"Suficientemente humilde (y listo) para cambiar de mentalidad y apuntarse a los nuevos aires que soplan de Roma" Agradable sorpresa final del Nuncio Fratini, que supo cambiar y convertirse a la primavera de Francisco
"Cuando algunos de su 'cuerda' anterior se enrocaron en la antigua dinámica y consideraron a Bergoglio como 'una molesta tempestad pasajera', Fratini tomó partido abiertamente por el Papa Francisco"
"Recuerda a los políticos españoles que, quieran o no, el catolicismo forma parte de nuestra entrañas y de nuestra cultura"
"Adiós a monseñor Fratini, el Nuncio que supo cambiar"
"Adiós a monseñor Fratini, el Nuncio que supo cambiar"
Nunca es tarde...El Nuncio Fratini ha sido siempre, durante toda su larga estadía en España, un hombre de Rouco (no se movía sin el consentimiento del vicepapa español) y de la vieja guardia diplomática vaticana. Se mantuvo siempre tan discreto, que, apenas le conocía la opinión pública. Y, a nivel interno, donde se mostró un poco más activo, aceptaba las invitaciones que le hacían los obispos y manejaba las ternas episcopales con absoluta conexión con los vientos que soplaban de Roma.
Pero los vientos de Roma cambiaron y él, con ellos. Prueba evidente, la última entrevista que acaba de conceder a Alfa y Omega, la revista del arzobispado de Madrid. Cuando algunos de su 'cuerda' anterior se enrocaron en la antigua dinámica y consideraron a Bergoglio como 'una molesta tempestad pasajera', Fratini tomó partido abiertamente por el Papa Francisco. En base al principio siempre sacrosanto de la comunión eclesial: "Porque Papa sólo hay uno, y es el actual".
Disciplina diplomática, se podría objetar. Pero es que el ya Nuncio saliente va más allá y alaba las líneas básicas del pontificado de Francisco: Desde la ternura y la misericordia a la acogida de emigrantes. Y, por eso, señala a Trump y a los ultras europeos (con nombres y apellidos) por crear muros y pretender poner puertas al mar de la emigración de los descartados.
Y, por supuesto, con realismo diplomático recuerda a los políticos españoles que, quieran o no, el catolicismo forma parte de nuestra entrañas y de nuestra cultura y eso es algo que cualquier político minímamente listo tiene que tener en cuenta. Por su propio bien y por el bien del país al que representa.
El Nuncio callado, el nuncio misterioso pone un broche de oro a su estancia en Madrid. Y me hace cambiar rádicalmente de opinión sobre él. Precisamente por eso, porque es lo suficientemente humilde (y listo) para cambiar de mentalidad y apuntarse a los nuevos aires que soplan de Roma. Como bien representante pontificio, sabe que tiene que representar al Papa reinante. Y parece haberlo hecho con sinceridad.
Un gesto público valiente, que lo redime a mis ojos. Porque, personalmente, Fratini nunca se mostró cercano al periodismo de defensa del Vaticano II que hacíamos y hacemos en RD. De hecho, durante estos diez años que pasó en Madrid, nunca tuvo la delicadeza de invitarnos a la recepción del día 29 de junio, la fiesta de la Nunciatura. Y es que, en esos años, la consigna rouquiana era: "A RD, ni agua".
Además, la única vez que vino a buscarme fue para echarme la bronca, porque "defiendes demasiado al Padre Ángel", me dijo. Orgulloso de poder presumir de la amistad del cura que es el mayor icono de la solidaridad en España, así se lo dije. Más aún, le aconsejé que él debería hacer lo mismo. En aquel momento (era el comienzo del pontificado de Francisco), no me hizo caso, pero seguro que hoy me da la razón. El Papa de la ternura, su Papa, pide testigos y apóstoles de la misericordia.
Adiós a monseñor Fratini, el Nuncio que supo cambiar.