"Sorprende que el Papa no haya querido ni quiera debatir unos temas ya resueltos en las sociedades democráticas avanzadas" Expresiones ofensivas del papa Francisco
"En el encuentro del Papa Francisco del pasado lunes 20 de mayo con los obispos italianos, se mostró muy rígido con los homosexuales al no admitirles su acceso en los seminarios porque 'ya había mucho mariconeo'"
"En otro encuentro a puerta cerrada con jóvenes sacerdotes de Roma, el Papa hizo otras declaraciones despectivas hacia las mujeres, al animarlos a dejar de lado los cotilleos porque "son cosa de mujeres" y afirmó con contundencia y convencimiento que "nosotros (los hombres) llevamos pantalones y debemos decir las cosas"
"Y para que quede claro, Francisco ha denegado lo que tenía en mente: el acceso de las mujeres al diaconado, cerrándoles incluso la pequeña y poco significativa puerta de acceso a la jerarquía para mantener la tradición patriarcal de la Iglesia, iniciada no por Jesús, sino por Pablo de Tarso"
"Con esas declaraciones, el papa Francisco se mantiene en la tradición, sin haberse decidido, después de un decenio de pontificado, a poner en marcha la construcción de una Iglesia en salida que se ponga a andar"
"Y para que quede claro, Francisco ha denegado lo que tenía en mente: el acceso de las mujeres al diaconado, cerrándoles incluso la pequeña y poco significativa puerta de acceso a la jerarquía para mantener la tradición patriarcal de la Iglesia, iniciada no por Jesús, sino por Pablo de Tarso"
"Con esas declaraciones, el papa Francisco se mantiene en la tradición, sin haberse decidido, después de un decenio de pontificado, a poner en marcha la construcción de una Iglesia en salida que se ponga a andar"
En el encuentro del Papa Francisco del pasado lunes 20 de mayo con los obispos italianos, se mostró muy rígido con los homosexuales al no admitirles su acceso en los seminarios porque “ya había mucho mariconeo”. También reconoció que “había mucho mariconeo en el Vaticano”. Esas palabras han generado un gran rechazo, especialmente por parte de los cristianos homosexuales.
Si en la Iglesia “caben todos”, como Francisco ha afirmado en varias ocasiones, no deja de mostrar su pensamiento homófobo en contra de ese colectivo, ya que no permite que sean admitidos en los seminarios, ni recibir la orden clerical, ni casarse. Deben conformarse con una simple y corta bendición que dure entre 10 y 15 segundos. De ese modo niega que quepan todoslos cristianos en la Iglesia en igualdad de condiciones, en contra de las primeras comunidades cristianas igualitarias y en contra del primer artículo de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Meto una pata y meto la otra. Después de hablar del mariconeo, ahora el Papa Francisco afirma que cotillear -chismear- "es cosa de mujeres" y que los hombres "llevamos los pantalones". No son sus mejores días para hablar. pic.twitter.com/P4xAu6BDqz
— La Historia USA (@LaHistoriaUSA) May 31, 2024
En otro encuentro a puerta cerrada con jóvenes sacerdotes de Roma, el Papa hizo otras declaraciones despectivas hacia las mujeres, al animarlos a dejar de lado los cotilleos porque “son cosa de mujeres” y afirmó con contundencia y convencimiento que “nosotros (los hombres) llevamos pantalonesy debemos decir las cosas”. En pocas palabras: que las mujeres hablan de cosas superficiales que no tienen la menor importancia, siendo los hombres los que deben hablar y llevar la batuta para dirigir la Iglesia; son ellos, y solo ellos, los que deben llevar los hábitos clericales, los que administren los sacramentos, los que prediquen la palabra de Dios, los que lleven la mitra o el báculo; símbolos de los poderes religiosos, políticos y sociales como viene sucediendo desde hace siglos.
Y para que quede claro, Francisco ha denegado lo que tenía en mente: el acceso de las mujeres al diaconado, cerrándoles incluso la pequeña y poco significativa puerta de acceso a la jerarquía para mantener la tradición patriarcal de la Iglesia, no iniciada por Jesús de Nazaret que eligió a las mujeres como primeras apóstoles anunciadoras de su resurrección, sino por Pablo de Tarso como confirman estas citas:
1 Corintios 11:13
Juzgad vosotros mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta?
1 Corintios 14:35
Y si quieren aprender algo, que pregunten a sus propios maridos en casa; porque no es correcto que la mujer hable en la iglesia.
Efesios 5:22
Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor.
1 Timoteo 2:11
Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia.
1 Timoteo 2:12
Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada.
No cabe la menor duda, por tanto, que esa marginación de la mujer va en contra del mensaje de Jesús que otorgó a la mujer una dignidad de la que carecía en la sociedad en la que vivió, defendiendo siempre el trato igualitario a hombres y mujeres.
Con esas declaraciones, el papa Francisco se mantiene en la tradición, sin haberse decidido, después de un decenio de pontificado, a poner en marcha la construcción de una Iglesia en salida que se ponga a andar. Para que eso ocurra hay que tomar una decisión imprescindible para ir haciendo camino: no desandar el camino realizado, volviendo hacia atrás, como magistralmente lo expresa Antonio Machado.
Caminante no hay camino
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Antonio Machado
Es muy preocupante que el papa Francisco, en su programa de avanzar hacia la renovación de la Iglesia, pusiera varios obstáculos que preconizaron un avance poco significativo con el objetivo evidente y palpable de no desprenderse de la tradición.
Se expresó así: "No podemos seguir insistiendo en cuestiones referentes al aborto, al divorcio, al matrimonio homosexual, a la eutanasia o al uso de anticonceptivos". También ha dejado muy clara su oposición a revisar el celibato obligatorio de la clerecía: otra muestra de la misoginia de la Iglesia al apartar a las mujeres de tener relaciones sexuales con clérigos, considerando el celibato y la virginidad superiores al matrimonio. El reformista Martín Lutero (1483-1546) pensó lo contrario, al defender con convicción el matrimonio de los sacerdotes porque consideraba que, así, las mujeres cumplían con su cometido de tener hijos y los hombres podían dedicarse mejor al servicio religioso. El matrimonio suponía la herramienta más precisa frente a comportamientos sexuales pecaminosos.
Sorprende que el Papa no haya querido ni quiera debatir unos temas que ya están resueltos en las sociedades democráticas avanzadas. El estatus de la Iglesia ocupa uno de los últimos vagones del tren del progreso, cuando debería ser uno de los primeros, como así deseó y pensó su fundador: Jesús de Nazaret, que no tuvo pelos en la lengua ni le tembló el pulso para proponer con la palabra y actuar con los hechos a favor de una sociedad igualitaria, solidaria con los vulnerables y sobre todo practicando el amor entre unos y otros como condición para evitar odios, venganzas o guerras.
Resulta paradójico que el Papa de la primavera haya tomado una actitud inmovilista, que no hace ningún bien a la iglesia, ni a los creyentes, ni a la sociedad en general, y que en una entrevista haya hecho mención a los peligros del dogmatismo.
En una reciente entrevista con Norah O'Donnel, el papa Francisco advertía contra los peligros del dogmatismo: "Un conservador es alguien que se aferra a algo y no quiere mirar más allá. Es una actitud suicida, porque una cosa es tener en cuenta la tradición, considerar las situaciones del pasado, y otra encerrarse en una caja dogmática".
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