Javier Martínez y García Aracil
Y llegó la nota ratificando todo lo publicado por Religion Digital, pero dejándose en el tintero matices y tratando de camuflar otros. Como un chiquillo al que pillan infraganti. Y ya se sabe que, cuando la transparencia se ejercita a medias, se cae en la oscuridad. No hay peor mentira que una verdad a medias.
Martínez tiene un problema muy gordo, frente al que reaccionó, como contó aquí Jesús Bastante, tarde y mal. Y eso, con este Papa, puede costarle el puesto en Granada. Francisco no admite dudas ni indecisiones en temas de moral o de dineros. La impunidad se ha terminado para los prelados. Y si no, que se lo pregunten al ya arzobispo emérito de Zaragoza, Manuel Ureña.
El caso es que RD marcó la agenda de la Plenaria con sus informaciones sobre el escándalo de los abusos de Granada. Por eso, periodistas de prensa, radio y televisión buscaban a monseñor Martínez, el ausente. Con la disculpa de asistir al funeral de monseñorAzagra, obispo emérito de Cartagena.
Por una vez y desde hace más de 20 años, Rouco no era el centro ni estaba en el centro de la mesa presidencial. Quizás por eso, al llegar y tras saludar a sus pares, buscaba su nuevo lugar en la presidencia.
Con Blázquez en la presidencia, Añastro suena más claro, más profético y más franciscano.
De hecho, en su discurso se dejó sentir el latido de la calle, como desde aquí pedíamos hace unos días. Con una denuncia tajante de la corrupción y una invitación a la regeneración ética.
Nuevos aires en Añastro en el fondo y en la forma. Por ejemplo, Rouco nunca se detenía con los periodistas al final de las Plenarias. Blázquez sí lo hizo y, allí, a pie de puerta de entrada de la asamblea, respondió a todas las preguntas que se le hicieron. Y, además, dio las gracias a los medios "por la labor que hacéis".
Los obispos que reciben más parabienes son los protagonistas de los últimos nombramientos: Cañizares, Osoro, Morga o Franco.
Otro protagonista de la asamblea fue García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz, cuyo despilfarro denunciaron también aquí sus propios curas. Sentado y serio, se hacía la víctima con todos los colegas que se acercaban a saludarlo y con su voz afónica clamaba a la persecución contra él.
Al lado de los periodistas, las fuerzas vivas de la Iglesia: los líderes de Caritas y Manos unidas. Muchas felicitaciones recibe, en concreto, Sebastián Mora, secretario general de Caritas, por su brillante papel en el programa de Ana pastor. ¡Qué buen portavoz episcopal daría!
Entre los ausentes, el cardenal Amigo . Entre las presencias señaladas, las de Uriarte y Sánchez, este último con gafas oscuras, porque le acaban de operar de la vista. Y, entre Atilano y Del Hoyo, un obispo negro.
José Manuel Vidal