Ishak Ibrahim, investigador de la Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales “En Egipto, hay musulmanes que rechazan la construcción de iglesias y se unen para atacar a los cristianos”

“En Egipto, hay musulmanes que rechazan la construcción de iglesias y se unen para atacar a los cristianos”
“En Egipto, hay musulmanes que rechazan la construcción de iglesias y se unen para atacar a los cristianos” Miguel Fernández Ibáñez

“Como punto positivo, en Egipto han descendido los discursos de odio de los representantes del gobierno”

“Los líderes cristianos se han puesto de acuerdo para detener el divorcio por la vía de la conversión”

Ishak Ibrahim es investigador de la Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales (EIPR, por sus siglas en inglés), organización que defiende los derechos de las minorías y ofrece asesoramiento legal a las víctimas de la discriminación en Egipto. Antiguo director del departamento de libertad de credo y pensamiento, desde hace un año dirige la unidad de la EIPR que lucha contra la discriminación.

El foco de nuestra conversación con Ibrahim es la comunidad copta, la principal minoría religiosa de Egipto. Se estima que el 10% de la población egipcia pertenece a esta Iglesia que representa al 90% de los cristianos del país de los faraones. “Los obispos locales tienen la capacidad de tomar decisiones y controlar sus diócesis, y hay una nueva generación de sacerdotes que utiliza las redes sociales y que puede criticar las decisiones de la Iglesia. Es una comunidad dinámica”, destaca Ibrahim, en la sede de la EIPR en El Cairo, de la estructura descentralizada de la Iglesia ortodoxa copta.

En Egipto, la Constitución reconoce los derechos de las religiones abrahámicas y estipula como fuente de jurisprudencia la sharia o ley islámica. Al mismo tiempo, considera que las leyes de las propias comunidades rigen el estatus personal de cristianos y judíos en causas como el matrimonio, la herencia o el divorcio. Fuera de estas confesiones, Egipto no reconoce a las minorías y, por tanto, implementa la legislación propia de la mayoría musulmana.

Hermética, rodeada de musulmanes, la comunidad cristiana ha sobrevivido a imperios y autócratas y, desde 1980, al auge del yihadismo, cuya violencia sectaria ha ahondado en las tiranteces interreligiosas, sobre todo en regiones rurales del Alto Nilo. Sin embargo, si se compara con la eras del islamista Anwar al-Sadat y el continuista Hosni Mubarak, la llegada al poder del castrense Abdel Fattah al-Sisi ha supuesto una mejoría. Pero aún queda mucho camino por recorrer para conseguir una sociedad justa e igualitaria: Ishak Ibrahim, que es copto, como delata una pequeña cruz tatuada en su mano, reconoce que aún quedan formas de discriminación que condicionan el día a día de la comunidad copta. 

Obras de remodelación de una iglesia copta en el centro de Luxor.
Obras de remodelación de una iglesia copta en el centro de Luxor.

¿Qué logros ha conseguido la comunidad copta desde 2014, cuando dio inicio la era de Abdel Fattah al-Sisi?

Como punto positivo, han descendido los discursos de odio de los representantes del gobierno; la mayoría habla de ciudadanía, unidad social, derechos para todos los egipcios. Además, el presidente visita en Navidad la catedral copta, mientras que Hosni Mubarak solo enviaba una carta o representante. Otro aspecto positivo es que, tras la enmienda en la Constitución en 2014, existe una cuota para la comunidad copta en el Parlamento.

¿Y qué problemas perduran?

Varios, entre ellos la potestad para poder construir iglesias. En 2016, el Estado redactó una normativa para edificar y renovar iglesias. Por diferentes razones, soy crítico con esta ley. En primer lugar, la ley es distinta a la que hay para poder construir mezquitas, que es mucho más laxa, por lo que existe una discriminación. Además, se requiere la autorización del Aparato de Seguridad, que tiene en cuenta el número de iglesias y cristianos y de sectas en el área, y si existen muestras de rechazo público a la construcción. Estas condiciones hacen que sea muy difícil edificar iglesias, sobre todo en las zonas rurales de Egipto, porque hay musulmanes que rechazan la idea y se unen para atacar a los cristianos.

Otro aspecto negativo son los casos legales por blasfemia. En Egipto, hay juicios por expresar la opinión en los asuntos religiosos y suelen condenar a los cristianos por blasfemia. El Estado puede considerar una declaración como un insulto al islam o a los valores religiosos, y las penas de prisión llegan a los cinco años. Por lo tanto, reclamamos libertad de expresión para todos los egipcios, sin importar su credo.

El divorcio en la comunidad copta es otra causa sensible.

El estatus personal depende del credo y, por lo tanto, hay una ley específica que abarca esta causa. Para los coptos ortodoxos, el Papa Shenouda III era conservador. Estaba en contra del divorcio y cambió la norma para poder divorciarse solo en dos casos: el adulterio y la conversión. Ahora está el papa Tawadros II, que es más abierto que Shenouda III y quiere cambiar la ley y facilitar el divorcio: se podría conseguir también si existe una condena larga de cárcel o si se hace imposible la convivencia. Pero hay que hacerlo a través del Estado, que ha preparado un borrador de ley. Nosotros, como la EIPR, pedimos que se permitan dos caminos para el divorcio: el religioso y el civil, que sería para todos, incluidos los musulmanes.

Pero este divorcio civil conllevaría que los cristianos sean rechazados por su comunidad.

Cuando te casas, firmas dos contratos: el religioso y el civil. Cuando quieres divorciarte, tienes que acudir a una corte de asuntos familiares que implementa las normas establecidas en las diferentes confesiones. Por el momento, los coptos no permiten el divorcio salvo en los dos casos que le he comentado. Luego, si cambias de secta o credo, la norma que rige es la ley islámica. Para ello, tienes que entrar en otra secta cristiana, que tiene que aceptarte. En los años 90 y principios del siglo XXI se conseguía el divorcio por este camino, pero los líderes cristianos se han puesto de acuerdo para detener el divorcio por la vía de la conversión.

Calles del barrio cristiano en Luxor.
Calles del barrio cristiano en Luxor. Miguel Fernández Ibáñez

¿Cómo es la relación entre la comunidad copta y las otras confesiones cristianas de Egipto?

La relación entre las personas es buena y cooperan sin problemas. Con el clero, la situación es diferente. La Iglesia tiene dos discursos: uno oficial, que muestra cooperación entre instituciones, y otro, en el que los clérigos demuestran su ansiedad. Por ejemplo, hace dos años un reconocido clérigo dijo que la Iglesia evangélica es como el adulterio, que no es el verdadero matrimonio cristiano, aunque la Iglesia copta acabó pidiendo disculpas.

Más allá del formalismo, es lo que piensa el clero.

Muestra la mentalidad del clero. En Minya, un cristiano quiso ir a rezar a un templo ortodoxo y fue rechazado porque era evangélico. Los clérigos temen que los feligreses abandonen su secta. Además, hay otra razón: creen ser los cristianos verdaderos.

De forma temporal, la Iglesia copta rompió relaciones con la Santa Sede cuando el papa Francisco dijo que había que dar cobijo en la comunidad cristiana a los colectivos no normativos. ¿Es la Iglesia copta especialmente conservadora?

La atmósfera es diferente. La Iglesia católica está haciendo un revisionismo y apuesta por la sinodalidad y la discusión con otras sectas cristianas y credos como el islam. En Egipto, la coyuntura es difícil: la minoría cristiana vive bajo una mayoría musulmana y teme el efecto que esta causa puede tener en la identidad de la sociedad y en la relación con los feligreses.

En un taller del barrio cristiano de Luxor hay colgados retratos de la Virgen María y Jesucristo.
En un taller del barrio cristiano de Luxor hay colgados retratos de la Virgen María y Jesucristo. Miguel Fernández Ibáñez

En regiones como Minya, ¿es la comunidad copta tan conservadora como la musulmana?

En Minya vive la comunidad copta más numerosa de Egipto: en esa región son alrededor del 30% de la población. Entonces, expresan su identidad y poder: usan las cruces, van a la iglesia, aseguran que son iguales y que tienen los mismos derechos [que los musulmanes]. Por eso, en el día a día pueden estallar problemas entre las comunidades.

¿No están integrados en esas regiones?

Están integrados, pero su ciudadanía se basa en el credo. Si los cristianos fueran una minoría muy reducida, aceptarían las violaciones de sus derechos por parte de la mayoría porque se sentirían pequeños. No podrían decir o hacer nada. En Minya, como son el 30%, rechazan que violen sus derechos.

Nasser se apoyó en la comunidad copta y reprimió a la islamista. Sadat hizo lo contrario. ¿Cómo es la relación con al-Sisi?

En el Gobierno hay un partido salafista [al-Nour, aliado de al-Sisi y enfrentado con los Hermanos Musulmanes] que tiene una visión conservadora y que cree que los cristianos deben tener los derechos estipulados en la sharia, que es la principal fuente de jurisprudencia en la Constitución egipcia. Al mismo tiempo, el Estado muestra una visión abierta del islam en la que, oficialmente, quiere proteger a las minorías y respetar sus derechos. Sé que hay diferencias entre lo que se dice y la realidad, pero creo que vamos en una buena dirección.

Acusan a la comunidad copta de ser connivente con el Gobierno dictatorial de al-Sisi.

Ocurre al mismo nivel que en el resto de la sociedad: algunos coptos están a favor y otros no. En Egipto, la comunidad copta es diversa y dinámica.

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