Jesús?
Es necesario recordar lo siguiente: El bautismo les da a los cristianos laicos la capacidad de responder a su vocación y cumplir con su misión tanto en la Iglesia como en el mundo. Éste es el ámbito y el medio de la vocación de los laicos (cf. Ch.L. 15a) La índole secular de los laicos es su quehacer como testigos en el mundo. La política es uno de esos ámbitos donde el laico ejerce su misión como miembro de la Iglesia, para aportar su granito de arena en la santificación del mundo.
El texto de Mc 10, 34-45 nos puede iluminar acerca de la vida y acción de los políticos católicos y dar respuesta a los desafíos que se les presentan: Los discípulos discuten sobre los primeros puestos en el Reino a ser inaugurado por Jesús. El Maestro les advierte que esa no debe ser la manera de pensar de ellos. Y enfatiza algo: ellos no son como gobernantes de las naciones, quienes tiranizan y oprimen. Deben ser capaces de servir y no ser servidos, a ejemplo del Señor. Y
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Sintetiza todo con una definición: servir significa dar la vida para la salvación de los demás.
En primer lugar deben recordar en todo momento que son discípulos de Jesús. Su ser y quehacer de cristianos católicos no se puede reducir a lo privado. Son discípulos laicos con un carisma especial: su índole secular. Entonces, en el ámbito de la política se muestran como discípulos de Jesucristo. En esta línea deben evangelizar la política y cristianizar el ámbito político de la sociedad y el mundo donde viven. Así, les corresponde asumir la actitud propuesta por el Maestro: “servir y no ser servidos”, para así entregar su vida a favor de los demás. También el mismo Jesús les está diciendo a los políticos y gobernantes discípulos de Jesús cómo deben actuar. No como quienes tiranizan u oprimen; sino como quienes liberan y sirven al pueblo, al cual pertenecen. Al caminar como pastor por los mismos caminos del pueblo, uno siente que éste es una gran exigencia de la gente hacia los políticos. Y si se es católico con mayor razón: Ser agentes de liberación en la verdad, como servidores. Esto es, como testigos del Resucitado que han recibido la tarea de hacer evangelización en, de y desde la política.
¿Qué conlleva todo esto?
Ante todo, mostrarse como discípulo y testigo, sin temor ni vergüenza, actuando según los principios del Evangelio y siendo hijo de la luz, cooperando con Dios en la instauración de “una nueva tierra y unos cielos nuevos”.
Mostrarse comprometido, desde el servicio a los demás, con la liberación- salvación propia y de los hermanos. En esto se hace realidad la enseñanza de Pablo: “es ofrenda viva a Dios” en beneficio de los demás (cf. Rom. 12,1- 2). Hacerlo sabiendo que su actuación política está vinculada a la construcción del Reino de Dios y el anuncio del Evangelio de Jesús el Señor
Mostrarse como perteneciente al pueblo de Dios y por tanto dedica su trabajo en beneficio de todos los seres humanos sin excepción, en comunión con los pastores y los demás bautizados. Así, recibe formación y acompañamiento de la misma Iglesia.
Mostrarse preocupado por el Bien Común de todos y no por sus propios intereses. Para eso, cuenta con la ayuda de la gracia de Dios; la luz del Espíritu y las riquezas de la Palabra y de los sacramentos.
Habida cuenta de esto, los discípulos misioneros de Jesús que trabajan en la política, según enseña Francisco (Ev.G. 24) están convocados a:
PRIMEREAR: salir al encuentro de todos para invitarlos a participar como sujetos sociales a la luz del Evangelio. Ser una expresión de la Iglesia en salida
INVOLUCRARSE: con todos, pero en especial con los más necesitados, achicando distancias, sufriendo con el que sufre y alegrarse con quien está
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Alegre. Ser un ejemplo de la opción preferencial por los pobres y excluidos,
ACOMPAÑAR: a todos los ciudadanos respetando sus derechos y sin imponerles cargas innecesarias ni intereses egoístas. Distinguirse como discípulo de Jesús que practica el mandamiento del amor fraterno (cf. Jn 13,35)
FRUCTIFICAR: dandolavida,siendotestigosensituacionesconcretasyoler a pueblo con el perfume del Evangelio. Ser imitador de Cristo
FESTEJAR: dando gracias a Dios por su vocación y participando en las celebraciones de las comunidades eclesiales a las que pertenecen y donde se nutren. Sentir el gozo espiritual de ser pueblo
Terminaría estas reflexiones con cuatro recomendaciones:
1) Tengan plena conciencia de que ser político católico es una hermosa manera de manifestar la vocación y misión del laico bautizado en el mundo: sean, entonces profetas para denunciar y destruir el pecado en la sociedad y, sobre todo anunciar la Nueva Noticia de Jesucristo quien quita el pecado del mundo
2) No tengan miedo de ser cristianos católicos en el ambiente de la política. Tendrán que vencer muchas oscuridades y tentaciones. Sin embargo, Dios ha puesto su mirada en ustedes para que actúen en su nombre en el servicio a los demás. No olviden que Dios les ha dado, en el bautismo y la confirmación la ayuda de su gracia; no les ha dado espíritu de timidez (2 Tim 1,6).
3) Sean audaces, con la creatividad propia del Espíritu. Y esa audacia tiene que llevarlos a que la gente, los hombres y mujeres de nuestras naciones, en especial los pobres, han de llegar a ser lo que su vocación humana encierra: ser el verdadero sujeto social de la democracia, de su pleno e integral desarrollo, de la auténtica liberación en la verdad.
4) Basar sus actuaciones en la Doctrina Social de la Iglesia y sus principios básicos (Derechos humanos-Bien Común-Destino Universal de los Bienes de la tierra-Principio de subsidiariedad-Solidaridad), conocerla y exigir que se les enseñe.
Les garantizo que cuentan con la gracia de Dios, la oración de la Iglesia y la esperanza de un pueblo sufrido que quiere ver en ustedes la presencia de un Dios que libera, engrandece a todos y les recibe con el abrazo lleno de ternura y de amor que le distingue. ¡Animo y adelante en el nombre del Señor!