Dios: ni amado ni necesitado
En siglos pasados. más de un santo se quejó amargamente porque Dios-Amor no era amado. Hoy día, somos muchos los creyentes que palpamos con dolor una triste realidad: Dios, Amor, el Creador, Señor y Padre nuestro, no es ni amado, ni necesitado. En concreto, para una mayoría de personas adultas (muchas de ellas bautizdas) y que viven en el mundo secularista occidental, Dios no existe; el hombre posmoderno practica los criterios del ateísmo y del secularismo: el hombre se basta por sí mismo. Son algunas de las teorías de Marx, Nietsche y Sartre, El hombre de la ciudad secular, sin haber leído o escuchado a estos autores, pone en práctica sus doctrinas. Basta con leer los periódicos, escuchar la radio o ver la TV para comprobar el hecho que lamentamos. A lo más se habla de religiones, de personas religiosas comprometidas en obras de caridad, de la vida eclesial o del derecho a la enseñanza religiosa….pero sin nombrar a Dios como el gran protagonista. Y se da el caso de familias de padres, fervorosos creyentes, cuyos hijos no quieren que sus padres les hablen de temas relacionados con Dios. Por supuesto, rechazan el ir a misa.
Esta ausencia de Dios da pié para tratar una de las impresiones fuertes, (además de la crisis de la verdad-mentira y de la justicia-corrupción),: para el creyente convencido, comprobar cómo: Dios, su valor máximo y la Persona que da sentido a su existencia, no tiene sitio en el mundo actual.
El Sí y el No a Dios
La respuesta ante Dios admite el «no» del rechazo, la indiferencia, la mayor o menor ignorancia, la incoherencia religiosa, la actitud crítica o la manipulación fanática, Y la respuesta del “sí” se manifiesta en el respeto a Dios, la religiosidad coherente, la obediencia y confianza de hijo y la vida de comunión hasta llegar a la amistad interpersonal. El católico, además de la respuesta religiosa y la teologal, goza de las riquezas, obligaciones y exigencias, de su opción sacramental-eclesial por Dios.
La opción por Dios, común a todo creyente, es la religiosa. Su vivencia está desarrollada por la religiosidad, y, más en concreto, por las exigencias de los tres primeros mandamientos del decálogo.
El «no» dado a Dios está contenido en el rechazo de los ateos, la indiferencia agnóstica, la autonomía de los secularistas y las injusticias contra el prójimo. Respuesta negativa, pero no de rechazo, se da en muchas incoherencias y en muchas deformaciones de la opción religiosa especialmente en el fundamentalismo que practica el terrorismo.
La impresión fuerte en el área religiosa surge al comparar lo que es Dios según la fe cristiana y en algunas religiones: el Creador, Señor, Amor, Juez y Salvador, con la realidad de un Dios rechazado por una parte de la humanidad: un Dios que no despierta interés alguno y sí la indiferencia, sobre todo en la cultura occidental. Un Dios que es manipulado por los creyentes de una falsa religiosidad. Y un Dios que es criticado y hasta insultado por creyentes sin formación religiosa.
El Dios Creador, rechazado por la criatura
Increíble: Dios es considerado como antivalor para el hombre y rechazado porque “no le sirve”. Frente al creyente que considera a Dios como el Valor de los valores, están los millones de personas para quienes Dios nada significa. Millones de ellas viven de espaldas a Dios al que juzgan como un antivalor para el hombre. Más aún, está el rechazo del ateísmo en sus diferentes manifestaciones. ¿Cuántos serán los ateos que rechazan a Dios? En el año 2000 se calculaba que eran unos 262.447.550 (un 4,2% de la humanidad. Hoy,más-
Modalidades del rechazo
La ruptura con Dios presenta diversas modalidades: el ateísmo científico, la interpretación atea del marxismo, el psicoanálisis de índole atea, la interpretación nihilista de Nietzsche y el ateísmo existencialista de Sartre. Y, últimamente, algunas doctrinas posmodernas que acentúan la hostilidad hacia Dios y lo religioso.
Las razones del rechazo.
El mundo “sin Dios”, además de arrogarse la plena autonomía para el hombre, presenta varias razones para justificar la negación de un Tú divino personal. Y así, los ateos argumentan que: Dios, como todo pensamiento abstracto, universal o metafísico, es una hipótesis inútil para la ciencia. Otras razones:
-El hombre no necesita de Dios porque Dios ha muerto una vez que ha nacido el super-hombre.
-La convicción que anima al ateísmo de Feuerbach es muy radical: el hombre no mantiene relaciones con alguien que ni existe ni es necesario. Dios es una criatura del hombre, fruto de su necesidad: “Dios no hizo al hombre a su imagen y semejanza, sino que es el hombre quien crea a Dios a su imagen y semejanza”.
-Para otros, es inaceptable la existencia de un Dios «absurdo» que bloquea la libertad humana.
-Dios y la religión son fuentes de enfermedades y, por lo tanto, incompatibles con la salud psíquica.
-La causa de muchas injusticias están en Dios y en la religión como estructura.
-El mal y el dolor de los inocentes son incompatibles con la existencia de un Dios bueno que todo lo puede pero que permite el sufrimiento en el mundo y la muerte de personas inocentes.
¿Alguna actitud y respuesta más? Resuelta más doloroso que el rechazo directo de Dios, la indiferencia ante el tema religiosa y ante el mismo Dios.
Esta ausencia de Dios da pié para tratar una de las impresiones fuertes, (además de la crisis de la verdad-mentira y de la justicia-corrupción),: para el creyente convencido, comprobar cómo: Dios, su valor máximo y la Persona que da sentido a su existencia, no tiene sitio en el mundo actual.
El Sí y el No a Dios
La respuesta ante Dios admite el «no» del rechazo, la indiferencia, la mayor o menor ignorancia, la incoherencia religiosa, la actitud crítica o la manipulación fanática, Y la respuesta del “sí” se manifiesta en el respeto a Dios, la religiosidad coherente, la obediencia y confianza de hijo y la vida de comunión hasta llegar a la amistad interpersonal. El católico, además de la respuesta religiosa y la teologal, goza de las riquezas, obligaciones y exigencias, de su opción sacramental-eclesial por Dios.
La opción por Dios, común a todo creyente, es la religiosa. Su vivencia está desarrollada por la religiosidad, y, más en concreto, por las exigencias de los tres primeros mandamientos del decálogo.
El «no» dado a Dios está contenido en el rechazo de los ateos, la indiferencia agnóstica, la autonomía de los secularistas y las injusticias contra el prójimo. Respuesta negativa, pero no de rechazo, se da en muchas incoherencias y en muchas deformaciones de la opción religiosa especialmente en el fundamentalismo que practica el terrorismo.
La impresión fuerte en el área religiosa surge al comparar lo que es Dios según la fe cristiana y en algunas religiones: el Creador, Señor, Amor, Juez y Salvador, con la realidad de un Dios rechazado por una parte de la humanidad: un Dios que no despierta interés alguno y sí la indiferencia, sobre todo en la cultura occidental. Un Dios que es manipulado por los creyentes de una falsa religiosidad. Y un Dios que es criticado y hasta insultado por creyentes sin formación religiosa.
El Dios Creador, rechazado por la criatura
Increíble: Dios es considerado como antivalor para el hombre y rechazado porque “no le sirve”. Frente al creyente que considera a Dios como el Valor de los valores, están los millones de personas para quienes Dios nada significa. Millones de ellas viven de espaldas a Dios al que juzgan como un antivalor para el hombre. Más aún, está el rechazo del ateísmo en sus diferentes manifestaciones. ¿Cuántos serán los ateos que rechazan a Dios? En el año 2000 se calculaba que eran unos 262.447.550 (un 4,2% de la humanidad. Hoy,más-
Modalidades del rechazo
La ruptura con Dios presenta diversas modalidades: el ateísmo científico, la interpretación atea del marxismo, el psicoanálisis de índole atea, la interpretación nihilista de Nietzsche y el ateísmo existencialista de Sartre. Y, últimamente, algunas doctrinas posmodernas que acentúan la hostilidad hacia Dios y lo religioso.
Las razones del rechazo.
El mundo “sin Dios”, además de arrogarse la plena autonomía para el hombre, presenta varias razones para justificar la negación de un Tú divino personal. Y así, los ateos argumentan que: Dios, como todo pensamiento abstracto, universal o metafísico, es una hipótesis inútil para la ciencia. Otras razones:
-El hombre no necesita de Dios porque Dios ha muerto una vez que ha nacido el super-hombre.
-La convicción que anima al ateísmo de Feuerbach es muy radical: el hombre no mantiene relaciones con alguien que ni existe ni es necesario. Dios es una criatura del hombre, fruto de su necesidad: “Dios no hizo al hombre a su imagen y semejanza, sino que es el hombre quien crea a Dios a su imagen y semejanza”.
-Para otros, es inaceptable la existencia de un Dios «absurdo» que bloquea la libertad humana.
-Dios y la religión son fuentes de enfermedades y, por lo tanto, incompatibles con la salud psíquica.
-La causa de muchas injusticias están en Dios y en la religión como estructura.
-El mal y el dolor de los inocentes son incompatibles con la existencia de un Dios bueno que todo lo puede pero que permite el sufrimiento en el mundo y la muerte de personas inocentes.
¿Alguna actitud y respuesta más? Resuelta más doloroso que el rechazo directo de Dios, la indiferencia ante el tema religiosa y ante el mismo Dios.