Los optimistas disfrutan y…
Enfermos y Debilidad
| José María Lorenzo Amelibia
Los optimistas disfrutan y…
(Okdiario)
Los optimistas disfrutan de una personalidad que les impulsa más a ver lo bueno que lo malo con relación a las situaciones de su existencia. A otros, por el contrario, su pesimismo les lleva a un estado de ánimo triste y decaído y a una visión catastrófica de la vida. La felicidad de la persona es posible sea cual sea el temperamento de cada uno. Lo tienen algo más difícil los pesimistas, pero si se conocen pueden llegar a un equilibrio perfecto, a un proyecto de vida lleno de amor a sí mismos y a los otros, con gran afición al trabajo y a la cultura.
Hemos de saber enfrentarnos a la vida. Son inevitables los disgustos, sinsabores, errores, altibajos y contratiempos, pero es preciso vencer estas situaciones. Algunas cosas buenas tenía el famoso Don Pablo del prestigioso serial televisivo “Cuéntame cómo pasó”: sabía encarar las circunstancias más negativas y aprovecharlas como experiencia positiva. Es el favor que hacen a nuestra vida todos los infortunios a quien sabe encajarlos.
Por supuesto que ni el estrés, ni el agotamiento físico han de acabar necesariamente en depresión. Aunque hemos de vigilar estas situaciones porque también pueden darnos otros disgustos como una afección de estómago o de corazón. Pero siempre buscar en todo el lado positivo y no dejarnos llevar hacia el abatimiento total. Estimularnos para comprendernos mejor a nosotros mismos; asumir nuestra propia biografía; superar las heridas del pasado. Somos conscientes de que todo esto nos ayuda a madurar.
Es necesario fortalecer nuestra personalidad. Aun en el caso de haber caído en un trastorno mental grave es preciso salir de él con optimismo. Raquel sufrió un trastorno bipolar, pero no se amilanaba ni siquiera en las crisis, y declaró ante una periodista del Diario de Navarra: “A pesar de la enfermedad llevo una vida normal. He de tomar medicación y seguir unos cuidados. Procuro estar siempre ocupada, trabajar en los cursos que me ofrecen, fijarme en lo positivo de la vida. He tenido unos padres que me quieren, un esposo que no me dejó abandonada y un trabajo que me espera.”
Es necesario saber tolerar con paz las frustraciones. La felicidad absoluta no existe. Hay que aspirar a esa felicidad relativa, la que encontramos a la orilla del camino. Esa mezcla sabia de amor, cultura, trabajo y sencilla diversión, junto a ese gracejo o toque de humor en la vida. Y expresándolo con unas sentencias axiomáticas: fortalecer la voluntad; reconciliarse con el pasado; apoyarse en la familia y amigos; confiar en Dios; mandar mensajes positivos a nuestro cerebro; fomentar el sentido del humor ante los contratiempos; buscar hasta encontrar el sentido de la vida.
José María Lorenzo Amelibia
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