LOS MANDAMIENTOS DEL ABUELO
Para lograr la realización personal
El ahora jubilado setentón, recuerda cómo de joven admiraba a su abuelo y la mucha atención que prestaba a los “ocho mandamientos” o consejos para conseguir la realización personal. Su admiración se debía, entre otras razones, a la coherencia palpable de aquel venerable anciano que predicaba lo que vivía: los ocho mandamientos que impartía reflejaban su conducta.
Pero ahora, el mismo jubilado setentón, se siente incapaz de exponer los mismos “mandamientos” a sus hijos “cuarentones”, y, ni mucho menos, a sus nietos mayores. Cierto que lo intentó pero fracasó. Y es que “los tiempos han cambiado mucho”, le decían sus hijos; “no estamos para imperativos como en los tiempos del abuelo, la autoridad ha sucumbido ante la libertad de los jóvenes. A lo sumo, escuchamos alguna que otra sugerencia pero solamente en tono “indicativo”, no “imperativo”.
Este artículo recoge los ocho mandamientos “del abuelo del abuelo setentón”. Con el tono imperativo y con explicaciones que amplían “lo que había que hacer”.
Valores, personalidad e historia
1ª Elige bien los valores que darán sentido a tu vida, pero con verdad, honestamente, y sin complejos.
Que los fundamentos de tu personalidad sean sólidos; que puedan influir en el trato con el prójimo y alcanzar las metas que te propones en tu vida. Con los valores humanos, tendrás seguridad tanto en los éxitos como en los fracasos; asumirás con paz las limitaciones personales y las de tu historia, integrada por acontecimientos positivos y negativos. Claro está, que para esta elección necesitas saber quién eres tú y conocer bien tu propia personalidad, mantener una autoestima equilibrada y cultivar como gran virtud la aceptación de ti mismo
La meta, la felicidad y el amor
2ª Sé prudente para seleccionar los objetivos que pretendes conseguir.
Tu sentido común es imprescindible para saber lo que quieres y hacia dónde te diriges: ¡defínete ante la vida! Tienes derecho a la felicidad, denominador común de las esperanzas e ilusiones que integrarán el proyecto o ideal de toda persona. Pero alimenta como ley fundamental de toda convivencia la ilusión de amar y de ser amado, de ser feliz y de hacer feliz al prójimo. Y recuerda: la esperanza cristiana enriquece y da plenitud a todas las metas y valores humanos.
Compromisos y responsabilidad
3º Cumple con responsabilidad los compromisos y exigencias aceptados
La madurez humana se mide por la responsabilidad a la hora de cumplir con fidelidad las obligaciones y tareas aceptadas. Para ello, enfoca la libertad no como libertinaje, esclava del egoísmo, sino como el servicio responsable y desinteresado.
Valor ante los obstáculos
4ª Responde con firmeza a los obstáculos y dificultades que encontrarás en la vida
Fortifica tu voluntad para responder con decisión y firmeza a cuanto se oponga en tu camino, bien como dificultades normales, o bien como obstáculos al parecer insuperables. Urge para ello el esfuerzo, el sacrificio, la paciencia, la constancia y el dominio sobre los impulsos descontrolados. Aprende a “saber reírte” de las “depresiones” y desánimos, sobre todo cuando son fruto del orgullo o de los deseos imposibles. Tu gran criterio: actuar según la opción fundamental elegida. Y acostúmbrate a reaccionar con paz, perseverancia y paciencia, ante las dificultades persistentes. También, a superar lo negativo de la vida, (la cruz), con paz, gozo y hasta con gratitud.
La opción fundamental y las motivaciones
5ª Cultiva un amor y unas motivaciones que te empujarán a la coherencia.
Encontrar una opción fundamental es decisivo para la realización de la persona. Porque tal opción, amor apasionante, hacia la familia, la fe o cualquier ideología de índole política. Es la fuente-raíz de muchas motivaciones que a su vez facilitarán el sacrificio. Piensa en el amor de una madre, en la pasión por el arte o la política. Porque por el amor a los hijos, a la patria o la fe, no falta quien esté dispuesto a dar la vida, de una vez o día tras día.
Ante los errores y las ofensas
6ª Reconoce sin desanimarte los fallos, errores y ofensas cometidas
No te creas perfecto. Como todo ser humano, cometerás errores y ofensas. Te ensalzarán y te humillarán. Sentirás orgullo, vergüenza y deseos de vengarte. Experimentarás momentos de euforia y depresión. Calma. Actúa el amor a la verdad, la humildad, para reconocer tus errores, saber excusarte ante quien ofendiste y levantar el ánimo caído. Te aconsejo también que sofoques al principio los recuerdos históricos negativos, el mal que sufriste y que conducen al rencor, el resentimiento, la venganza...y la pérdida de la paz. En cuanto a las preocupaciones, el amor a la verdad total las relativizará al poder analizar con serenidad las causas y las soluciones, lo que te falta y lo que tienes. Ten el valor de aceptar con paz lo inevitable y de luchar con energía para superar los problemas que se pueden resolver.
Ayudas y coherencia
7ª Pon en práctica, coherentemente, los medios y ayudas que necesitas
Tú, como todo el mundo, necesitas medios internos y ayudas externas para tu realización personal. Todo coordinado con un proyecto concreto de tareas y relaciones revisado con frecuencia. Con realismo y coherencia utiliza lo que te conviene y recibe lo que necesitas de parte de quienes pueden ayudarte. Ahora te recuerdo o repito, algunas virtudes y ejercicios como: la aceptación de sí mismo; las motivaciones ampliadas y profundizadas; la interiorización progresiva de las exigencias; el autoconocimiento; la práctica de la autoliberación; la comprensión y humildad. Y también ayudarte con las técnicas de relajación.
El estilo de vida
8ª Vive con ilusión, entusiasmo, coherencia y radicalidad
Ilusionada es la persona que tiene una esperanza, un ideal o proyecto atractivo que vive con amor, alegría y entusiasmo.
Entusiasmado, quien manifiesta un amor desbordante a modo de pasión ardiente por el ideal-proyecto-misión o esperanza que se convierte en “la mística” de su vida
Radicalizado, quien actúa con decisión y energía, fuerte ante los obstáculos y coherente con el ideal elegido hasta llegar a la donación total.
En artículos posteriores, expondré los mandamientos del abuelo en un tono “indicativo”, más apropiado a la mentalidad de nuestros días.
El ahora jubilado setentón, recuerda cómo de joven admiraba a su abuelo y la mucha atención que prestaba a los “ocho mandamientos” o consejos para conseguir la realización personal. Su admiración se debía, entre otras razones, a la coherencia palpable de aquel venerable anciano que predicaba lo que vivía: los ocho mandamientos que impartía reflejaban su conducta.
Pero ahora, el mismo jubilado setentón, se siente incapaz de exponer los mismos “mandamientos” a sus hijos “cuarentones”, y, ni mucho menos, a sus nietos mayores. Cierto que lo intentó pero fracasó. Y es que “los tiempos han cambiado mucho”, le decían sus hijos; “no estamos para imperativos como en los tiempos del abuelo, la autoridad ha sucumbido ante la libertad de los jóvenes. A lo sumo, escuchamos alguna que otra sugerencia pero solamente en tono “indicativo”, no “imperativo”.
Este artículo recoge los ocho mandamientos “del abuelo del abuelo setentón”. Con el tono imperativo y con explicaciones que amplían “lo que había que hacer”.
Valores, personalidad e historia
1ª Elige bien los valores que darán sentido a tu vida, pero con verdad, honestamente, y sin complejos.
Que los fundamentos de tu personalidad sean sólidos; que puedan influir en el trato con el prójimo y alcanzar las metas que te propones en tu vida. Con los valores humanos, tendrás seguridad tanto en los éxitos como en los fracasos; asumirás con paz las limitaciones personales y las de tu historia, integrada por acontecimientos positivos y negativos. Claro está, que para esta elección necesitas saber quién eres tú y conocer bien tu propia personalidad, mantener una autoestima equilibrada y cultivar como gran virtud la aceptación de ti mismo
La meta, la felicidad y el amor
2ª Sé prudente para seleccionar los objetivos que pretendes conseguir.
Tu sentido común es imprescindible para saber lo que quieres y hacia dónde te diriges: ¡defínete ante la vida! Tienes derecho a la felicidad, denominador común de las esperanzas e ilusiones que integrarán el proyecto o ideal de toda persona. Pero alimenta como ley fundamental de toda convivencia la ilusión de amar y de ser amado, de ser feliz y de hacer feliz al prójimo. Y recuerda: la esperanza cristiana enriquece y da plenitud a todas las metas y valores humanos.
Compromisos y responsabilidad
3º Cumple con responsabilidad los compromisos y exigencias aceptados
La madurez humana se mide por la responsabilidad a la hora de cumplir con fidelidad las obligaciones y tareas aceptadas. Para ello, enfoca la libertad no como libertinaje, esclava del egoísmo, sino como el servicio responsable y desinteresado.
Valor ante los obstáculos
4ª Responde con firmeza a los obstáculos y dificultades que encontrarás en la vida
Fortifica tu voluntad para responder con decisión y firmeza a cuanto se oponga en tu camino, bien como dificultades normales, o bien como obstáculos al parecer insuperables. Urge para ello el esfuerzo, el sacrificio, la paciencia, la constancia y el dominio sobre los impulsos descontrolados. Aprende a “saber reírte” de las “depresiones” y desánimos, sobre todo cuando son fruto del orgullo o de los deseos imposibles. Tu gran criterio: actuar según la opción fundamental elegida. Y acostúmbrate a reaccionar con paz, perseverancia y paciencia, ante las dificultades persistentes. También, a superar lo negativo de la vida, (la cruz), con paz, gozo y hasta con gratitud.
La opción fundamental y las motivaciones
5ª Cultiva un amor y unas motivaciones que te empujarán a la coherencia.
Encontrar una opción fundamental es decisivo para la realización de la persona. Porque tal opción, amor apasionante, hacia la familia, la fe o cualquier ideología de índole política. Es la fuente-raíz de muchas motivaciones que a su vez facilitarán el sacrificio. Piensa en el amor de una madre, en la pasión por el arte o la política. Porque por el amor a los hijos, a la patria o la fe, no falta quien esté dispuesto a dar la vida, de una vez o día tras día.
Ante los errores y las ofensas
6ª Reconoce sin desanimarte los fallos, errores y ofensas cometidas
No te creas perfecto. Como todo ser humano, cometerás errores y ofensas. Te ensalzarán y te humillarán. Sentirás orgullo, vergüenza y deseos de vengarte. Experimentarás momentos de euforia y depresión. Calma. Actúa el amor a la verdad, la humildad, para reconocer tus errores, saber excusarte ante quien ofendiste y levantar el ánimo caído. Te aconsejo también que sofoques al principio los recuerdos históricos negativos, el mal que sufriste y que conducen al rencor, el resentimiento, la venganza...y la pérdida de la paz. En cuanto a las preocupaciones, el amor a la verdad total las relativizará al poder analizar con serenidad las causas y las soluciones, lo que te falta y lo que tienes. Ten el valor de aceptar con paz lo inevitable y de luchar con energía para superar los problemas que se pueden resolver.
Ayudas y coherencia
7ª Pon en práctica, coherentemente, los medios y ayudas que necesitas
Tú, como todo el mundo, necesitas medios internos y ayudas externas para tu realización personal. Todo coordinado con un proyecto concreto de tareas y relaciones revisado con frecuencia. Con realismo y coherencia utiliza lo que te conviene y recibe lo que necesitas de parte de quienes pueden ayudarte. Ahora te recuerdo o repito, algunas virtudes y ejercicios como: la aceptación de sí mismo; las motivaciones ampliadas y profundizadas; la interiorización progresiva de las exigencias; el autoconocimiento; la práctica de la autoliberación; la comprensión y humildad. Y también ayudarte con las técnicas de relajación.
El estilo de vida
8ª Vive con ilusión, entusiasmo, coherencia y radicalidad
Ilusionada es la persona que tiene una esperanza, un ideal o proyecto atractivo que vive con amor, alegría y entusiasmo.
Entusiasmado, quien manifiesta un amor desbordante a modo de pasión ardiente por el ideal-proyecto-misión o esperanza que se convierte en “la mística” de su vida
Radicalizado, quien actúa con decisión y energía, fuerte ante los obstáculos y coherente con el ideal elegido hasta llegar a la donación total.
En artículos posteriores, expondré los mandamientos del abuelo en un tono “indicativo”, más apropiado a la mentalidad de nuestros días.